Cambio de Destino

PRÓLOGO

Cinco años atrás…

 

—Papá, por favor, basta.

Mi voz sale en un susurro.

Me encuentro arrinconada en una esquina de la sala de mi casa. En mis brazos tengo a mi hermanito tratando de protegerlo de todo este desastre. No quiero que le pase nada.

— ¡CALLATE!

Involuntariamente suelto un sollozo. Intento hacerme la fuerte, la fuerte para mi madre, que creo, está en peores condiciones que yo. Pero más que nada intento hacerme la fuerte por mi hermano pequeño, que no entiende nada de lo que está pasando, tan solo tiene dos años de edad, así que sin importar nada, me obligo a cerrar la boca para evitar llamar la atención de papá.

— ¡TODO ESTO ES CULPA TUYA!

Papá se dirige a mamá.

—Por favor, Erick, yo no sé de lo que estás hablando. Trata de tranquilizarte.

Ella al igual que yo está arrinconada, pero del otro lado de la sala, con sus manos extendidas hacia papá buscando la forma de calmarlo. Pero al parecer nada puede hacerlo. Nada.

Erick se la pasa dando vueltas por toda la sala, como si estuviera inspeccionando que no haya ningún lugar disponible por donde podamos escapar.

Las ventanas tienen seguro y las puertas están con llaves, solo la de enfrente está disponible, pero es donde papá pone más atención, convirtiéndola así en una salida descartada también.

— ¿En serio, Anne? ¿No tienes ni la más mínima idea de lo que has hecho? — Desde donde estoy puedo ver a mi madre temblar de miedo. Papá nunca ha sido de los que nos ponen una mano encima, pero viendo en estos momentos el estado en el que se encuentra, eso es cuestionable—. ¿Quieres que te refresque la memoria, amor mío?

Mamá niega frenéticamente con la cabeza.

—No, Erick, no es necesario. Yo lo siento ¿está bien? Lo siento.

—¿Lo… sientes? No, no, no—suelta una risita, lo que lo hace parecer un loco—. No, Anne. No hay pero que valga. Tú arruinaste mi trabajo, arruinaste mi casa, arruinaste mi familia, arruinaste ABSOLUTAMENTE TODO. ¿Que acaso no te das cuenta que eres una completa basura? Prácticamente todo lo que está a tu alcance lo vuelves inservible— mamá no lo soporta más y se rompe en sollozos—. Ya estoy completamente harto de esto, harto de tratar de arreglar todo lo que haces mal, harto de vivir en el mismo techo en que tú lo haces. Y aún más estoy harto de ti, de lo que eres. Así que me voy. ¡ME LARGO DE ESTE MALDITO LUGAR! Lejos de ti, lejos de esto que hemos creado.

No puedo creer que papá haya dicho eso. Eso no puede ser cierto. Somo una familia, una familia completa, esto no puede destruirse. Lo necesito. Lo necesitamos.

Al ver que papá se aleja lentamente de mamá, me levanto rápidamente del lugar en el que estaba sentada observando todo el caos, protegiendo a mi hermano. Tomo a Jordan en mis brazos y me acerco con él a donde se encuentra nuestro padre.

—Papá, no puedes hacer esto. Te lo suplico, no nos dejes, por favor, por favor—siento un gran nudo en la garganta que no me deja hablar, y que cada vez más se va comiendo mi voz hasta que se escucha un murmullo.

Papá baja su mirada hacia nosotros, y a pesar de que hace cinco segundos su mirada era fuego, ahora solo hay ternura.

—Allison, mi bebé, lamento la manera en la que te grité hace un momento, pero es que estaba furioso—habla entre dientes, como si hiciera el esfuerzo de aún calmar su enojo—. Y lamento esto, pero tengo que hacerlo mi pequeña. Tengo que hacerlo.

—Por favor, papá. Quédate.

No sé ni siquiera que decir para lograr que se quede en casa con su familia.

—Lo siento, Allison, no puedo.

Se da la vuelta, pero antes de que se aleje lo tomo de su brazo, haciendo que se pare y nos voltee a ver, a Jordan y a mí.

No decimos absolutamente nada, él yo simplemente nos miramos directo a los ojos, transmitiendo todo lo que sentimos. No hacen falta palabras.

Por un momento creo que mi mirada de cachorrito convence a papá de abortar su mala decisión por la pequeña sonrisa que se forma en la esquina de su boca, pero después de cinco segundos me doy cuenta que no es una sonrisa de complicidad que solía darme cuando estaba de mi lado, sino una de disculpa.

—Lo siento, Allison. De verdad, lo siento.

Se suelta de mi agarre y se aleja de mí, de nosotros. Se aleja para nunca más volver. Dejando a su paso tres corazones destruidos y un alma rota, completamente destrozada.




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