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Una Semana Después....

—¿Por qué Namjoon hyung tiene ese humor de perros?- pregunta un Jimin confundido a Jungkook mientras veían al rubio sentado en uno de los sofás de la sala mirando la televisión con los brazos cruzados sobre su pecho manteniendo el ceño fruncido.

—No lo se... Lleva varios días así-meciona el pelinegro desconcertado-¿Qué te hizo a tí?

—Le pregunté donde estaba Jin hyung y me mando al demonio ¿Y a tí?

—Le pedí que le subiera volumen a la televisión y me lanzo el control remoto-dice a la vez que se toca el brazo que recibió el impacto.

—¿De qué hablan mocosos?

Yoongi ingresa a la cocina donde se encontraban cuchicheando el pelirrosa y el azabache.

—Del mal humor de Namjoon hyung, ¿Usted sabe algo?-interroga Jimin con preocupación observando a el pálido buscar algo en el refrigerador.

—¿Otra vez estando de chismosos?-se queja el mayor alzando una de sus cejas.

— ¡Solo estamos preocupados!-exclama el pelirrosa.

—Aja, si ahora así le llaman al chisme ... Okay-se burla Yoongi marchandose de la estancia con una bebida en mano.

—¡Déjenme en paz!-grito el rubio molesto.

—¿Ahora quién será la víctima?-murmura Jungkook.

—¿Alguien me podría explicar que le pasa a Namjoon?-pregunta Hoseok entrando en el lugar refugiándose de la ira del rubio.

—Todos nos preguntamos lo mismo-contesta Jimin.

—¿Por qué te grito?-curiosea el azabache.

—Solo le pregunté si Jin hyung iba a cocinar hoy

— No tenemos ni la más mínima idea de que sucede con el-confiesa el pelirrosa.

Hoseok decidido a quedarse con los menores, ya que no quería arriesgarse a que Namjoon lo matara en el intento de volver a su habitación, toma una fruta del tazón que estaba sobre la isla y la comienza a comer.

—¡Hyung tranquilo! ¡No me golpeé con el cojín! ¡Hyung no!-se escuchaban los gritos de Taehyung por toda la casa.

—Otra víctima-dice entre suspiros Jimin.

A los segundos apareció un Taehyung algo agitado por correr por toda la sala huyendo de los cojines que le lanzaba el rubio con toda su furia.

—¡¿Qué diablos se le metió a Namjoon?!

— Todos queremos saber lo mismo-responde el pelirrojo.

—¡Está loco! ¿Pueden creer que me lanzo todos los cojines que tenía alrededor solo por preguntarle si había visto mi teléfono?

— Sí, te creemos-afirma el pelirrojo divertido.

—Por lo menos no te lanzo el control remoto-lo consuela Jungkook.

—¿Qué hacen chicos?-pregunta Jin entrando al lugar tranquilamente.

—¿A tí no te atacó?-interroga sorprendido el del cabello azul.

—¿Quién?

—Namjoon hyung-responde está vez el pelirrosa.

—No-habla sin mirarlos mientras hurgaba en el refrigerador.

—¿Usted sabe que le pasa?-indaga Taehyung.

—De seguro se levantó con el pie izquierdo y es por eso que esta con ese humor de perros-contesta con una sonrisa maliciosa en sus labios.

—Espero que solo sea eso porque han habido múltiples intentos de asesinatos-expresa Jungkook con miedo.

Mientras tanto en la sala...

— Te odio Jin...- masculla mirando a la nada.

—¿A quien odias amor mío?-pregunta el castaño risueño.

— A nadie mi vida, sabes que te amo con todas mis fuerzas. El amor que te tengo es tan intenso que me provoca matarte-expresa sarcásticamente.

—Namjoon...-lo llama después que este centrará su atención en la televisión.

—¿Mmm?

—En abstinencia por tres meses

—¡¿Te has vuelto loco?!- grita exaltado mirando al castaño.

—No-responde con firmeza.

—¿Sabés qué? me hartaste, ¡Terminamos!-declara mientras se dirige frustrado hacia su habitación.

—¡Joonnie!

Jin se va detrás de él asustado por tal confesión. Namjoon al escucharlo se detiene para ver qué le decía.

—Tu me quieres matar ¿verdad?

— Bebé... Sabes que te amo-susurra el castaño pasando sus brazos alrededor del cuello del menor acortando la distancia de sus cuerpos hasta el punto de rozar sus labios.

El rubio miraba los labios del mayor con hambre, ya habían pasado varios días los cuales no había tenido un bocado de ellos. Excitado por tal proximidad, junta sus labios envolviendolos en un ansioso beso, cuanto había anhelado aquello, pasaba noches en vela pensado en cuando podría volver acariciar el delicado cuerpo del castaño, en cuando podría volver a escuchar sus ahogados gemidos de placer cada vez que le hacía amor.