Cambié de Opinión

02: En la pista de baile

Lunes 28 de marzo, 2024.

Tras haber recibido el servicio a la habitación y habiéndose acomodado, concluyeron que estaban demasiado exhaustos como para permanecer en el suelo. De esa manera, se trasladaron a la cama de la suite. ¿Qué se suponía que hacían los recién casados en su noche de bodas? Exacto, eran adivinos, en su situación, se pusieron a jugar un partido de cartas mientras se llenaban el estómago con bocadillos y bebidas, manteniendo el reproductor de música prendido.

—¿Cómo crees que le sentará a tu amante? —comentó pasiva Nova, manteniendo su vista inmersa en sus cartas. El hombre estando concentrado en el mismo juego, bufó. —Digo, el hecho que te hayas casado cuando le prometiste que te casarías con ella o que estés encerrado en una habitación de hotel con otra mujer, haciendo Dios qué cosa. —insinuó con malicia y a su vez, probó su temperamento con suerte.

Maddox hizo una mueca, poniendo una carta en la cama. La rubia lo imitó y cogieron otra ronda de cartas.

—¿Qué estoy haciendo, Nova? —fue sangrón, ocasionando que la joven se riera risueña.

—Jugando. —movió sus cartas. —Pero, la gente es malpensada y lo puede malinterpretar, además… —metió más cizaña, siendo su especialidad.

—Eres la única malpensada. —la acusó.

—¿Sabes que eres un anormal? —fue bravucona. —Soy tan irresistible, que ningún hombre aguanta en lanzarse y… —fantaseó sin límites.

—Dios, ya basta, Nova. —la interrumpió. —Ella comprende mi posición más que nadie. —cambió de tema, mencionando a su pareja. Parecía que no le dio mayor relevancia, pero era todo lo contrario y se limitaba a disimular su verdadera ansiedad con un tono sarcástico. —No podemos divorciarnos. —recalcó lamentable, no porque él no quisiera, sino porque lo tenían prohibido y no se trataba de una cuestión de ser desheredados o no. Esto en razón a que como adultos independientes, cada uno amasó su riqueza sin apoyo de sus familias.

El problema trascendía a una maldición familiar, cuyo origen se remotaba a décadas atrás. Las primeras generaciones con el apellido Clarke morían a una edad temprana por una enfermedad desconocida y no fue hasta que se casaron con los miembros de la familia Cox que encontraron una medida temporal para alargar su vida. Si bien Maddox no compartía la misma creencia o prefería morir joven antes que casarse con otra mujer que no fuera su pareja sentimental, era cierto que no podía ignorar el sufrimiento de sus padres, siendo que él era hijo único. Además, no era capaz de dejar desamparada a su pareja.

—No soy ignorante a ese asunto. —simplificó elocuente Nova, tirando sus cartas para coronarse ganadora con el abanico rojo que armó. Ante la derrota, Maddox resopló y procedió a tomarse un shot como apostaron, iniciando una nueva partida. —¿Entonces? —metió presión, repartiendo las cartas en una cantidad igual.

Mientras que Maddox se rompía la cabeza, queriendo hallar otra alternativa viable a la que ya había pensado, su contrincante aprovechó para barajar las cartas y obtener las mejores piezas para coronarse ganadora una vez más. Tras haber pasado varios minutos, el hombre se mordió la lengua, costándole decir:

—Tengamos un hijo para tenerlos contentos. —dedujo a más no poder, sabiendo que su pensar era egoísta por el futuro que le esperaba a esa criatura.

—Oh. —puso una mano en su pecho. —¿Tan así quieres que sea la madre de tu hijo? Dios, me conmueves. —dramatizó, aumentando el mal humor del hombre.

—Hablo enserio. —la forzó a ser seria. —Luego, podremos vivir cada uno su vida sin entrometernos. —negoció, teniendo presente lo que implicaba hacer para tener el final que deseaban. Con un hijo, sus padres lo dejarían en paz, ya no le importaba si vivía más o menos. Además, no eran más que un matrimonio por obligación. —Es lo mejor, digo, si es que quieres regresar con tus amantes pronto. —buscó persuadirla, olvidando que Nova era de pensamiento simple.

La inglesa tomó otra carta, anunciando:

—Capricornio. —no se rehúso.

—¿Qué? —se demoró en entenderla.

—El niño será capricornio. —se mostró renuente a ceder.

—Géminis. —dio batalla.

Nova rechinó los dientes.

—La que se dejará coger soy yo, así que yo decido cuándo lo concibo. —esclareció, estableciendo sus posiciones en dicha relación de negocios. Tampoco debían recurrir a la asistencia artificial, así que… Maddox suspiró, cediendo ante la impertinencia de la mujer. —No podemos dejar evidencia física de nuestro trato, así que tienes que cumplir con tu promesa. —le extendió el dedo meñique a modo de sellar su juramento. El hombre la imitó.

—Está prohibido enamorarse ¿entendido?

—Como si fuera a caer por un enfermo terminal. —negó.

—Ajá. —refunfuñó. —Tampoco es que vaya a caer por ti, hay una mujer que me espera y de la que estoy enamorado. —recordó a dicha castaña dueña de sus pensamientos, incluso si faltaba a su relación, tenía una justificación, una no muy creíble justificación como para acostarse con otra. —No te amaré nunca. —se prometió a él mismo y a Nova, cuyos sentimientos no se mezclarían.

—Qué bien. —no le prestó atención, dado que esa declaración no la intimidaba en lo absoluto, además ya existían muchos hombres que la amaban. De esa manera, acordaron tener un hijo por el bien de su futuro. —Luego, no me ruegues que te salve. —bromeó, siendo consciente que la razón por la que sus padres la casaron no fue solo porque fuera la segunda hija, sino por el nivel de su don.



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En el texto hay: matrimonio, embarazo, maldición familiar

Editado: 17.09.2024

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