Cameron

3. Pentotal sódico

Se siente demasiado cansado y triste. Nunca logra dormir por las noches, y en el día (cuando siente el sueño aproximarse), alguien atraviesa la puerta de su habitación y toma asiento al lado de su cama. Los hombres están haciendo demasiadas preguntas, dicen que el culpable debe estar tras las rejas por lo que hizo. Aunque intenta ignorarlos, no puede deshacerse de ellos.

El psicólogo toma un descanso cuando él comienza a bostezar, teniendo aún menos ánimos de escribir palabras en una hoja de papel.

 Ahora está solo con el otro chico, recostado sobre la alfombra mientras le ve hacer malabares con las cosas de su escritorio.

—¿Qué es una taiga? —La voz de Cameron se levanta a través del silencio.

Él intenta ignorarlo, pues cree que ni siquiera logrará articular una oración entera. Y se limita a cerrar los ojos, escuchando el sonido que hacen las cosas al ser lanzadas al techo y caer directo en las manos del moreno.

—Ashton, ¿qué es una taiga?

—¿Un ecosistema? —responde después de pensarlo, abriendo los ojos con pesadez.

—Sí, eso lo sé. ¿Pero qué tipo de ecosistema?

—¿Por qué esto si quiera importa? —cuestiona, un poco irritado. No quiere hablar, pensar o hacer algo más aparte de respirar.

—Quiero saberlo.

Suelta un suspiro. A Cameron se le cae un vaso de cristal y el mismo produce esquirlas sobre la alfombra. Sabe que serán difíciles de sacar, pero no hace nada para solucionarlo además de colocar su tenis encima y aplastar los vidrios traslúcidos hasta reducirlos a nada.

—Pues creo que es un bosque de coníferas —dice observando los pequeños brillitos entre la lana de la alfombra—, debajo del pol…

Se queda callado cuando ve que el muchacho deja las cosas sobre el escritorio con rapidez y sigilo, sin hacer ni un solo ruido. Le mira ocultarse en el armario, como cada vez que alguien entra a la habitación.

—Amor, te he traído el desayuno —Su madre aparece sonriente, sosteniendo una bandeja entre las manos—. Zachary quiere recetar unas pastillas nuevas, dice que no estás durmiendo bien.

Ashton asiente con desgano. Su mamá coloca la charola sobre la cama.

—Cariño, programé la cita con la policía para mañana. Es seguro. Solamente iremos a que intentes reconocer el rostro de la persona que… la persona que hizo… esto.

Niega con un movimiento de cabeza, sin levantarse de la cama.

—Ya sé que es difícil, pero puedes hacerlo, eres un chico valiente y capaz de muchas cos…

—No —niega con voz seria y temerosa—. No quiero ir, mamá. Por favor, no.

—Pero, bebé, ese hombr…

—¡No! —grita, cubriéndose los oídos con ambas manos. Cierra los ojos con fuerza.

Su mamá le mira con tristeza, mordiéndose el labio inferior mientras intenta buscar algún argumento para convencerlo, pero se rinde después de unos cortos segundos.

—Por favor, necesito estar solo —implora, sintiendo que su voz se transforma en un sonido agudo regurgitando del fondo de su garganta—. Vete.

Elizabeth suspira, pero se marcha, cerrando la puerta con cuidado.

Cameron aparece minutos después. Sabe que está allí porque aplaude, como si hubiese presenciado una magnífica obra de teatro.

Ashton le ignora, viendo la comida que contiene la charola. Su ansiedad hace que quiera llevarse lo primero que encuentra a la boca. El moreno chasquea la lengua, sentándose a su lado mientras mueve la cabeza en gesto de negación.

—Yo no comería eso si fuese tú —susurra en su oído, viendo con desagrado todos los olorosos alimentos—. Pentotal sódico, ¿has escuchado de él?

—No…

—Lo usan en casos de asesinatos para que los culpables confiesen lo que hicieron.

—¿Y eso qué tiene que ver?

El moreno rueda los ojos, mirándole como si fuese la persona más estúpida del mundo.

—Que tal vez están intentando obtener la verdad —Suelta la última palabra con pronunciado sarcasmo—, y tú no estás cooperando. ¿No crees que necesitan cambiar de tácticas?

Cameron no deja de sonreír cuando Ashton camina hacia el baño sosteniendo un plato repleto de comida entre sus temblorosas manos. Lo vacía en el escusado. Coge su mano cuando el remolino de guisantes desaparece de vista.



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En el texto hay: lgbt, amistad, violencia

Editado: 28.08.2018

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