La primera vez que revisó su celular no encontró nada sospechoso. No obstante, estaba muy segura de que había algo en él que mantenía oculto y que aún no había encontrado. Sus mensajes no tenían nada de raro, y su galería de fotos estaba repleta de las que se habían tomado juntos. Pero esa vocecita en su interior le decía que algo estaba mal. Ese cambio en él, esas cosas que ahora decía o expresaba, su comportamiento al estar con ella… Esa no era la persona que había conocido unos meses atrás. Ella no necesitaba que se lo explicaran con manzanas; sabía a la perfección lo que estaba sucediendo, pero lo negaba. No quería aceptarlo. Quizás se trataba de algún problema que lo envolvía en constantes pensamientos y que no quería compartirlo. El problema seguro era grave, y por ello lo miraba preocupado y distante. Quizás debía animarlo a hablar, mostrarle su apoyo incondicional y hacerle saber que sus problemas y sus conflictos, también eran de ella.
Pero la realidad era muy diferente y Beatrice lo sabía. Muchas veces preguntó si algo andaba mal con él, si – a lo mejor – tenía algún problema que ocasionara tal comportamiento. Quería creer que así era, pero Antonio siempre le dio la misma respuesta:
- No pasa nada mi amor.
Su sexto sentido no se equivocaba y muy en el fondo estaba segura de que Antonio mentía. Estaba completamente segura de que sí, pasaba algo y que él no se atrevía a decírselo. Sin embargo y, al contrario, Antonio era una persona muy directa, cuya personalidad no se permitía andar con rodeos ni divagaciones. Eso le generaba un sinfín de dudas en su cabeza, pues si bien tenía la sospecha de lo que podía estar ocurriendo, tampoco tenía pruebas al respecto.
Necesitaba cerciorarse de lo que estaba ocurriendo en realidad. A la larga, las dudas terminarían asesinándola si no buscaba un alivio inmediato. Sus redes, su celular, sus fotos… En cualquier parte podía estar la respuesta, aunque no quería creer que el chico de sus sueños fuera capaz de algo semejante a lo que su mente sugería. Él fue la persona que cautivó su mundo he hizo un caos desde el primer momento en que lo vio. Él fue con quien compartió cada parte de su vida y en quien se apoyó cuando las adversidades la estremecían con fuerza. Él fue a quien le entregó lo más sagrado de su cuerpo una y otra vez, llegando a experimentar sensaciones inimaginables. Con él todo estaba bien. Un beso de sus labios o un cálido abrazo eran el remedio perfecto para cualquier malestar. Él no era igual que los demás. Él no sería capaz de traicionarla como antes lo habían hecho. Él decía que la amaba y que siempre estaría ahí. Dos o tres veces lo prometió. Sus pruebas de ello habían hecho crecer el amor que sentía hacía él. Él no podía ser capaz. Él no.
Y a pesar de todos los gritos que su mente le hacía en cada noche que se acostaba para dormir, la realidad fue tal como quería creerlo.
“Lo sabía”…
O al menos, así lo creyó.
Antonio habló con franqueza y sinceridad ante ella, luego de – según él – reconocer que los momentos no eran como antes y que algo andaba mal consigo mismo. Beatrice prestó especial atención a sus palabras, mientras daba un respiro de alivio por saber que se trataba de eso y no de otra cosa.
Pese a ello, las cosas no estaban del todo claras aún.
¿Por qué no le había dicho antes?
¿Había perdido la confianza que tanto presumía?
¿Orgullo? ¿O tenía miedo de algo más?
Cuando Antonio terminó de hablar, la besó apasionadamente y la abrazó con fuerza. Luego, la observó a los ojos con una serena sonrisa y le dijo:
- Te amo con todo mi corazón. Nunca me iría de tu lado. Gracias por existir.
Y ella lo besó una vez más.
La respuesta a sus preguntas apareció por sí sola al cabo de unos minutos. Antonio tomó su mochila y le dijo que tenía que ir al baño. Beatrice asintió invitándolo a que fuera. En la mesa donde platicaban, se percató de que el celular negro del chico estaba vibrando. Antonio había olvidado su celular, y al parecer “Chaparra” le estaba marcando. Beatrice no contestó la llamada, pero sí aprovechó para asegurarse de una vez por todas de la veracidad de sus palabras y así, poder callar los constantes gritos que su imaginación le hacía.
Al desbloquearlo, lo primero con lo que se encontró fue con una conversación que tenía con la misma persona que lo había estado llamando (pues descubrió que tenía 3 llamadas perdidas de ella).
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Editado: 13.01.2019