Cambio Radical

Capítulo 18

 

Golpeé a la puerta varias veces hasta que mi antiguo amigo me abrió

 

Mauricio: ¿Samuel?- me miró confundido.

 

La rabia invadió mi cuerpo, la rabia al verlo sonreír mientras yo moría por dentro, rabia al saber que él se fue dejándola abandonada esperando un bebé y la rabia al saber que se quitó la vida por la depresión que eso ocasionó.

 

Me lancé sobre él y lo golpeé con todas mis fuerzas, a lo lejos podía escuchar a Victoria suplicando que lo dejara, que me apartará. Pero mi cuerpo no reaccionaba a mi mente.

 

Sentí sus pequeñas manos en mis hombros justo cuando estaba levantando mi puño para impactarlo de nuevo sobre la cara del que era mi amigo, en lugar de eso mi puño golpeó la mejilla de la pelirroja que estaba detrás de mí.

 

Escuché que se quejó y me paralice por completo me levanté lentamente y busqué todo el valor que había en mi cuerpo para girarme y mirarla.

 

Estaba tirada en el suelo con su cabello cubriendo su rostro.

 

Samuel: ¿Victoria? - dije con miedo y la respiración acelerada.

 

Toqué su hombro y ella me miró, tenía un enrojecimiento en su mejilla y lágrimas en los ojos.

 

Samuel: Victoria perdóname yo…

 

Ella asintió y se levantó lentamente, traté de ayudarla pero no me atrevía ni a tocarla.

 

Victoria: está bien… no te preocupes… fue un accidente.

 

Trató de sonreír pero yo me sentía la basura más despreciable del mundo, sé que fue un accidente pero eso no elimina el daño que le causé, la lastimé y jamás me lo perdonaría.

 

Samuel: perdóname… de verdad no quise…

 

Victoria: tranquilo- dijo tocando su mejilla con cuidado.

 

Mauricio comenzó a despertar y ella corrió hacia él tratando de ayudarlo.

Él se levantó con dificultad y apoyado en Victoria llegó hasta el sofá.

 

Victoria: ¿Mauricio verdad?- él asintió- ¿Tienes algo para curarte?

 

Mauricio: en el baño… creo que hay algo - dijo apuntando una puerta de madera oscura.

 

Ella se levantó y fue hacía ahí regresando con una caja en sus manos y lo comenzó a curar con cuidado.

Yo permanecía inmóvil de pie frente a Mauricio.

 

Victoria: listo- dijo cuando terminó de limpiar sus heridas.

 

Se levantó y se paró junto a mí, Mauricio al fin me miró bastante confundido.

 

Mauricio: ¿A qué debo éste honor Samuel?

 

Samuel: no te hagas el imbécil… sabes que lo mereces

 

Mauricio: si no me dices por qué no lo recordaré… hace más de un año que no sé de ti y así es tu manera de recibir a un amigo.

 

Mauricio: tú no eres mi amigo…- dije furioso

 

Mauricio: ¿Si es por lo de Edith?- suspiró- de mi parte no hay rencor.

 

Samuel: ¿De tu parte?- dije incrédulo- abandonaste a mi hermana para largarte sabiendo que era cuando más te necesitaba…- suspiré tratando de calmarme- pero no es por eso por lo que vine

 

Mauricio: ¿Entonces?

 

Samuel: vengo para llevarte al hospital… tu hijo está mal y sólo tú puedes salvarlo.

 

Él y Victoria me miraron muy sorprendidos pero sobre todo confundidos.

 

Mauricio: ¿De qué hablas?

 

Samuel: Nicolás… tú hijo… el bebé que abandonaste.

 

Él me miró totalmente sorprendido y Victoria cubrió su boca con su mano debido a la sorpresa, sin embargo yo no moví ni un músculo, mi rostro no mostraba expresión alguna.

 

Mauricio: ¿Mi hijo?- susurró incrédulo. Yo asentí con la poca paciencia que me quedaba.

 

Victoria se sentó en el sillón que estaba detrás de mí, yo hice lo mismo un poco alejado de ella.

 

Mauricio: pero es que yo… no puede ser mi hijo

 

Samuel: ¿Qué?... ¿Qué tratas de decir idiota?- dije molesto- ¿Qué ella estuvo con otro?

 

Mauricio: no… es decir- dijo nervioso, me levanté y lo tomé del cuello de la camisa. Victoria se levantó también y se colocó en medio de nosotros para evitar que lo golpeara.

 

Samuel: cuida tus palabras…

 

Mauricio: no… no… escúchame yo… - aclaró su garganta- yo nunca estuve con ella

 

Samuel: ¿Qué? - Lo miré confundido y me alejé dejándome caer en el sillón.

 

Samuel: ella y yo nunca estuvimos… de esa manera. Ese niño no puede ser mío- dijo despacio- ¿Ella no te lo dijo?

 

Samuel: ella murió- susurré y levanté la mirada. Pude ver la sorpresa y el dolor en sus ojos, algunas lágrimas cayeron por sus mejillas.

 

Mauricio: ¿Cuándo?

 

Samuel: hace meses… - él asintió lentamente.

 

Mauricio: ¿Qué podemos hacer por Nicolás?- limpié las pequeñas lágrimas que se acumularon en mis ojos. Traté de hablar pero las palabras no salían de mi garganta. Victoria me miró y al notar que no podía hablar ella tomó mi mano.

 

Victoria: necesita un donador de sangre, tiene un problema en el intestino y deben operarlo… pero existe el peligro de una hemorragia… su sangre es difícil de encontrar y el hospital no lo tiene… sólo un familiar directo puede donar y bueno pues…

 

Samuel: creí que tú eras su padre…

 

Mauricio: ¿Puedo hacerme la prueba?- lo miré- amaba a Edith y ahora que no está ella al menos quiero ayudar a su bebé.

 

Asentí.

 

Samuel: claro que sí… gracias.

 

Una hora después nos encontrábamos todos en la sala de espera del hospital. Ya era de madrugada, Sara estaba dormida sobre el hombro de Sara quien recostaba su cabeza en el respaldo del sillón.

 

Mauricio estaba en el sillón junto a ellos apoyando su cabeza en su mano y ésta en el sofá.



#3345 en Novela romántica

En el texto hay: familia, amor, padre

Editado: 06.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.