Camila Y Juan

CAPITULO 13 – Cara A Cara Con Camila Y Juan

CAPITULO 13 – Cara A Cara Con Camila Y Juan

 

            A mediados de abril en la Universidad de Oxford siempre hacían un baile de blanco y negro para recaudar fondos y buscar patrocinadores para las investigaciones.  Aunque a mí no me gustaba ir a esas fiestas tan estirados tenía que ir para ayudar a Jerry a buscar patrocinadores.  Jerry no había tenido tiempo de volver al apartamento para cambiarse así que se cambio en la oficina de la Universidad. Mientras yo me fui a preparar al apartamento. Al verme en el espejo que de asombrada el vestido me quedaba fantástico, se pegaba a mis pecho y los hacía ver más grandes. El vestido era estraple blanco con unos detalles de hojas y flores bordados en negro. Debajo del pecho había una cinta de seda negra que ajustaba el busto y hacia que la falda tuviera vuelos desde aquí hasta 4 pulgadas antes de mis rodillas.  En la falda del vestido también era blanco y los detalles bordados en negro de hojas y flores se ampliaban desde el lado derecho de mi busto hasta el lado izquierdo de la falda. Parecía una enredadora de hojas y flores. Era sencillamente espectacular el vestido.  Me hice una trenza francesa en el cabello que dejaba mi cuello descubierto; en el llevaba un collar de perlas negras que había heredado de mi madre. Mi maquillaje era sencillo pero enfatizaba mis ojos, mis labios estaban con un labial rosa claro.  Me coloque un abrigo antes de salir del apartamento…

            - Por Dios… - dije virando hacia las escaleras. – Por poco dejo el cuadro de Lady Camila.

            El cuadro de Lady Camila se iba a exponer junto a los cuadros que había en el Museo Victoriano, ya que allí era el baile de recaudación. Volví a la oficina, que era la primera vez que entraba y vi el cuadro encima de una de las sillas en una funda de arte. Tome la obra y agradecí que no fuera muy grande y pesada. Al llegar al estacionamiento vi el Mercedes Benz SLR deportivo de Jerry y lo abrí con el beeper.  Abrí la puerta trasera del coche y lo deje en el asiento del pasajero. Me coloque en el lado del conductor, cuando estaba arrancando el coche sentí mi Blackberry timbrar. Gracia a la Tecnología, conecte el bluetooth del Blackberry al coche y conteste la llamada.

            - Si

            - Anya, ¿En Donde Estas? – me dijo Jerry

            - Estoy saliendo del apartamento amor.  En unos 15 minutos estoy allí.

            - Primero tienes que venirme a buscar a la Universidad acabo de llegar del salón de baile y me estoy cambiando. – en el fondo se escuchaba la ropa cayendo en el suelo.

            - Okey, pero recoge la ropa antes de salir de la oficina. – le dije con una sonrisa, Jerry siempre dejaba la ropa tirada en el piso.

            - Y como sabes que la voy a dejar en el suelo Anya. – Me dije en tono de burla

            - Porque vivo contigo amor. – y antes de que pudiera responder a algo le dije. – voy a colgar, sabes que no me gusta conducir y hablar, nos vemos en un rato.

            Al llegar a la universidad Jerry me esperaba en la entrada, subió al coche y nos fuimos. Hablamos de los que esperábamos que sucediera en el baile de recaudación. Al llegar al Museo Victoriano se veía que todo estaba lleno, y las esperanzas de nosotros aumentaron.  Jerry se bajo del coche con el cuadro y entro al salón a lo que yo estacionaba el coche.  Me tarde en llegar a la entrada por que tuve que estacionarme lejos, todo el estacionamiento estaba lleno.  En la recepción estaba Brad Nicols.

            - Buenas noches Brad. – le dije con una sonrisa.

            - Buenas noches Anya. – Brad me devolvió la sonrisa.  Me dijo un número al recoger el abrigo. – Anya estas hermosa, el ratoteca[1] se va a infartar. – Me dijo con una sonrisa.

            Le devolví la sonrisa y me fui a buscar a Jerry. Estaba segura que iba a necesitar mi ayuda en algo. Mientras me abría paso entre la multitud observaba que todos se me quedaban mirando y hasta cierto punto era comprensible.  El patito feo se ha convertido en cisne; pero yo sentía que era algo más.  Las miradas comenzaron a incomodarme y me encontré por fin en una de las esquinas a Jerry con el director de la facultad. Jerry estaba de espalda a mí cuando me acerque a él.  Quien fue el primero en verme fue el director de la facultad.

            - Srta. Monsalve, que hermosa estas. – dijo el Director de la Facultad.

            - Gracias Señor Dixon.




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