Camino A Casa. En ti encontré mi hogar

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Ya en su auto, camino a la empresa, los pensamientos en torno a la corta visita de Sandra imperaban en su mente. Daba vueltas una y otra vez a las palabras de ella, todo indicaba que para su madre cualquier decisión que él tomara siempre llevaría al mismo camino. Como si la vida estuviera determinada por un destino inevitable capaz de cumplirse cualquiera fueran las circunstancias, procesos, decisiones, emociones y deseos. De ser así, entonces la vida sería una frustrante obra dramática escrita por un autor de talla funesta cual Sófocles con su Antígona o su Edipo.

Luego de estacionar, ya en la entrada, se encontró con la muchacha de talento humano, cuatro veces en dos días ya se convertía en un abuso de coincidencias en una entidad con tan enorme número de personal. Los lentes oscuros le quitaban algo del aura infantil, su ropa era menos deportiva, pensó que se debía a la presentación; sin embargo, aun llevaba tenis; iba ligeramente maquillada y con el cabello recogido en una coleta.

Trató de no darle alcance, pero ya en recepción la vio detenerse a recibir una llamada, de modo que prácticamente terminó caminando a su lado sin que ella se diera, nuevamente por enterada. Y, aunque no le gustaba escuchar conversaciones ajenas, no pudo evitar prestarle algo de atención al percibir el tono molesto.

- No me voy a retractar, que inicie ella… ya te dije que actué de la misma manera en la que fui tratada…Ángela, trata de mirar las cosas desde un contexto más amplio, ella lleva días esparciendo rumores acerca de mi… Ángela… te entiendo, pero ya estoy en la empresa, debo colgar, hablaremos cualquier otro día.

Al colgar la muchacha casi que tiró el celular al fondo de su bolso. Retirándose los lentes oscuros, sacó un medicamento del bolso. Antes de que se lo empujara Gerardo notó los ojos hinchados y enrojecidos. Algo estaba ocurriendo y él, el gerente, había puesto a esa niña a trabajar horas extras por la simple sospecha de que el arribo de su progenitora iba a requerir más tiempo de él.

- Buenos días- saludó cortes.

- Buenos días señor- respondió Gracia tragándose rápidamente el medicamento para el dolor de cabeza.

- ¿Cómo amaneciste?

- Bien - seca, cortante, decidió que esto sería interesante.

- El medicamento que ingeriste podría ser evidencia de lo contrario – anotó con su sonrisa entre el sarcasmo y el “yo tengo la razón”.

- ¿Y si solo es la pastilla anticonceptiva? – dijo respondiendo casi en el mismo tono.

- De ser así, me disculpo por la intromisión- dijo el hombre algo avergonzado de la respuesta tan directa.

- Ujuuu…- gruñó Gracia.

- ¿Estás en una relación? - le preguntó mientras continuaba caminando a su lado distraídamente.

- No, la verdad es que no me he topado aun con un hombre lo suficientemente interesante- Gerardo sonrió ante la respuesta de ella, simplemente la hizo caer en una confesión sin que se percatara.

- Entonces no era un anticonceptivo, ¿para qué era el medicamento?

- ¡Quién le dijo que solo se toman anticonceptivos como método de prevención de embarazos, bien podría ser un tratamiento.! – sonrió

- Entonces me estás dando la razón, si no te sientes bien, entonces aplacemos la junta.

- Le agradezco, pero ya me preparé, es mejor no perder el tiempo. No vemos luego – en su voz no había altanerías o segundas intenciones, se notaba que solo deseaba salir del compromiso.

Gracia entro a la zona de Talento humano y Gerardo caminó hacia la oficina donde le esperaba la hoja de vida de la muchacha, al fin conoció su nombre, profesión, perfil, estado civil y hasta la dirección donde vivía. Reflexionó entonces como es de interesante que un papel te diga todo y, al mismo tiempo, nada de una persona.




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