Cambio a mi esposa por otra

Capítulo 3

La mujer me miró con recelo, no abrió del todo la puerta.

— ¿Malena? —Ella frunció el ceño —Busco a Malena y a sus hijos.

Ella negó con la cabeza.

—Busque en los pisos de abajo, en este piso no existe ninguna Malena y sus hijos, llevo ocho años de vivir aquí —no espero respuesta y cerró la puerta—pase la mano por mi cabello ¿Dónde estaban mis hijos?

Baje los escalones rápidamente y subí al auto, le di las instrucciones al chófer y este arranco el auto. Debía encontrar a la mujer de anoche, estaba feliz porque hoy por primera vez en mucho tiempo, no estaba molesto, enojado por los continuos pleitos con Malena, pero hacían falta mis hijos.

El tráfico estaba un poco pesado a esta hora, con impaciencia tamborileo mis dedos en la superficie del asiento.

Al llegar al punto donde atropelle a la mujer anoche, abro mis ojos grandemente, miro hacia todos lados.

— ¿Dónde está el parque? —el chófer me miró por el retrovisor y luego hacia los árboles junto al camino.

—Señor, aquí no hay parque, de hecho es una pequeña área protegida, los árboles que están aquí, se están extinguiendo por el despale indiscriminado, está especie de árboles están por desaparecer, es imposible que aquí exista un parque.

—Avanza más por favor —quizás me había confundido con la ubicación del parque, la camioneta se desliza por la carretera lentamente, miraba de un lado a otro y solo árboles moviendo sus ramas por el viento era lo que había —Los indigentes deben estar por este lado.

El chófer no dijo nada, siguió conduciendo en silencio. Suspiré al ver que ya llevamos casi una hora en la carretera y no hay ninguna señal del parque o de indigentes.

—Regresemos a la oficina —él asintió 

Esto era totalmente extraño, anoche aquí estaba el parque, atropelle a la mujer y está me dijo que la vida me daría un regalo. Esto no era ninguna coincidencia.

Al llegar a la oficina me sentía desanimado, me senté en mi silla y la giré para observar por el gran ventanal, ¿Dónde estaban mis hijos? 

No respondí cuando tocaron la puerta de la oficina, está se abrió y escuche un taconeo, no me giré.

—Theo —me giro rápidamente al escuchar la voz de mamá, me quedé sorprendido al verla totalmente cambiada, su cabello en un complicado peinado pero elegante, llevaba un vestido, zapatos y joyas muy finas — ¿Al fin te deshiciste de tu amantes? —se sentó con cuidado frente a mi escritorio, sus ojos bien maquillados se clavaron en mí.

— ¿Amante?—mire a mamá sin entender, ella hizo un gesto de molestia.

—Por favor, sabes bien que te vi con la arrastrada de tu secretaria, teniendo sexo en la oficina. Si Xania te hubiera encontrado, estarías patitas en la calle y sin ni un centavo. Lo hablamos ayer, puedes perder todo lo que tienes por una aventura.

¿Este hombre era yo? A Malena nunca le he sido infiel, por muy molesto que estuviera no busqué a otra mujer, pero por lo que dice mamá, me encontró con otra mujer.

— ¿Has hablado con Malena? —mamá me mira molesta.

— ¿Por qué hablaría con ella?—mamá frunce el ceño —Sabes bien que mi amistad con Rosaura se terminó hace años, así que no tengo por qué hablar con esa chiquilla.

—Rosaura era tu mejor amiga

—Lo dijiste muy bien "era" 

— ¿Cómo sigue tu corazón?

— ¿De qué hablas? —Mamá enarca una ceja —Supongo es por la ruptura con mi profesor de aeróbicos, déjame decirte que estoy bien —mi sorpresa fue mayor.

—Pero estás casada con papá 

—No sé a qué juegas, firma mi cheque que tengo una cita en la peluquería —miró sus uñas bien cuidadas —Imaginó que estas estresado, puedes llamar a ese bueno para nada, no me molestara en lo absoluto.

Mi madre, totalmente diferente a la mujer que vi hace dos noches atrás, enferma del corazón pero sin dejar de sonreír, abrazada a mi padre, amándose con locura, en su mirada había bondad no la que veo en la mujer que tengo frente a mí.

— ¿Tienes el número de Rosaura? 

—Si estás loco, sabes bien que se molestó, más bien se llenó de envidia al ver que nuestra vida cambió, para bien por supuesto, no soporto la idea que dejamos de ser un don nadie.

—Si quieres el cheque, dame lo que te pido —mamá busco su móvil último modelo.

—Ya te lo envié —tomo mi móvil y veo el número de Rosaura, nunca me lo aprendí y solo quería saber de mi hijos por eso no llamaba a Malena.

Mi madre se marchó y yo marque a Rosaura, sonó unas tres veces y cuando contesto no sabía que decirle.

— ¿Y Malena? —hubo silencio por un momento.

— ¿Quién habla?

—Theo, el hijo de Karina

 

 

 

 

 




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