Malena sonrió, sus labios estaban pintados de rosa, sus ojos verdes brillaban, no se veían llenos de furia, su cabello lo llevaba largo, como una vez se lo pedí y me mandó a volar molesta, su cuerpo siempre estilizado, iba en un hermoso traje pantalón verde que realzaba el color de sus ojos.
—Teodoro —ella sonrió una vez más, algo inusual en nuestro matrimonio.
—Señorita, disculpe pero el Señor va a una entrevista...
—Lamento haber entrado así en la oficina, Ana me ha enviado, sufrió un accidente cuando salía se casa y me ha pedido que venga yo en su lugar.
—Entendemos —declaró Jorge —pero no sabemos nada de usted y como sabrá no le podemos dar el puesto.
—El trabajo es suyo —ambos me miraron sorprendidos, sé que había actuado por un impulso, pero una extraña locura se apoderó de mí, quería ver qué vida llevaba mi esposa, que diga ex esposa en esta vida.
—Pero... señor —mire a Jorge en silencio, él bajo la cabeza.
—Deme su currículo y documento de identificación, voy a Recursos humanos para que la agreguen al personal. En un momento subo el contrato.
—Por favor envía dos cafés, uno sin azúcar.
—Igual el mío sin azúcar por favor —pidió Malena.
—El que he pedido sin azúcar es el tuyo, detestas una bebida dulce al comenzar el día —me miró con sorpresa y yo desee morderme la lengua.
— ¿Cómo sabes eso Teodoro?
—Creo lo escuché alguna vez en boca de tu madre—ella asintió.
—Gracias por el puesto —replicó Malena, una vez se marchó Jorge —Sé que lo haces porque me conoces, realmente no te voy a defraudar.
La observe en silencio mientras hablaba, hace un par de noches me había tirado la sopa en la mesa y esa fue la última vez que la vi, estaba molesta como siempre, pero sin hablar realmente de lo que pasaba, eran años que habíamos dejado de hablar de todo, nuestro hijo menor fue concebido en una borrachera, esa noche dejó que la tocara nuevamente, que disfrutará de su cuerpo, ambos nos llenamos de placer como cuando todo inició, me removí en mi silla, al evocar su cuerpo desnudo.
—Teodoro —parpadeo y ella está sonriendo
—Disculpa, me distraje un momento.
—No te preocupes, sé que hablo mucho —no, no lo hacías, no conmigo —Te decía que mamá me dijo que llamaste preguntando por mí y está mañana que Ana me llama para pedirme que me presente en su lugar, al investigar en Internet acerca de la empresa, me llevo la sorpresa que eras tú el presidente, una gran coincidencia.
— ¿Tienes novio?—no sé por qué pregunté, ella calló un momento, luego sonrió una vez más, ya había perdido la cuenta de tantas sonrisas.
—Ya no —lleva un mechón de cabello detrás de su oreja
— ¿Ya no? —sin pensarlo vi sus labios, esos que yo enseñe a besar pero en este mundo había sido otro, fruncí el ceño.
—No resultó —se encogió de hombros y callamos cuando llegó el café.
Dio un sorbo y sabía que cerraría los ojos en el primer sorbo de café para saborearlo. Eso no había cambiado en lo absoluto.
— ¿Hoy comienzo a trabajar?
—Sí, estarás con mi secretaria, ella te dirá lo que harás.
—Está bien, si gustas puedo comenzar ya y así no te atraso.
—No, come los pastelitos y bebe el café tranquilamente.
—Está bien.
Malena
Si fue una sorpresa encontrar que el presidente de la compañía era Teodoro, siempre me pareció un hombre guapo, porque lo era, de niña me había llamado la atención, pero el sentimiento no siguió creciendo porque nunca me tomó en cuenta, luego se casó y mi fijación por él se acabó.
No le había dicho que mi compromiso acababa de terminar, la madre de él se había metido mucho en la relación, al punto de ella elegir mi vestido de novia y no él que yo quería, así que mejor terminar el compromiso porque sabía ella no nos dejaría vivir en paz y él se negaba en ponerle un alto a su mamá.
Renuncie al trabajo para no verlo más, él y su madre no me dejaban en paz.
Me senté en el escritorio, esperando a la secretaria de Teodoro, cuando ella apareció clavo sus ojos en mí como dagas afiladas.
—Desde ya te digo que Theo y yo, tenemos una relación sentimental.