Han pasado meses que no volví a saber nada de ellos ni de él. Aún no se cuándo volveré o ¿si ellos me dejaron, me abandonaron? ¿Lo que hicieron fue porque ya no me querían? Todo este tiempo preguntándome qué es lo que hice mal.
Ellos con convicción me dijeron que vendrían por mí, no hay un solo día que no deje de ver por casi todas las ventanas que paso por la mansión por si hay algún movimiento fuera del común y todo es igual. Cada vez me decepcionan más.
Por otro lado me está gustando este trabajo, entendí bastante sobre todo el cómo lograr un buen trato y cómo abrirse paso en la oscuridad. En un principio me estuve preguntando sobre lo que estoy haciendo y en el lugar en donde estoy, todo pasa rápido y cuando te das cuenta... ¡es increíble!
No sé que pensar, sentir. Lo que creí sentir por Sebastián ya no lo siento es como si se desvaneciera ese sentimiento, pasajero al parecer.
Pensar. Tampoco sé. Si mis padres me dejaron quiere decir que los únicos en los que puedo confiar son en Clear y el señor Lombardi.
¿Qué hacer?
Lo que pregunto todos los días. ¿Y ahora?
Entra Clear a la habitación y se sienta a mi lado a la orilla de la cama, su aspecto es mejor, solo una vez más le han quedado cicatrices.
—¿Por qué tan triste Safira?
—Estoy confundida. No sé que pensar o sentir —me encojo de hombros.
—¿Pensar o sentir? —asiento confirmando sus dudas—. Sebastián.
—Sí —suspiro mirando a la ventana
—Sabes... ese día en la fiesta que te advertí sobre él es porque sabía que sucedería esto, juega con las chicas —al escuchar eso mis lágrimas quieren salir pero no me permito llorar—, nunca tomó enserio las cosas, esa era su diversión y aún parece que lo es.
No puedo escuchar más. ¿Por qué debió pasar esto? Justo a mí me debía tocar.
Las lágrimas salen por más que las contuve. Sentimiento de desesperación me invade, por haberme enamorado, dolor, por sufrir este amor que... nunca dio un paso. ¿O sea que lloro por algo que no valió la pena?
¿Es enserio Safira?, ¿qué más sigue?
Y hace un rato estaba confundida también. Ahora viene a regañarme mi conciencia, que bien.
Clear me abraza fuerte. Sigo llorando dejando ir esta angustia que contuve por mucho tiempo, el pecho duele como mi cabeza, es tan difícil decidir.
De a poco va terminando el llanto hasta que sólo nos quedamos en silencio abrazadas, necesitaba esto. Luego sentimos alguien más que nos abraza, reconozco que es el señor Lombardi por su característico perfume mentolado.
—Safira, cuenta con nosotros. Estamos aquí para lo que sea.
—Somos como una familia ahora.
Familia.
Espero poder confiar de verdad y que ellos respondan de la misma manera porque esa palabra ya no tiene tanto significado para mí.
—Gracias. No me siento sola, con ustedes estoy completa —ambos sonríen y me dejan un beso en cada mejilla.
Me siento querida, esto hubiese deseado tener con mis padres.
—Vamos a tomar un poco de té así quedas más tranquila —acaricia mi brazo Clear, sonrío como respuesta.
El señor Lombardi también nos acompaña.
—Hoy vendrán a la noche dos personas a hacer unos contratos. Quiero Safira que estés presente, te encargarás del dinero.
—¿Stéfano también me acompañará? —intento no sonreír al nombrarlo.
—No. Él está con José en una de sus prácticas de negocios, volverán mañana.
Suelto un suspiro asintiendo, hace días que no lo veo y es extraño que necesite que esté a mi lado. Es tan diferente cuando estamos solos me hace sentir cómoda y acompañada, no ve nada exagerado en mí cuando le cuento mis cosas o pienso de algo, quisiera pasar más tiempo con él.
Por la tarde vienen los tres profesores que me dan clases. No podía perder el año escolar pero tampoco iba ir a la escuela. ¿Por qué?, no lo sé. Es la norma que puso para mí el señor Lombardi.
□■□■□■□■
Ya en la noche estamos reunidos en la misma sala de siempre, es grande, luces tenues alumbran el lugar, las paredes son bordó oscuro con alguno que otro cuadro pintoresco, y en el centro tiene una gran mesa rectangular de vidrio con muchas sillas, sólo están ocupadas dos al costado y la del señor. Yo estoy atrás de él, de pie.
Es lo mismo de siempre por lo que dejo a mi mente volar lejos de aquí. Aún no puedo dejar de pensar sobre lo de esta mañana todo parece ser verdad, no vendrán por mí. Yo tomé una decisión, y nada ni nadie la hará cambiar porque la única persona que ha cambiado soy yo y mucho. Decidí quedarme y ayudarlos, quiero ser parte de esto, quiero saber más, quiero más.
Entonces aprovecha y presta atención.
—Safira. Por favor acompaña a Luciano y arreglen lo del dinero —la voz del señor me devuelve al presente y de inmediato acato su orden.
—Permiso.
Vamos por un pasillo hacia donde está la "administración". ¿Por qué ese nombre? Tendrían que cambiarlo, sólo es parecido a una bóveda donde dejan el dinero, está lleno de cajas fuertes que por lo que vi algunas, no sólo dinero tienen.
Todo en silencio, él lleva el maletín con el dinero y yo al lado suyo. No reparo mucho en él sólo que es un poco más alto que yo, pero a mitad de camino, agarra mi brazo y hace que pare.
—¿Qué es lo que...?
—Safira venimos por ti. Tus padres nos mandaron. Ellos te quieren de vuelta.
Una opresión en el pecho me deja casi sin respirar.
—¿Cómo? No, eso no es cierto, ellos me dejaron —niego mirando a otra parte.
—Pero quieren que vuelvas, esta es tu oportunidad. Vamos Safira.
Me safo de su agarre y sigo caminando. No se que hacer, yo tomé una decisión y ahora pasa esto.
Al terminar con los fajos de dinero, nos devolvemos y otra vez hace lo mismo.
#1959 en Otros
#361 en Acción
#5139 en Novela romántica
decisiones, mafia amor dolor, mentira traicion y secretos del pasado
Editado: 31.03.2024