Cambiemos nuestro destino

25- Un futuro juntos.

El coche cumplió unos cinco años y la pequeña Sofía ya tenía un año entero. Leo la elevaba en el aire. Ella reía sin parar con sus dos coletitas castañas y grandes ojillos azules de su padre. Marina estaba sentada en el balcón del apartamento, ahora de tres habitaciones. Era mucho más extenso que el anterior. Le dio un sorbo a su taza de café y prosiguió escuchabdo hablar a Carla.

-Aún me cuesta creer que Leo llorase por ese álbum.-recordaba Carla la Navidad de aquel año.- Eso sí, esta Navidad hace mucho menos frío.- dio una rápida ojeada a Sofía.-Parece que fue ayer cuando llegamos a España con las maletas, yo en la universidad y Leo trabajando en ese maldito trabajo.

-Ahora ya está trabajando de oficinista. Alégrate.

-Sofía ya está muy grande...Mierda, crecen muy rápido.

-Y en nada va a estar hablando sin parar.-comentó Marina desde su experiencia.-Leo pegó un estirón a los cuatro año enseguida.

Miriam estaba sentada entre ellas. Pensó en Sofia y en el pequeño de Isabel y Lucas, que era un año mayor que esa renacuaja de coletas.

-A veces deseo volver a la universidad.

-¡Pero si nos hemos graduado hace un año!-Carla se levantó a recoger la mesilla de la terraza.-No quiero volver a tener exámenes globales en mi vida.

-Hablas demaiado pronto teniendo las oposiciones a la vuelta de la esquina.

-No, me han aceptado en esa escuela privada.

Marina dio un salto de la emoción y felicitó a Carla. Leo, que escuchó la buena noticia, asomó la cabeza por la puerta del balcón. Sofía aplaudía.

-¿Te han aceptado? Felicidades, cariño.

Marina abrazó a Sofía. Luego le dio un par de besos en los cachetes y se ofreció para quedarse en casa a cuidar de Sofía. Carla volvió de la cocina y trajo un gran regalo en vuelto en papel para la pequeña de la casa. Miriam negó con la cabeza, aquella pequeña estaba demasiado mimada por sus padres. Sofía soltó una risa y aplaudio. Luego,extendió sus pequeñas manos y las agitó en el aire, exigiendo su regalo de Navidad. Había una gran casa de muñecas metida en una caja.

-Esa niña va a crecer muy mimada.

-Miriam, cuando tengas hijos, te dejaré opinar.

-Lo dudo.

Carla hizo señal a Marina para que sacase la cámara y empezase a grabar y sacar fotos. Primero, sacó un par de fotos a la pequeña Sofía con la cámara. Posteriormente, se preparó para grabar a Leo. Él sonrió confundido a la cámara, mostrando sus blancos dientes y haciendo una mueca divertida. Luego se dejó sacar fotos a sus ojo cristalinos, lo cuales Sofía había herredado.

Carla le dio una caja.

-Feliz Navidad, Leo.

-¡Gracias!-Leo se quedó en shock al abrir la caja y ver un test de embarazo.-No...

-¡Sorpresa!

La cara de Leo pasó por unas cinco emociones distinta. Finalmente se abalanzó sobre Carla torpemente y lloró desconsolado. Miriam se reía y Marina sonreía. Sofía se levantó tambaleándose y se acercó a sus padres, curiosa de saber por qué su padre estaba llorando.

-¡Voy a ser papá!-alzó a su hija con euforia.-Vas a tener un hermano Sofía. ¡O hermana!¿Es una niña?

-No lo sé.

Leo empezó a girar alegre y ,después de abrazar a su esposa, corrió a Marina a compartir su alegría con ella.

Unos días después, cuando ya había acabado diciembre y empezado enero, Leo y Carla bajaron un domingo a recoger las fotos que encargaron a imprimir en el estudio de fotos dos calles por delante del bloque de viviendas en el cual vivían. Leo miraba la fotos con entusiasmo. Carla arrastraba el carrito dónde estaba Sofía tomando leche del biberon.

-Van a quedar estupendas estas de aquí.-algunas lágrimas se le escaparon cuando vio el momento de la noticia de su segundo hijo.

-¿¡Ahora por qué lloras!?

-Perdón, estoy emocionado.-miró la tripa de su mujer algo hinchada.-Esta foto con Marina disfrazada de hada con ofía es mi favorita.

Desde lejos Leo vio plaza España. Recordó que era el lugar favorito de Carla, que ahí iba a pasar las tardes con él los primeros días y que, otras veces, Carla iba sola a ver el atardecer después de la universidad. Le dio unos toques e hizo un gesto con la cabeza para que fuera hacia allá.

Plaza de España tenía forma circular, era muy amplia y el edificio de la plaza era muy bello con su arquitectura regionalista y los estanques artificiales que seguían el dibujo circular de la plaza. Algunas barcas pasaba por ahí junto algún que otro pato.

-¡Patito!-exclamó Sofía en brazos de Leo.

Carla suspiró sintiendo una gran paz. Hacía tiempo que no se sentaba en uno de los bancos de aquel idílico lugar arquitectónico. Dejó caer su cabeza en el hombro de Leo.

-A veces me pregunto cómo habría sido nuestra vida en Estados Unidos.

La cara de Leo se ensombreció al recordar.

-Creo que aquí estamos bien. Si nos hubiésemo quedado no habrías hecho tu sueño realidad y mi madres...

Carla notó como su eposo apretaba los puño. Tomó sus mano y le dio un beso en la mejilla.

-Aún piensas en ella, ¿verdad?

-Marina es mi madre.-Leo decidió cambiar de tema.-aquel año todo fue muy duro..

-Y muy nuevo. Esos dos años fueron algo nuevo...Y bonito. No me arrepiento sinceramente.

-Yo tampoco. Si tú estas bien, yo tambien Carla.

Leo fingió mirar las fotos de Navidad. En realidad se preguntaba qué había sido de sus padres. Carla había mantenido contacto con su padre y abuelos, pero Leo había cortado todo contacto con los Ricci, incluso había cambiado su apellido al de Carla. Una parte de él les odiaba, pero en el fondo no podía borrar lo que alguna vez fue su familia... Recordó las palabras de Marina, las que le había dicho una vez a sus doce años:''La familia no la puedes cambiar, es la que tienes''. Luego pensó y contradijo a la anciana en su cabeza por que la familia no se tiene, la familia se hace...



#3349 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, drama, matriminoforzado

Editado: 12.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.