Cambio Radical

Epílogo

Entré a mi habitación después de dormir a mi hijo, Nicolás cada día era más activo, le encantaba andar de un lado para otro y correr por todo el jardín.

 

Por ahora el que se hacía cargo de él era yo, porque Victoria apenas y se podía mover, con su enorme panza de ocho meses era muy complicado cuidar de un bebé de dos años.

 

Ella estaba frente al espejo acariciando su vientre, no se percató de mi presencia hasta que la abracé por la espalda y coloqué mis manos en su vientre.

 

Victoria: ¿Ya se durmió?

 

Samuel: si... no dejaba de preguntar por su "nito"- dije sonriendo.

 

Victoria: está emocionado por conocerlo.

 

Samuel: si... y no es el único- besé su hombro.

 

Victoria: cada vez falta menos mi amor- dijo mirando el espejo, colocó sus manos sobre las mías y sonrió.

 

Samuel: tengo que ir a ducharme- besé su cuello- no te duermas sin darme mi beso- ella rió.

 

Victoria: te espero monstruo.

 

Besé su mejilla y tomé mi ropa para entrar a la ducha.

 

Cuando salí mi esposa estaba en la cama, viendo televisión y comiendo una manzana.

 

Me recosté en la cama y besé su vientre.

 

Samuel: te amo.

 

Victoria: yo también te amo- hizo puchero y sus ojos se llenaron de lágrimas.

 

Samuel: ¿Por qué lloras?- dije sonriendo.

 

Victoria: no sé- hizo puchero y comenzó a llorar, besé su frente sonriendo y la abracé.

 

Samuel: ¿Te ayuda un beso?- asintió.

 

Victoria: aquí- dijo apuntando su vientre, sonreí y lo besé- ahora aquí...- apuntó su cuello y también lo besé, hizo puchero y apunto sus labios.

 

Me acerqué a besarla y ella me correspondió entre suspiros.

 

Victoria: mi amor...- entre besos

 

Samuel: mmm...- dije besando su cuello.

 

Victoria: ¿Me haces un favor?

 

Samuel: los que quieras guapa- besé sus labios.

 

Victoria: quiero helado- me separé de ella.

 

Samuel: ¿A ésta hora?

 

Victoria: si... por favor- junto sus manos frente a su pecho e hizo puchero.

 

Samuel: está bien...- me levanté y caminé hasta la puerta.

 

Victoria: Samuel... - me giré- que sea de limón.

 

Samuel: hay de vainilla y fresa en el congelador ¿No sé te antoja?

 

Victoria: no mi amor... tu hijo tiene antojo de limón- dijo colocando las manos sobre su vientre. Asentí y me giré de nuevo- con chile... de limón con chile... líquido y en polvo.

 

Samuel: ¿Puedes comer eso?- la miré con una mueca.

 

Victoria: claro que sí... anda mi amor por favor.

 

Samuel: está bien, voy a buscar tu helado... a ver en dónde lo consigo... cualquier cosa me marcas- ella asintió sonriendo. Salí de la habitación para segundos después salir de mi casa.

 

Cuando regresé ella ya estaba dormida. Bajé a la cocina a guardar el helado en el congelador y subí de nuevo para recostarme junto a mí esposa quedándome dormido minutos después.

 

 

Sentí que Victoria se movía demasiado a mi lado y se levantaba al baño muy frecuentemente.

 

Abrí los ojos y observé el reloj 4:32 am, me giré y cerré los ojos de nuevo.

 

###: Samuel... Samuel- sentía que me movían violentamente.

 

Abrí los ojos y Victoria estaba frente a mí, con una mano debajo de su vientre. Respiraba agitada y tenía el ceño fruncido.

 

Victoria: ¡Despierta!- dijo desesperada y me senté en la cama.

 

Samuel: ¿Qué pasa?- hablé aún medio dormido.

 

Victoria: rompí fuente...

 

Samuel: ¿Qué?

 

Victoria: tenemos que ir al hospital...- me quedé en shock- ¡Rápido Samuel!

 

Me levanté de un salto de la cama, ella se sentó y sujetó mi mano cuando sintió lo que parecía ser una contracción.

 

Victoria: aaaaaay- gritó y respiró por la boca.

 

Samuel: ¿Qué hago Victoria? No sé qué hacer- daba vueltas por la habitación, me acerqué a ella pero me evitó.

 

Victoria: ¡espérate!... no me toques ahorita...

 

Samuel: dime qué hago...

 

Victoria: ¡Cálmate!... Cálmate porque me estás poniendo nerviosa.

 

Samuel: estoy tranquilo mira, si tú estás tranquila yo estoy tranquilo... - hablé rápido, ella sólo me miró con coraje hasta que una contracción la interrumpió de nuevo.

 

Victoria: aaaaaay... por Dios esto duele mucho.

 

Samuel: ¿Qué hago? Dime qué hago.

 

Victoria: ¡Shhhhhh! Respira y por amor de Dios ¡Ya cállate!- asentí pasando saliva.

 

Ella aplicaba las técnicas de respiración que habíamos aprendido y yo la imitaba porque todas esas técnicas se esfumaron de mi mente, en éste momento estaba en blanco.

 

Samuel: llamaré a Ángela y prepararé el auto- ella asintió.

 

Tomé mi celular y marqué a mi amiga mientras Victoria apretaba mi mano., el timbre sonó un par de veces hasta que la voz de Mauricio apareció, estaba tan nervioso que no pude ni preguntar porque él contestaba.

 

Mauricio: Hola- contestó adormilado.

 

Samuel: Mauricio... ya va a nacer... el bebé ya va a tener a Victoria- hablé rápido

 

Mauricio: ¿Qué?- dijo confundido.

 

Samuel: que Victoria ya va a tener al bebé... vamos para el hospital, avisa a Ángela.

 

Colgué, tomé la maleta que ella había preparado y la ayudé a llegar al auto. Después regresé por Nicolás que dormía tranquilamente en su cuna, lo aseguré en su silla y arranqué la camioneta.

 

Al ser de madrugada no había autos en la avenida y en menos de quince minutos llegamos al hospital.



#5524 en Novela romántica

En el texto hay: familia, amor, padre

Editado: 06.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.