El miedo seguía apoderándose de mi mente, como una niebla densa que se negaba a despejarse. Había alterado algo, pero no sabía qué ni cómo había afectado el tejido del tiempo. Mi hermana, Aitana, había hablado de cambios, pero no había dado detalles. ¿Qué quería decir con eso? ¿Qué cosas, exactamente, estaban cambiando? Y lo más aterrador de todo: ¿estaba yo realmente listo para enfrentarlo?
El reloj que sostenía en mis manos seguía siendo un enigma. Cada vez que lo miraba, parecía que sus manecillas invisibles me llamaban, me exigían que desvelara su misterio. ¿Qué propósito oculto tenía? ¿Quién lo había creado y por qué había llegado hasta mí? Cada vez que lo tocaba, sentía como si algo me rozara, como si el destino mismo estuviera jugando con mi vida.
La noche llegó sin que me diera cuenta. El sol se ocultó, y las luces del edificio brillaron en las ventanas, reflejando una ciudad que parecía ajena a lo que estaba ocurriendo dentro de mí. Decidí salir de la biblioteca, por una vez intentar despejar mi mente. Mis pasos resonaban en los pasillos desiertos, como una melodía macabra que solo yo podía escuchar. Me sentía atrapado en un juego que no entendía, y al mismo tiempo, no podía dejar de jugar.
Caminar por las calles vacías me dio un respiro momentáneo. El aire fresco me golpeó la cara, pero no logró disipar la opresión que sentía en el pecho. Mis pensamientos eran un caos, y la idea de que el tiempo, el espacio y la historia misma estuvieran cambiando a mi alrededor me resultaba tan incomprensible como aterradora. ¿Cuánto más podría cambiar sin destruirlo todo?
Al llegar a mi departamento, me sorprendió encontrarlo en completo silencio. Aitana había dicho algo sobre recibir un mensaje, pero había una sensación en el aire que me hacía pensar que algo estaba muy mal. De alguna manera, todo estaba conectado con lo que había hecho, y no podía dejar de preguntarme si eso había sido el comienzo de algo mucho mayor.
Mi teléfono vibró nuevamente. Era un mensaje de Elena.
"Luca, ya es tarde para arrepentirse. Si sigues buscando respuestas, te enfrentarás a las consecuencias. La historia ya está cambiando, y la memoria de lo que alguna vez fue está desmoronándose. No todo es como parece."
El mensaje me golpeó como un balazo. Mi respiración se aceleró. ¿Qué significaba eso? ¿Por qué insistía en que ya era tarde para arrepentirme? Lo que había hecho hasta ahora no parecía tan grave. No podía entender la magnitud de sus palabras. ¿Qué consecuencias podría haber? ¿Y cómo podía la historia desmoronarse? ¿No era eso lo que yo había estado buscando, alterar el pasado para hacer las cosas bien?
El pensamiento de que algo tan fundamental como la historia pudiera ser destruido por mis acciones me aterraba. Aun así, algo en mi interior me empujaba a seguir adelante. Necesitaba saber, necesitaba comprender por qué todo esto estaba ocurriendo. El reloj seguía en mis manos, como un recordatorio constante de la decisión que había tomado.
Me tumbé en el sofá, tratando de encontrar algo de claridad en medio de la confusión. Mis ojos se cerraron, y antes de darme cuenta, caí en un sueño pesado, casi febril. La última imagen que vi fue la del reloj en mi mano, su cristal vacío reflejando mi rostro cansado.
Cuando desperté, la luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas. Estaba sudando. El sueño había sido extraño, distorsionado. En él, veía imágenes que no entendía: momentos del pasado, distorsionados y fragmentados, se entrelazaban con escenas del futuro, como un caos temporal que no podía comprender. Y entre todo eso, veía a Elena, observándome desde la distancia, pero con una expresión que ya no podía leer.
Me levanté rápidamente, un nudo en el estómago. Sabía que lo que había soñado no era solo un sueño. Algo estaba sucediendo, algo que no podía controlar. El reloj, en mi mesita de noche, seguía allí, esperándome.
Decidí enfrentarme a la realidad, aunque me aterraba lo que pudiera descubrir. ¿Qué cambios había provocado realmente? ¿Estaba yo siendo manipulado por fuerzas más grandes de las que entendía? ¿Era posible que el reloj fuera más que un simple artefacto? ¿Acaso alguien lo había colocado en mi camino para llevarme hasta aquí?
Mi mente daba vueltas, pero lo único que podía hacer ahora era continuar. No podía retroceder. El pasado ya había sido alterado, y las consecuencias se estaban comenzando a desvelar. No podía quedarme con las manos vacías. Tenía que saber hasta dónde podía llegar. Si la historia cambiaba, tal vez todo lo que conocía también lo haría.
Mientras me preparaba para salir nuevamente, un mensaje más llegó a mi teléfono. Esta vez, no era de Elena.
"Luca, no sabes lo que estás haciendo. El reloj no te está guiando, te está utilizando. No cambies más nada. El precio será más alto de lo que imaginas."
Aitana.
El pánico creció dentro de mí, pero algo en su mensaje me inquietó aún más. El reloj... ¿me estaba utilizando? Si mi hermana había descubierto algo tan profundo, entonces era cierto lo que Elena había dicho: ya no había vuelta atrás. Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, y la verdad era más aterradora de lo que podría haber imaginado.