Cambio Radical

Capítulo 39

 

Pasaba de media noche cuando el agente que vi en el kínder salía de mi casa.

 

Había venido para investigar si Miranda tenía alguna propiedad o algún lugar donde esconderse, pero yo no conocía esa información, solamente Sofía poseía esos datos por lo que apenas amaneciera irían a buscarla.

 

No había tenido el corazón para decirles en persona que Nico desapareció y no era un tema que se trate por teléfono, además tenía que preocuparme primero por Victoria, su palidez y sus molestias de esta mañana me tenían bastante preocupado; es por eso que no había hablado con Sofía, por eso y porque tenía la esperanza de que mi bebe apareciera antes del anochecer pero no fue así.

 

Salía de mi despacho, donde me reuní con la policía.

 

Cerré la puerta de mi casa detrás del oficial y recargue la frente en ella.

 

Estaba agotado, furioso y aterrado, quería a mi bebé, necesitan saber que estaba bien... necesitaba saber que estaba con nosotros.

 

Daniel: ¿ya saben algo?

 

Me giré y mi amigo estaba en medio de la sala, llevaba la camisa arremangada en los brazos y se veía poco menos o igual de agotado que yo.

 

Samuel: no...Aún nada ¿y las chicas?

 

Daniel: Sara acaba de dormir, tuve que darle algo que me dio Ángela para que se tranquilice antes de que afecte al bebé- dijo preocupado.

 

Samuel: estarán bien amigo... Todos lo estaremos pronto, cuando regrese Nico.

 

Daniel asintió tristemente.

 

Samuel: ¿Dónde está Victoria?

 

Daniel: subió con nosotros pero fue a tu habitación...

 

Samuel: voy a buscarla... mañana saldré a buscar a Nico...

 

Daniel: yo también iré

 

Samuel: muy bien entonces trata de descansar... mañana será un largo día.

 

Me despedí de Daniel quién subió a la habitación de invitados dónde dormiría con Sara.

 

Entré a mi habitación para buscar a mi prometida pero la luz estaba apagada y la cama intacta.

 

Me acerqué al baño y golpeé la puerta levemente.

 

Samuel: bonita...

 

Abrí la puerta pero el baño estaba vacío al igual que la ducha.

 

Revisé el jardín desde la ventana, pero era lo mismo, cada rincón de la casa estaba vacío.

 

Regresé a mi habitación en busca de mi teléfono, estaba dispuesto a salir a buscarla, no sabía hacia dónde pero tenía que hacer algo, la idea de que Victoria desaparezca me daba escalofríos.

 

Sin ella ni mi bebé seguro me volvería loco muy pronto.

 

Caminaba por el pasillo hasta que vi la puerta entreabierta de una de las habitaciones, la única habitación en la que no había buscado.

 

Suspiré profundamente y entre a esa habitación de la que antes salía con una sonrisa en el rostro.

 

El aroma a bebé inundó mis sentidos apenas cruce el umbral, la luz estaba apagado pero conocía esa habitación perfectamente, por inercia mi mirada se fijó en la cuna, era extraño y doloroso ver aquella cuna vacía, aquella en la que mi bebé dormía.

 

El nombre de Nicolás estaba plasmado en la pared sobre la cuna junto a las otras decoraciones de nubes y dibujos que Edith había pintado para él.

 

En el sillón que estaba cerca de la cuna se encontraba ella, mi bonita estaba acostada en aquel sofá aferrando a su cuerpo una de los muñecos favoritos de Nicolás, tenía los ojos irritados y suspiraba con sentimiento como una niña pequeña que se quedó dormida agotada por el llanto.

 

La tomé en mis brazos suavemente cuidando de no interrumpir su sueño, sin embargo abrió los ojos justo cuando entraba a nuestra habitación.

 

Victoria: Samuel...- susurró.

 

Samuel: tranquila cariño - le hablé con dulzura y recosté mi cabeza levemente sobre la suya mientras la acunaba como a una niña pequeña.

 

Ella durmió de nuevo y la recosté con cuidado en la cama.

 

Me recosté junto a ella y se acurrucó contra mi cuerpo suspirando profundamente.

 

Velaba su sueño tratando de conciliar el mío pero con la preocupación de mi bebé era casi imposible.

 

Esperaba el amanecer con ansias, me aterraba imaginar en donde se encontraba mi bebé.

 

Solamente esperaba que la mínima pizca de maternidad que había en Miranda ayudara a mantener a salvo a mi hijo.

 

Cada segundo parecía una hora hasta que a través de la ventana pude ver cómo la claridad del día entraba poco a poco.

 

La hermosa chica que comenzaba a despertar en mis brazos llamó mi atención en cuanto comenzaba a moverse.

 

Victoria: Nico… - susurraba dolorosamente aún dormida. Besé su frente mientras pequeñas lágrimas caían de mis ojos.

 

Samuel: tranquila bonita...

 

Victoria: Samuel...- despertó al fin y acaricie su mejilla sonriendo tristemente- ¿Dónde está Nicolás?

 

Negué

 

Samuel: aún no sabemos nada mi amor- asintió.

 

Victoria: pues tenemos que hacer algo- trató de levantarse.

 

Samuel: oye...- tomé su mano- saldré a buscarlo ¿ok? Pero necesito que tú te quedes en casa... Aún estás muy pálida y eso no me gusta, Ángela vendrá a revisarte, a ti y a Sara.

 

Victoria: ¿qué le pasa a Sara?- dijo preocupada.

 

Samuel: ayer se alteró mucho, parece que está bien pero es mejor estar seguros... por favor quédate en casa y cuida de ella, Daniel y yo iremos con la policía.

 

Ella asintió

 

Victoria: muy bien- suspiró- pero cuídate mucho mi amor.

 

Acarició mi mejilla y besó mis labios para después abrazarme con fuerza

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#5524 en Novela romántica

En el texto hay: familia, amor, padre

Editado: 06.07.2020

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