Cambiemos nuestro destino

9- Algo fuera de control

Aquella joven que acompañaba a Clara tenía el cabello negro y largo. Parecía sedoso. Sus ojos eran azules y era alta, además de delgada. Parecía una modelo sacada de Victoria's Secret. Carla saludó torpemente a su suegra.

-Hola cariño, cuánto me alegra verte aquí.-dijo Clara.

La besó en ambas mejillas y le presentó a Mónica.

-Ella es Mónica, una amiga de la familia. Mónica, ella es Carla. Es la chica que se va a casar con Leo.

-Mucho gusto, Carla. Me alegro que estéis tan enamorados.

Antes de que Carla pudiese hablar, su suegra se adelantó.

-No, si es un matrimonio arreglado para que su familia pague sus deudas con nosotros. Antoni lo decidió.

Parecía que Clara estuviese humillando a Carla. Solo tenía que aguantar.

-Supongo que es mi deber ayudar a mi familia.

-Sí...- afirmó Mónica dudosa.

Carla se fue dejando solas a Mónica y Carla. Mónica notó a su acompañante incómoda. Carla se veía intranquila mirando el suelo, cabizbaja y con los pies temblando.

-¿Quieres salir fuera?

Carla, callada y pálida, asintió levemente con la cabeza.

Las dos salieron al jardín. En la piscina había más gente. Todos eran jóvenes que disfrutaban de la fiesta como si no hubiera un mañana. Saltaban al agua y gritaban.

- Solo relájate. Igual esto es nuevo para ti, pero te aseguro que te lo pasarás bien.

-Gracias.

-Carla, si quieres te puedo presentar a unas amigas.

Mónica tomó la mano de Carla y la guió hasta un grupo de chicas en bañadores. Todas ellas eran lindas y atractivas. Todo el mundo en esa fiesta era guapo. Ellas se mostraron muy interesadas en Carla cuando Mónica anunció que ella era la prometida de Leo.

-¿Eres la futura esposa de Leo?- preguntó Lia, la rubia del grupo.-Que suerte tienes al casarte con el hijo de los Ricci.

-Ya te digo. No me tendría que preocupar del dinero nunca más.- comentó Marta, la mejor amiga de Mónica.- ¿Cuál es tu nombre?

-Carla, mucho gusto.

-No pareces de por aquí. Quienes son tu familia.

Carla no sabía si contar la verdad o mentir. Mónica habló adelantándose a ella y cambiando rápido el tema de conversación.

-¿Os parece darnos un chapuzón en la piscina?

Todas la chicas vitorearon y pusieron la música más alta. El jardín era un sitio lleno de jóvenes chavales de buenas familias que bebían y bailaban sin preocupaciones. Nada les podía pasar, tenían todo el dinero del mundo. Carla vio incluso pastillas de drogas que muchos tomaban. Se preguntó si los adultos sabían algo al respecto.

-¿Quieres?- le ofreció Marta.

-No gracias.

-No te quieres meter al agua, no quieres beber, bailar...

A medida que el tiempo pasaba, Carla se abrió poco a poco. Se animó a meter las piernas en el agua sentada en el borde de la gigantesca piscina, a tomar alguna que otra copa y a bailar y gritar sin control.

Leo empezó a buscar a Carla. Eran las tres de la mañana y , a pesar de que se lo estuvo pasando bien con Juan y Marco, se sentía cansado. Por otro lado, su padrastro Antoni no paraba de hablar de él como el futuro del legado de los Ricci. Quería irse y dormir.

Encontró a Carla entre las chicas. Se había quitado el vestido y se había quedado en ropa interior. Leo intentó mirar a otro lado, alucinando con lo que acababa de ver.

-¿Se puede saber qué haces?

-Tranquilo Leo, solo me divierto.

- Vístete, estás en ropa interior, Carla.

Ella se tambaleó de lado a lado mientras seguía bailando con Mónica y Lia, que también tenían el juicio nublado

-Ellas han sido muy majas.

-¡León!- exclamó Mónica.-Metete con nosotras a la piscina. Deja la cordialidad a un lado.

Leo apartó a Mónica y se llevó a Carla. Cogió el vestido azul que estaba en una de las tumbonas. Se había empapado por completo.

-Joder,Carla. No pensé que te ibas a poner así.

-Estoy bien. Eres un aguafiestas, demasiado débil.

Carla hechó el aliento a alcohol a Leo en la cara. El muchacho se preocupó por si Carla había tomado algo más que solo bebidas...

-Venga, vístete. Nos vamos a casa.

Carla se reía como tonta, por nada. Besó a Leo y él la apartó de inmediato. Ella estaba a medio vestir delante de él.

-¿Tienes miedo?

- Tú has perdido la cabeza.

Hubo que batallear un poco con Carla para acabar de ponerle el vestido a medias. Leo la piel de ella fría y se quitó su americana. Se la puso a Carla después de abrocharle el cinturón.

-Mira las estrellas bailan.

-Son las luces de la farola.

-¡No!

Leo no se despistó del volante y siguió mirando a la carretera.

-Que soso eres. Normal que nunca hubieras tenido una relación amorosa.-dijo Carla haciendo pucheros.- ¡Dime algo, no te quedes callado!

-Quédate, tranquila.

-Eres aburrido, demasiado aburrido. Cuando llegue a casa le contaré todo a mi padre. Esto es tu culpa

Carla siguió hablando sin coherencia y alucinando más con estrellas que bailaban. Poco a poco se tranquilizó por el sueño, pero siguió charlando.

-Queda mucho para la boda... Esto es una mierda. ¿Sabes?, mi padre es un desgraciado con mi madre. La trata como basura después de todo lo que ha hecho por él. Siempre ha hecho lo imposible por él y por mí... Yo solo me caso por ella. So no lo hago ... morirá. No quiero eso...

Carla calló en sueños con alguna lágrima resbalándose por su mejilla. Leo dio un frenazo con el coche impactado por la noticia. Miró a Carla en shock.

Ante sus ojos se veía linda durmiendo, pero la odiaba en aquel momento por lo que había hecho. La acarició y la acomodó echando el respaldo de la silla del coche hacia atrás. Volvió a conducir con el corazón roto por la información...




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