Cambio Radical

Capítulo 40

 

Era ya el tercer día que no sabía nada de Nicolás.

 

Tenía la esperanza de que Miranda llamara y pidiera alguna recompensa por él, en este momento estaba dispuesto a darle hasta mi último centavo con tal de que él regresara con nosotros.

 

Acababa de regresar a casa, estaba agotado y necesitaba ver a mi Victoria.

 

Su ánimo había decaído muchísimo se pasaba el día en la habitación de Nicolás arreglando y preparando su ropa o simplemente sentada en silencio.

 

Daniel y yo tratábamos de encontrar a Nico, necesitaba hacer algo en lugar de esperar en casa a que al policía encuentre a mi hijo.

 

Entré a casa junto a Daniel y en la sala había una caja de cartón, aún empaquetada.

 

Sara llegó hasta nosotros, abrazó a mi amigo y después besó mi mejilla.

 

Sara: ¿encontraron algo?- negué.

 

Samuel: ¿dónde está Victoria?

 

Sara: en su habitación, hace un momento fui a llevarle la comida pero estaba dormida y preferí dejarla descansar.

 

Samuel: sí, creo que es lo mejor- me senté en el sillón junto a aquel paquete- ¿qué es?

 

Sara: no lo sé, lo trajeron hace un rato... es para Victoria- asentí.

 

Sara: les calentaré la comida… - se dirigió a la cocina.

 

Daniel: yo te ayudo mi amor- caminó detrás de ella y ambos se perdieron por la puerta de la cocina.

 

Me quedé en la sala hasta que escuché el timbre de la puerta, me levanté a abrir y al otro lado me encontré con Blanca quien llevaba a su hija Regina en brazos.

 

Samuel: hola Blanca- besé su mejilla y le cedí el paso.

 

Blanca: hola Samuel... ¿Cómo está Victoria?

 

Samuel: igual, ahora está descansando.

 

Blanca: yo... creí que tal vez estar un rato con Regina le ayude un poco a levantarle el ánimo, ella y Nico son los más apegados a mi hermana.

 

Samuel: si, puede ser...- dije sonriendo de lado- sube está en la última habitación.

 

Blanca: no Samuel... Aún no tengo el valor para verla, todo esto es mi culpa.

 

Samuel: no Blanca, pudo pasar con cualquiera de nosotros, Miranda estaba decidida a llevárselo... Ahora lo importante es encontrar a Nico y ayudar a Victoria, yo creo que le hará bien verte, te extraña mucho.

 

Blanca: y yo a ella pero ahora no puedo verla- bajó la mirada.

 

Samuel: está bien - puse una mano sobre su brazo- yo llevo a Regina.

 

Blanca: gracias Samuel.

 

Tomé a Regina quien pataleaba alegre y emitía balbuceos un poco más desarrollados que mi bebé.

 

Abrí la puerta y ella ya estaba despierta, sin embargo aún estaba recostada en la cama.

 

La bebe se emocionó al verla y comenzó a balbucear y gritar más fuerte.

 

Victoria: ¡lo encontraste!- se levantó entusiasmada pero al mirarme se desilusionó un poco.

 

Samuel: lo siento mi amor- dejé a la niña sobre la cama y se acercó gateando hasta ella.

 

Victoria: no te preocupes- me sonrió triste y después centro su atención en Regina- hola princesa ¿cómo estás?- la abrazó y yo me senté junto a ella.

 

Samuel: la princesita extrañaba a su tía Victoria y su mami la trajo a visitarla- acaricié la pequeña manita de la niña.

 

Victoria: ¿Blanca está aquí?- me miró y asentí.

 

Samuel: está abajo, aún no quiere subir, se siente muy culpable.

 

Victoria: ella no tiene la culpa de nada, no sé de qué sería capaz Miranda si alguien le hubiera impedido llevarse a Nico.

 

Regina gritó en cuanto escuchó su nombre.

 

Samuel: ¿tú también lo extrañas verdad?- dije sonriendo mirando a la bebe.

 

Victoria: claro, es su compañero en todo, en la guardería son inseparables, lloran si no ven al otro.

 

Samuel: pobrecitos deben extrañarse mucho, ya han pasado varios días.

 

Victoria: si y cada vez es más difícil para todos- limpió una lágrima que caía por su mejilla.

 

Samuel: no podemos perder la esperanza ahora mi amor... nuestro bebé va a regresar- ella asintió sonriendo y besé su frente para después dedicarnos a jugar con la pequeña que estaba frente a nosotros.

 

Casi una hora después bajamos, Victoria llevaba a Regina en sus brazos, estar con ella le devolvió el optimismo y se veía un poco más animada que los días pasados.

 

Llegamos a la sala dónde Sara y Pocho hablaban con Blanca.

 

Ella se levantó y miró a Victoria.

 

Tomé a la bebe en mis brazos.

 

Samuel: ve a hablar con tu hermana- susurré en su oído y besé su mejilla.

 

Ella asintió y se acercó a Blanca.

 

Sara y Daniel se levantaron y se dirigieron a la cocina, yo entré a mi despacho junto a Regina, quería darle espacio a Victoria y a Blanca para hablar y arreglar lo que las separaba.

 

La senté en la alfombra donde suelo sentar a mi bebé mientras trabajo en casa.

 

Estuve algunos minutos investigando y llamando a cualquier que pudiera saber algo del paradero de Miranda, pero no había nada, como si la tierra se la hubiera tragado.

 

En ese momento el timbre sonó y me levanté tomando a Regina para ir a abrir la puerta.

 

Alberto, el esposo de Blanca me saludo y después entró.

 

La niña que llevaba en brazos sonrío feliz al verlo.

 

- papá... Papápa...-

 

Regina balbuceaba y estiró sus bracitos hacia su padre, él la tomó y repartió besos por su rostro.

 

En ese momento envidié tanto a ese hombre, a él y a cualquiera que pudiera estar en este momento abrazando a sus hijos y no tener que atravesar esta horrible angustia.



#4496 en Novela romántica

En el texto hay: familia, amor, padre

Editado: 06.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.