Cambio a mi esposa por otra

Capítulo 1

¿Furia? Mucha, miré la sopa como se regaba en el vidrio del comedor, Malena prácticamente había tirado el plato y no se inmutaba en lo absoluto.

—Gracias por la cena —me puse de pie sin probarla y ella se planta frente a mí, su ceño fruncido y los brazos en la cintura 

—Ni siquiera la has probado

—Si vas a servir la cena de mala gana, mejor no lo hagas —le espete molesto.

— ¿Crees que cuando vengo del trabajo, lo hago fresca como una lechuga? Vengo cansada a buscar que cocinar, a ayudar a los niños a hacer tareas, alistar los uniformes de ellos para mañana, lavar ropa.

Su voz se alzó una vez más, yo le ayudaba, pero para ella no era suficiente. Teníamos una niña de siete años, dos varones, uno de cinco años y el pequeño de cinco meses.

Me di la vuelta, esta noche no quería pelear, estaba cansado, trabajaba en una empresa textil, todo el día pasaba de pie, supervisando el trabajo, pero estos días las cosas no habían estado bien, cada día llamaban a alguien a la oficina del gran jefe y salían llorando por haber sido despedidos, la empresa estaba en problemas financieros y por eso estaban recortando personal. Tenía miedo cada vez que ponía un pie en la empresa en ser el próximo en la lista, pero era algo que no podía hablar con Malena, ya no nos comunicamos. Desde que nos veíamos eran pleitos.

Cerré de un portazo y camine hacia el escritorio, este pequeño despacho era mi santuario. Abrí una gaveta del escritorio y saque aquella revista, era el último número. Ella estaba en la portada, mi dedo recorrió su rostro, uno bellísimo, Xania era una mujer extremadamente preciosa, recuerdos de la universidad llegaron a mí.

Nos llevábamos bien, cada vez que me veía sus mejillas se tornaban rosas, eso me halagaba ver que la niña más bonita de toda la universidad se sonrojaba conmigo, pero todo cambió una noche cuando la mejor amiga de mi madre, se mudó a nuestra casa, junto a su hija.

Malena era una chica llena de vida, sonreía todo el tiempo y se convirtió en mi sombra. No tenía pelos en la lengua, me vio y decidió que éramos hecho el uno para el otro, no supe como paso, pero cada día me fue envolviendo, la noche que Xania me invito a la fiesta de cumpleaños de su papá, me había preparado para ir, pero Malena se enfermó de fiebre, se negaba a tomar algo si yo no estaba presente, sujeto mi mano con la suya hirviendo y no pude moverme de su lado. La vi tan indefensa que sin pensarlo bese su boca y eso fue el inicio de este desastre, ninguno de los dos somos felices. He pensado en terminar el matrimonio, pero mamá sufrió un infarto y desde ahí no ha quedado bien, no puede sufrir ninguna emoción fuerte, ama demasiado a Malena, si termino con ella, va a sufrir.

Me pongo de pie, necesito salir de esta casa, ya no es un hogar.

Al salir a la sala, ella está sentada en el sillón con los brazos cruzados, su mirada perdida.

— ¿Malena? —ella no responde, ni siquiera me mira, sólo se pone de pie y se marcha.

Mis manos se vuelven un puño y con furia salgo de ahí.

Subo al auto y conduzco sin rumbo, estoy muy molesto.

No sé cuánto llevo en la calle, pero no quiero regresar a casa. Miró hacia un costado de la calle, había un parque bien iluminado, no recordaba haberlo visto, a mis hijos les gustará, es hermoso. 

Escucho un golpe y freno rápidamente, no me he fijado pero he golpeado a alguien. Bajo del coche y puedo ver el cuerpo tendido de una mujer, su larga cabellera está esparcida tapándole el rostro 

—Lo siento mucho, voy a llamar a una ambulancia —saco mi móvil pero siento una mano tocar mi brazo.

—Estoy bien—bajo la mirada y ella está sentada mirando hacia todos lados.

—Llamare a una ambulancia 

—No lo hagas muchacho, ayúdame a levantarme —me sentía confundido, no podía acceder a lo que ella quería.

—Señora, puede tener una contusión, debo llamar a la ambulancia.

Ella sonrió y se puso de pie sin mi ayuda

—La mala hierba, nunca muere —camino hacia el parque, la seguí, ella de sentó en una banca, de ahí se podía contemplar una hermosa luna en el cielo —Es una noche preciosa —indicó, miré hacia todos lados —No muerdo.

Me senté con pena

—No es eso, el lugar está desolado, creo no deberíamos estar aquí —ella sonrió nuevamente.

—Me doy cuenta que andas ansioso —desvíe la mirada hacia la nada —Puede que hablar con una extraña sea de mucha ayuda, puedes hablar con libertad porque no me volverás a ver.

Solté el aire, sentía que tenía todo atorado en la garganta y sin pensarlo me desahogue, saqué todo lo que andaba acumulado. Ella guardo silencio por un momento, era como si estuviera analizando todo lo que le dije.

—Por lo que me has dicho, me doy cuenta que crees firmemente que serias feliz, si la noche del cumpleaños del padre de Xania, hubieses asistido.

—Sí, la chica que hubiera besado esa noche, seria Xania y no Malena. Tendría una mejor vida si mi esposa fuera Xania. Me arrepiento haberme casado con Malena, no tiene idea de cuánto. Cada noche que llego a casa es un infierno con esa mujer.

La mujer me miró por un momento 

— ¿Crees que serias feliz? —Asiento y ella desvía la mirada hacia otro lado — A veces no sabemos realmente lo que es valioso hasta que lo perdemos.

—Yo ya lo sé, perdí a Xania —ella suspiro.

—Bien —se puso de pie —Puede que la vida te de un regalo —se cubrió más con su suéter.

— ¿Un regalo? —ella asintió

—Debo irme —Sus ojos me miraron directo a los míos —Se feliz querido.

—Espere, puedo llevarla, no puede andar sola por la noche, la invitare a cenar.

Ella sonrió.

—Eres un buen hombre, estoy segura que no has notado que soy una indigente, no es la primera vez que me golpean con una coche, pero si es la primera vez que alguien se detiene pata socorrerme y preocuparse por mí —ella llego a la calle y empezó a empujar un carrito, la verdad no lo había visto, creo que era por el susto de haberla atropellado. Mire una vez más el parque y me dirigí a mi auto, con suerte a esta hora Malena ya estaría dormida.




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