Carla se tambaleó de lado a lado tratando de recordar. Marina estaba a su lado trayéndole el desayuno en una bandeja. Carla se rascó la cabeza mientras se acordaba de los últimos momentos de la fiesta antes de emborracharse perdidamente.
-El señorito te trajo a casa. Estabas demasiado perdida.- comentó la criada.- Te lo debiste pasar muy bien
Carla se dio cuenta después de todo aún con las cosas a medio recordar. A continuación sintió la resaca.
-Me siento cansada, tengo sed y me duele la cabeza... Quiero dormir.
-Ni hablar, tienes que levantarte.
Marina dejó el desayuno con la bandeja en la cama.
-Cuando hayas desayunado baja porque Leo quiere hablar contigo.
Carla se asustó después de oír las palabras de Marina. Seguramente Leo estaba decepcionado con ella y, tal vez, sus padres se habían enterado. Carla empezó a pensar en una posible cancelación del compromiso.
Leo estaba en la cocina, mirando su plato vacío. La cabeza le daba vueltas y vueltas. Escuchó pasos detrás de él y levantó de inmediato la cabeza.
-Buenos días, Carla.
-Hola...
Había un extraño silencio. Era mucho más que incómodo, era agobiante.
-Leo yo... De verdad que lo siento, era la primera vez que fui de fiesta en mucho tiempo y creo que de verdad me emocioné un poco...
-¿Un poco solo?
-Mucho. Lo siento, de verdad.
- Ni siquiera te acuerdas de nada, ¿verdad?
Carla se quedó en silencio dejando que Leo siguiese hablando. Era la primera vez que le veía enfadado realmente.
-Te vi en ropa interior. No estoy molesto por qué hayas hecho esta estupidez, sino que me preocupa que hayas hecho algo más.
-No, estuve todo el tiempo con las chicas.
-¿Te drogaste a noche?
La pregunta de Leo fue clara y directa. Carla se quedó atónita. Juró que en ningún momento se atrevió a tomar alguna droga. Leo solo se cruzó de brazos algo incrédulo.
- Tampoco exageres tanto. Me emborraché y ya. ¿Acaso a ti no te ha pasado nunca?
-No, no suelo beber y menos ir de fiesta.
Leo fue a coger un vaso de agua. Carla se acercó a él manteniendo una distancia mínima. Recordó a las chicas que conoció. Luego se preguntó si hizo algo malo mientras estuvo embriagada.
- ¿Hice algo malo?
Leo se atragantó con el agua y la escupió de inmediato. Tosió un par de veces.
- Leo, ¿qué es lo que hice?- empezó a preocuparse Carla notoriamente.
-Solo estabas en ropa interior, tuve que vestirte porque no te querías ir y empezaste a decir tonterías y hablar sin parar.
Leo no mencionó el beso o que Carla mencionó a su madre.
-¿Qué clase de estupideces?
Carla estaba ruborizada como tomate, pero por la vergüenza que estaba sintiendo de ella misma.
- Veías estrellas bailando cuando eran las luces de las farolas.
Leo se rió un poco y luego cambió de tema para aliviar a Carla un poco.
- Mónica me ha llamado y me dijo que le caíste bien. Le gustaría verte otra vez.
-Dile que si quiere podemos quedar esta tarde . O pásame su número mejor.
Leo sacó su teléfono y abrió el WhatsApp. Miró el teléfono de Mónica pensativo. Frunció el ceño.
-Carla, no tengo nada en contra de qué te lleves con Mónica, pero ten cuidado.
-¿Ahora te crees mi padre?
La expresión de preocupación de Leo hizo a Carla sentirse mal por ser tan borde con él. Leo, después de darle el número de teléfono de Mónica, se alejó de ella y Carla tuvo en cuenta sus palabras.
-Ya me estás asustando Leo...- Se dijo ella a sí misma.