Cambiar por Ti

Capítulo 28

Narra Safira:

Algunas cosas debieron cambiar después de lo sucedido aquella vez con Sebastián.
Nunca creí que me traicionaría, volví a confiar pero de nada sirvió esa confianza.

Ahora sigue el tema del casamiento con Fiore. He intentado todo con José para poder parar el asunto, pero no conseguimos suerte.
¿Cómo parar algo tan fuerte?, ¿hay posibilidad de que podamos salir ganando? No... o tal vez si.

El otro asunto está en la chica nueva. Uma. Confirmé mis dudas cuando dijo su edad, quince años. 
No puedo hacer nada por ella, pero sí que no la molesten. Ya le advertí de que no puede desobedecer porque volverá a donde llegó.

Sentada en el sofá de la oficina observo nuevamente los estándares donde están todas las carpetas. Una carpeta llama mi atención. Me levanto y la tomo.

—Esta carpeta es la que vi hace mucho. La historia de los Lombardi —la dejo arriba del escritorio y abro para ver todo.

"Archivo familiar".

—Ariel Lombardi, su hijo Riccardo Lombardi, su esposa Clear Marini.

Leo la del señor Lombardi y doy vuelta la hoja.

—Su esposa por matrimonio arreglado: Lili Valso, y su hijo Sebastián Valso.

Observo la foto en la que salen... cuatro. Ellos con dos niños chicos, una niña y un niño un poco más grande. 
Pero llama mi atención algo. Sebastián no se parece al señor Lombardi, pero a su madre sí.

Busco en las otras hojas por si hay algo más, y la encuentro. Al final hay una hoja... es la verdadera. Está escrita con tinta y la hoja está algo desgastada. 

—Ariel Lombardi. Su hijo Riccardo Lombardi. Matrimonio arreglado: Riccardo Lombardi y Lili Valso —leo todo lo que dice y no me creo una parte—... al aceptar el contrato, Lili contó que tiene un hijo de tres años. Nunca cambiaron la identidad del pequeño, al morir su madre, por respeto a ella dejaron igual su identidad. Él, no podrá ser en algún futuro jefe de la mafia puesto a que no es de sangre Lombardi. El puesto pasará para la joven Safira Lombardi...

¡¿QUÉ QUÉ?!

<< ... la hija biológica de Riccardo Lombardi. Ella, al cumplir sus quince años, será parte de la mafia oficialmente y "La futura guía", la nueva jefa.

O sea que yo... yo...

—Exactamente. Eres una Lombardi pura. Vos arruinaste los planes de mi hermana hace años atrás y luego los míos, eres culpable de todo lo que ha pasado.

Me doy vuelta y veo a Clear. Está vestida todo de negro, muy parecido al de los guardias, saco, polera negra y pantalones negros.

—¿Cómo entraste? —camina acercándose despacio. 

—Conozco muy bien esta mansión —ve las hojas detrás mío—. Sigue leyendo, hay más. 

—No. 

Agarra las hojas y me las pasa. —Lee lo que dice.

—Dije que no —me mantengo alerta ante su acercamiento. 

—Ja ja ja. Muy graciosa —me apunta con su arma—. No querrás salir lastimada... ¿o si?

Maldición no tengo cómo defenderme. No quiero leer porque temo a lo que dice. ¿Qué más habrá? Qué pasó conmigo o... puede ser peor...

Temblando leo lo que sigue. —La muerte de... Lili Valso fue provocado... por una sirvienta de la mansión. Clear Marini...

¿Cómo es que nunca leí todo y busqué esto? Qué ingenua soy.

—Sigue...

—... Sebastián Valso quedó a cargo de Riccardo hasta antes del tiempo del cambio.

—¿Ahora entiendes todo pequeña Safira? —sonríe disfrutando de mi miedo pasando su arma sobre mi cuello.

—No me digas así. 

—¿No, no te gusta? —mi respiración se vuelve irregular.

Alguien la agarra del cuello y la ahorca fuerte alejandola de mí.

—Sal de aquí —aparece Stéfano.

—No... pero...

—¡YA!

Salgo un poco lerda ya que con el embarazo no me permite correr normal.

Escucho disparos en la parte de abajo. Llego a la planta baja y observo desde uno de los costados de la escaleras, veo a los guardias pelear con otros. Seguro que son los de Clear.
Encuentro a Sebastián pero alguien lo arrastra y lo lleva afuera.
Todo es un caos, se disparan unos a otros, se golpean y algunos tratan de cubrir la espalda de sus compañeros. 

Atrás mío se escucha venir alguien. Miro atenta por si algo pasa.

Esto es increíble. Cómo no me di cuenta que ese presentimiento de que algo iba a pasar era esto. Una gran pelea y Clear es la líder de ese grupo.
Se ve muchos muertos otra vez, no tengo cómo defenderme, no sé cómo está Stéfano y Sebastián tampoco. 

Está pasando lo mismo por segunda vez.

—Era fácil eliminar a ese —aparece sonriendo de lado.

—¿Qué le hiciste? —la miro angustiada mientras retrocedo un poco.

—No creo que puedas salir de esta —saca su arma y me apunta, instintivamente cubro mi estómago—. No volverás a ver a nadie más. Este es tu fin Safira Lombardi.

Su mirada ya no es igual. No hay compasión, y provoca terror cuando me mira.

Las ganas de llorar aparecen, no por ser cobarde, sino porque no tengo con qué defenderme y... defender a mi bebé.

Unos disparos se escuchan cerca de mí, me cubro por las dudas pero las balas no impactan a mí sino a Clear, las balas impactaron en su pecho y brazos. Se desangra, hasta que cae a mis pies, cae ya muerta. Y cuando veo quién provocó eso, me quedo de piedra.

No puede ser...

 

Stéfano:

Volví a recuperar mi lugar como mano derecha de la jefa. 
Hace mucho que quería verlo por debajo y aparte de que quería ver la reacción de ella al saber la verdad.

Estuve investigando sobre eso. No así no más iba a hacer que entrara a la mansión esa vez. Yo ya venía investigando de su vida y justo me topé con que había cambiado de apellido de Valso a Montoro. Primero pensé que podría ser una mera casualidad, pero el nombre de sus padres son los mismos que de la jefa. Así que profundicé la investigación y confirmé todas mis dudas. Él, no era el hijo del señor Riccardo.
Así que pensé de por qué no traerlo a la mansión y arreglar todo.

Cuando me junté con él lo primero que hice es regalarle mi sonrisa arrogante e irónica y su mirada fue puro odio. No me importó, y creo que también estaba contento porque se fue de la mansión pero no tanto como saber de que él era policía. Cada uno tenía un punto a favor y en contra. 
Lo pude convencer de que hiciera el trato conmigo, él nos ayudaría y a cambio lo ayudaríamos.
Las cosas se nos fueron de control cuando la jefa terminó internada, Sebastián la acompañó y la ayudó, y yo terminé ignorado totalmente (o bueno, ese tiempo).
Al irnos pude observar de que vino con alguien más, un hombre.
Finjí en que me había ido, pero en realidad fui a dar una vuelta por esa cuadra, me estacioné lejos. Antes de bajarme de la camioneta me coloqué uno de mis abrigos largos y un sombrero. Sí esos típicos de espías. Estaba irreconocible pero no tanto como para que se den cuenta de que los seguía. 
Al acercarme, ellos seguían hablando, me quedé cerca para escuchar algo.

—Quiero que entiendas que todo está seguro, Esteban.

—Aún no confío y Brenda no está nada contenta.

—No me interesa. Necesito esto. Así podré vengarme de ellos... después de que los ayude.

—Pero tendrás ayuda de nosotros, Sebastián.

—Sí. Cuento con ustedes. 

—Hay que planear todo —da vuelta y yo agarro mi teléfono como si estuviera llamando—, pero en otro lugar... más seguro.

—Vamos. Te aseguro que pronto lograré mi objetivo.

¿Vengarse?, ¿de quién?

Y hasta el día de hoy sigo preguntándome sobre eso.

Salgo de la sala de entrenamiento y veo que están los guardias alterados. Todos a la espera en pleno silencio, pero sólo dura unos segundos ya que un disparo rompe el silencio y la intranquilidad aumenta.

Corro hacia arriba, ellos se encargarán, pero de la jefa me encargo yo.

Con cuidado me acerco a su oficina, no se escucha ajetreo ni nada por el estilo. Me quedo esperando hasta que escucho su voz. Clear.

Entro en silencio, ninguna de las dos se han percatado de mi presencia. Veo que Clear pasa el arma por el cuello de la jefa.
Si disparo lo más probable es que también le dispare, así que se me ocurre otra cosa, la agarro fuerte del cuello y la alejo.

—Sal de aquí —la miro por un segundo y vuelvo apretar más el cuello de Clear.

—No... pero... —titubea pero le grito para que entienda, ya que está en shock.

—¡YA!

Sale un poco lerda.
No me doy cuenta y me entierra en el brazo un cuchillo. Aflojo el agarre, ella aprovecha y me tira, saca su arma y me dispara en el pecho.

La escucho reír y murmurar algo que alcanzo escuchar.

—Enserio que no eres tan hombre para defender a los tuyos... ni siquiera a tu amada... que ahora dirá adiós como vos lo estás por hacer.

Cierra la puerta y veo borroso, trato de aguantar pero me siento más débil.

Si este es mi final... entonces debo confesar... yo sí quería recuperar a Safira. 

 
 




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