Ya había pasado una semana desde aquel juicio.
Llevaba varios días planeando una propuesta de matrimonio para Victoria, aunque ya sabía que quería casarse conmigo necesitaba hacer algo muy lindo para ella.
Llegué a casa después de solucionar algunos problemas en la constructora, abrí la puerta y sonreí de inmediato cuando vi a Victoria levantando a Nico y brincando emocionada.
Samuel: ¿Qué hacen?- pregunté riendo.
Victoria: ¡Espera! Quédate ahí… - me dijo y me detuve justo donde estaba.
Ella colocó a Nico en la alfombra, mi hijo sólo me observaba sonriendo.
Miré a Victoria confundido y ella me hizo una seña para que esperara.
En ese momento él se levantó y comenzó a dar pequeños y tambaleantes pasos. Lo miré sorprendido mientras Victoria sonreía emocionada.
Nicolás avanzó hasta donde yo estaba y me incliné hasta ponerme a su altura.
Él caminaba y reía alegre.
Cuando llegó conmigo se lanzó a mis brazos y lo abracé emocionado, Victoria se acercó a nosotros y se unió al abrazo.
Samuel: no lo puedo creer ¿Cuándo creciste tan rápido?– dije a Nico.
Victoria: lo sé… estuvimos practicando toda la tarde- dijo orgullosa.
Samuel: es injusto... aprendió a caminar y yo no estaba con él - dije caminando a la cocina mientras rodeaba la cintura de mi novia con mi brazo y llevaba a Nico en el otro.
Victoria: oye…Lo único que sabe decir es papá y agua y lo repite mil veces así que no es injusto.
Pa… papá…papá- Nico gritó sonriendo.
Victoria: lo ves... - dijo riendo.
Samuel: bueno tal vez tienes razón- besé la mejilla de Nico- ¿Qué les parece si vamos a cenar a un lugar bonito para celebrar que ya nuestro bebé es todo un hombrecito?
Victoria: me encanta- besó mis labios.
Samuel: pues vaya a ponerse aún más hermosa señorita- susurré en sus labios- yo me encargo del caballerito.
Ella asintió para segundos después subir a prepararse.
Samuel: muy bien amiguito… tú y yo planearemos algo lindo para mamá, ojalá acepte casarse con nosotros… bueno más bien conmigo pero obviamente tú estás incluido en el plan.
Él manoteo feliz y sonreí.
Samuel: anda vamos a prepararnos, tenemos una cita importante.
Casi dos horas después Victoria bajaba por las escaleras y yo no podía creer que esa hermosa mujer sea mi novia.
Es la mujer más hermosa que he visto y aunque suene un poco cursi no hay día de mi vida en el que no la imaginé tomando mi mano o mañana en la que no quiera despertar con ella acurrucada en mis brazos.
Verla de esa manera sólo me ayudó a confirmar lo que ya sabía... Que quería pasar el resto de mi vida junto a Victoria Méndez Espinoza.
Samuel: estás preciosa- dije ofreciéndole mi mano para bajar los últimos escalones.
Victoria: gracias - dijo ruborizada. Besé su frente y acaricié su mejilla.
Samuel: ¿Nos vamos?
Ella asintió.
Una hora después estábamos en un lugar un poco apartado e íntimo dentro de un restaurante muy lindo, Nico estaba en una silla especial para bebé junto a nosotros
Victoria cenaba tranquilamente mientras yo trataba de disimular mi nerviosismo.
La cena terminó y el momento del postre llegó y mientras ella disfrutaba de un pastel de chocolate yo la observaba perdido de amor por ella.
Victoria: ¿Qué pasa?... ¿Por qué me miras así?- dijo riendo.
Sonreí y tomé su mano.
Samuel: amor hay algo que quiero preguntarte...- ella asintió- como sabes… o como deberías de saberlo, yo te amo muchísimo- sonrió- y me encantaría pasar el resto de mi vida admirando esa hermosa sonrisa que me regalas. Quiero despertar a tu lado lo que me reste de vida y me encantaría... - miré a Nico- bueno nos encantaría estar a tu lado para siempre y... que me permitas tomar tu mano en cada momento y protegerte de todo y de todos los que te hagan daño… bonita mía ¿Me harías el honor de pasar el resto de tu vida a mi lado, como mi esposa?
Le mostré el hermoso anillo de compromiso que compré para ella.
Victoria secó sus lágrimas y asintió sonriendo.
Victoria: claro que sí…- susurró con una sonrisa mientras colocaba el anillo en su mano.
Me levanté y la abracé para después besar los labios de mi futura esposa.
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