De las coincidencias generadas en la vida, ésta ya era casi que el colmo. Gerardo estaba en la zona de restaurantes terminando una merienda antes de hacer la temida llamada, cuando vio que se acercaba la muchacha de talento humano. Decidió voltear para que ella no se diera cuenta que él estaba allí. Le observó mientras esta solicitaba un almuerzo.
- ¿No hay almuerzos? – le escuchó.
Eran ya cerca de las cuatro de la tarde, a esas horas no encontraría comidas adecuadas para un almuerzo. La chica se paseó por los exhibidores tratando de escoger algo que luego llevó consigo hacia una de las mesas. El hombre sintió una punzada de culpabilidad ya que seguramente se había dedicado al trabajo con ahínco después de haberla confrontado, aspecto que de alguna manera hablaba bien de la ética laboral de la jovencita. Pidió un café extra, se dirigió a la mesa donde ella se encontraba comiendo una empanada con un jugo. Sin pensarlo dos veces se sentó enfrente de ella, esta reaccionó de la misma manera que en la mañana agrandando los ojos tropezó el jugo, pero Gerardo lo detuvo con la destreza propia de los años de entrenamiento en artes de combate. Colocó delante de ella la taza.
- Creo que te debo un café, esta mañana prácticamente lo dejaste tirado en la mesa.
- No era necesario – dijo sin recibirlo, colocándose de pie – me disculpo, nuevamente me encontró fuera de mi puesto de trabajo en horas laborales.
- No – la detuvo antes de que terminara de pararse – no se preocupe, al verla comiendo me imagino que del susto que recibió no alcanzó a almorzar a tiempo.
Gracia asintió dándole un mordisco entre retador y molesto a lo que le quedaba de su empanada, miró fijamente los famosos ojos dorados de su jefe quien no desvió ni por un instante la vista de ella. Fue un reto de segundos casi eternos, cuando ella tragó el último bocado. Se puso de pie tomando la botella de jugo, de la misma manera hizo él tomando el vaso de café.
- Con permiso.
- Te acompaño.
- No tiene por qué.
- Me dirijo a la zona administrativa, digamos que tu sitio de trabajo me queda de paso. Además, deseo adelantar una reunión que tengo con tu departamento por cuestiones personales.
Gracia soltó la botella de manera instantánea
- ¡No estoy lista para hoy!
- Vaya, vaya, vaya, tú eres la chica de comunicaciones. Soberana sorpresa – bueno, entonces te lo informo a ti, tengo una visita inesperada y probablemente cope mis próximos días, necesito escuchar tu propuesta mañana en la mañana, ya que tomaré el viernes para lo que corresponda me toque realizar dadas las inesperadas circunstancias que te comenté- Gracia lo miraba aturdida, apenas si había terminado la presentación, tendría que estudiar todo para poder sostener con argumentos sólidos la propuesta, eso implicaría una noche muy larga y evadirse de asistir a la sesión de la noche donde esperaba tomar venganza.
- ¿Qué circunstancias fue las que me comentó? -dijo de la manera más desconcertante posible.
- ¿No me escuchaste? –respondió con una mirada seria.
- Si, claro, es que bueno…ahh… - suspiró
- No tienes la propuesta lista- sentenció el gerente.
- Noooo. …es decir, si la tengo lista, no me estoy negando, es que hoy necesitaba hacer algo en la noche y el hecho de que usted adelante la reunión me restara tiempo y tendré que ponerme a estudiar.
- Bueno- la invitó a continuar con su camino- sino es mañana te tocaría esperar a cuando vuelva a tener espacio en la agenda, y sin ese proyecto tu puesto queda sin funcionalidad para la empresa.
- Lo sé – interrumpió- yo sería un gasto innecesario para la empresa. Está bien, le diré a la señora María José que mañana se realizará la reunión con usted, espero concerte con ella la hora.
Gracia entró en su área, envió un mensaje por chat a su jefa inmediata, retiró el post it note que tenía pegado al computador arrojándolo a la caneca y se puso a estudiar. Gerardo, atento a todo, notó la tristeza en la muchacha por lo tanto decidió pedir a su secretaria su respectiva hoja de vida.