Cambio Radical

Capítulo 4

Llegué frente a un pequeño pero hermoso edificio, estacioné mi camioneta frente a él. 

Bajé del auto y cargue a Nico. Caminé hacia el edificio. Marqué el número que ella me indicó y la puerta se abrió. 

Subí al ascensor hasta llegar al cuarto piso, después busqué el apartamento de ella. El último hacia la derecha, llamé al timbre y segundos después la puerta se abrió dejándome ver a la hermosa pelirroja que ocupaba mi mente desde hace días. 

Las esperanzas que tenía de que simplemente fuera una atracción la que sentía hacia ella se evaporan cuando me regaló la sonrisa más hermosa que había visto. 

Victoria: hola- mi mente se nubló y mi corazón comenzó a latir rápidamente. 

Samuel: hola- afortunadamente tomó a Nico antes de que mis brazos perdieran fuerza. 

Victoria: pasa Samuel- dijo sonriendo y caminó hacia el interior del departamento- hola príncipe ¿como has estado?- le hablaba a mi bebé tiernamente- ¿tu papi ya sabe que tiene que sacarte los gases después de comer?- dijo mirándome burlona y yo reí negando. 

Samuel: ya no lo olvido… - sonreí 

Victoria: parece que Nico sólo piensa en dormir cuando está en mis brazos- dijo mirando a Nico quien cerraba sus ojos y se acurrucaba para dormir en brazos de Victoria. 

Samuel: se relaja mucho contigo- dije acariciando su cabecita y sonriendo. 

Levanté la mirada encontrándome con sus hermosos ojos marrones que me miraban de manera especial y con un brillo único. Sonreí levemente de lado y ella se sonrojó y bajó la mirada. 

Victoria: mejor voy a recostarlo- asentí- estás en tu casa Samuel. 

Samuel: gracias… - sonreí y se alejó haciendo mimos en las manitas de Nico quien ya estaba completamente dormido. 

Un bebé de mes y medio era lo único que hacía, dormir, comer y… gastar pañales. A pesar de eso él es un ángel, no llora a menos que necesite algo y duerme fácilmente, excepto conmigo.  

Victoria: listo, duerme como un ángel- dijo sonriendo. Yo asentí- siéntate Samuel, ya traigo el café. 

Me senté en la sala y cuando ella regresó tomamos una deliciosa taza de café y galletas.  

Hablamos de nosotros, de nuestro trabajo, resulta que ella es maestra y trabaja en el kínder de su hermana, ella se encarga de los niños de primer año.  

Vino a vivir a la ciudad después de que su madre murió ya que ella se encargaba de su cuidado. 

Tenía tan sólo veintiún años y se aventuró a una ciudad desconocida donde su único contacto parental era su hermana, sin embargo ella salió adelante por su cuenta y desde los dieciocho vive en el pequeño departamento que estaba pagando.  

Samuel: enserio es impresionante todo lo que has logrado Victoria. 

Victoria: gracias- sonrío- pero yo no tengo una constructora ni una camioneta hermosa- yo reí. 

Samuel: bueno, pero eso no lo he ganado yo. Mi padre me heredó la empresa al morir, bueno a mí y a mi hermana pero ella... ahora no está. Digamos que soy el típico hijo de papi que no se enfrentó a buscar trabajo y ganarse la vida con quince chicos que también pelean por tu puesto. 

Victoria: bueno pero tú has sabido mantener esa empresa Samuel... de no ser por ti habría desaparecido poco después de que tu padre muriera. 

Samuel: bueno en eso tienes razón, me he esforzado bastante- sonreí orgulloso de mi trabajo. 

Victoria: además estás criando solo a un niño, que déjame decirte que se necesita mucha... voluntad para sacar adelante a un niño tú solo así tengas todo el dinero del mundo- me sonrió de lado. 

La miré directamente a los ojos y me perdí en ellos. Tenía los ojos más hermosos que había visto.  

Su celular comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos. 

Victoria: disculpa- se levantó y tomó su celular alejándose un poco para atender. 

Me quedé sentado en la sala observando a mi alrededor, había fotografías de ella junto a unas niñas que supongo son sus sobrinas.  

Había una de ella junto a su hermana y una señora mayor que seguramente era su madre.  

Una en particular llamó mi atención, ya que no estaba en la misma posición que las otras, en lugar de eso estaba girada hacia la pared y escondida entre las demás.  

Cuando estaba punto de tomarla escuché pasos y regresé a mi lugar. 

Victoria: lo siento, era mi hermana- dijo sonriendo. 

Samuel: no te preocupes- sonreí y miré mi reloj- vaya ya es tarde- me levanté- creo que el café se extendió un poco. 

Victoria: si, eso parece- me sonrió- ¿porque no te quedas a cenar? Podemos pedir algo, además Nico está dormido. 

Samuel: gracias Victoria pero... 

Victoria: no se aceptan negativas- sonreímos. 

Samuel: está bien... pero nada de pedir algo, yo te cocinaré- me miro con las cejas levantadas- así te...agradezco la compañía- ella se sonrojó. 

 


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#4597 en Novela romántica

En el texto hay: familia, amor, padre

Editado: 06.07.2020

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