04

La directora había accedido a atenderla ya que faltaba bastante para la fiesta, a demás, no se podía ir sin antes ver que el gimnasio quedara presentable para la celebración.

Así pues, entramos a su oficina y comenzaron a hablar. 
No estaba poniendo atención a lo mas minino, ya que no podía dejar de pensar en lo que había sucedido hace apenas una hora atrás.

Simplemente el recordar estar bajo su mirada y seriedad. Me había sentido algo incomoda cuando sus ojos no se separaron de mi. , y no entendía por qué, después de probablemente haberme barrido con la mirada, este negó hacía ella. El semblante de Franci cambió casi en seguida, parecía desilucionada.

—Suena a que su hija es una gran estudiente. Será un placer tenerla en nuestra institución. —Le sonreí a la mujer tras el escritorio. Probablemente mi mamá haya exagerado—¿Tiene todos los papeles en regla? —mi mamá asintió . —bien, solo queda pasar con la secretaria para que la dé de alta en el sistema, eso sería todo. Que pase una linda tarde. Nos vemos señorita Hildas.

La mujer abrió la puerta para nosotros, y en un agradecimiento nos dirigimos a su secretaria. Mamá entregó los papeles y luego de obtener nuestra ficha de pago, ambas nos marchamos.

Caminamos por el pasillo que nos había conducido al gimnasio y seguimos por todo este hasta que llegamos al estacionamiento. Ahí mi mamá, justo antes de llegar al auto, soltó una maldición.

—Deje mi bolso en el escritorio de la secretaria, ve corriendo a ver si todavía esta la mujer.

—Ay mamá.

—Sin resongar, andale, correle. Que si no nos vamos caminando y a recordar lo floja que resultas no creo que quieras eso.

—Se me baja la presión. —dije

Caminando de vuelta por el pasillo, escuché a mi mamá acarreandome para que corriera, pero me sentía tan fatigada que en cuanto doble el pasillo comencé a caminar.

No había casilleros en algunas partes de los pasillos, sobre todos en las zonas en las que se encontraban los salones. La directora había comentado que había un costo extra por obtener uno, a lo cual a mi mamá le pareció innecesario y a mi también.

Pasé por el gimnasio el cual poco a poco comenzaba a vaciarse, provocando que poca gente se acumulará en el pasillo. Pasé sin problema y llegué a la oficina de la secretaria, que estaba afuera del de la directora. Pará mi infortunio ya estaba cerrada con las cortinas extendidas, tapando su interior.

—No me quiero ir caminando. —dije en voz baja, a forma de queja, mientras intentaba girar la perilla para abrir la puerta, pero claro, estaba cerrado con llave.

Traté de ver un poco acercándome a la ventanilla y tapando con mis manos alrededor de mis ojos para evitar reflejos. Y, por un pedazo pequeño pude ver la pequeña bolsa de mi mamá en la mesita de la sala de espera. Pero en efecto, la secretaria ya no estaba ahí.

—¿Pensando en robar? —Me gire asustada tocandome con una mano el pecho, solo para ver  a una chica bajita frente a mi, y a un muchacho más alto que ella detrás.

Ambos vestian de ropa oscura, aun que parecía tener un aspecto diferente. Ella se veía elegante vestida de esa forma y él se veía como de esos chicos que no se esforzaron en si quiera pensar que ponerse, tomó lo primero que encontró y se lo puso.

Aún así, no se veía mal, incluso el cigarro que bailaba entre sus labios lo hacía lucir de alguna extraña razón, bastante atractivo. Si me ponía a juzgarlos a simple vista, parecían un duo de problemas o de los que te hacían pagar por causar problemas. Cualquiera sea de las dos explique con rapidez que era lo que hacía en este lugar.

—5 dólares y sacó el bolso de tu mamá. —dijo la chica.

—Yo te lo hago por 3 dólares. —su voz sono bastante sujerente.

—Eres un sucio, estamos hablado bien y tú todo lo relacionas con sexo.

—Pero que demonios —Dijo sacando el cigarro de su boca, expulsando el humo al hablar —También estoy hablando del bolso.

—Ah, lo siento.

—Y el sucio soy yo. —rodó los ojos volviendo a dar otra calada al cigarro.

—¿Esta no resulta ser un área libre del humo del tabaco? —pregunté al chico, este negó tranquilo

—¿Entonces ese letrero está de adorno?

Señale el letrero pegando a la pared, con algunas advertencia de lo dañino que eso pude resultar para la salud.

—Ah, eso, ese letrero está ahí por que taparon un pene que hicieron con pintura roja a minutos del evento de hoy. Quieres verlo —re rió acercándose al él, sin embargo la chica lo jalo de vuelta a su lado

—Tú no le hagas caso, yo soy la inteligente de la familia. A él velo como mi sombra. Y tú —se dirigió al chico —actúa como una, callate.

Él sólo levantó los hombros y volvió a dar una calada aún mas larga.

—¿Quieres que te ayude o no?

—La verdad es que no creo que esto esté bien. Mejor voy a buscarla...

Ví como la chica rodaba los ojos y solamente dirigía su mano al picaporte, estaba apuntó de explicarle que la puerta estaba bajo llave, sin embargo el seguro parecía votarse ante su tacto y acto seguido la chica giró el pomo abriéndome la puerta.

—hay cámaras, así que por cinco dólares más mi hermano entra por tu bolso...

—Yo por un simple por favor lo hago. ¿Que están haciendo aquí? —Había escuchado aquella voz antes, de cierta forma, a pensar de sólo haberla oído unas pocas veces, me resultaba inconfundible. Me gire para encarla y tras regalarme una sonrisa cálida, entró a la oficina y salió con el bolso de mi mamá.

—Pero vaya, la chihuahua siempre metiéndose en donde no le llaman. —Dice la otra chica.

—Brujilda y don nadie, buscando de donde sacar dinero para sus platitas alucinógenas. Que sorpresa—Responde Franci, dando un paso mas hacia adelante. Escaneando a la muchacha de una forma algo despectiva.

—Pides a gritos que te rompa el cuello.

—¿Vemos quien es mas rápida?
Los ojos de la chica de negro comenzaron a tornarse algo raros.

—Basta —Una tercera voz interviene, algo más alto. Pensé que había sido el otro chico, pero no fue asi. Los hermanos se giraron hacia atrás, y esa acción me hizo ver de quien se trataba.