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Dos horas después Gracia se encontraba frente a su jefa, el representante del área de telecomunicaciones, un operador de sistemas, la psicóloga y el gerente de la empresa sustentando la viabilidad de un departamento de comunicaciones con un enfoque pedagógico que abarcara formaciones a los empleados y sus familias no desde sus áreas específicas sino desde el punto de vista de bienestar personal, emocional, familiar; con orientaciones claras respecto a situaciones cotidianas que de alguna forma generan estrés  y disminuyen la capacidad laboral de las personas a mediano y largo plazo, en el cual se conformaría un equipo multi-propósito.

Pasó de los objetivos, al planteamiento del problema, con ejemplos tomados de salud ocupacional, explicó ampliamente la metodología y dejó a consideración una propuesta de la primera línea que abarcaría unos 7 meses de intervención.

A medida que exponía sus ideas, se sentía más segura de la relevancia que podría tener un proyecto de este tipo. Su jefa asentía a cada tanto, las otras áreas toman apuntes y el gerente solo escuchaba con detenimiento sin ninguna muestra a favor o en contra.

Al terminar, los representantes del área de telecomunicaciones, sistemas y la psicóloga expresaron sus aportes u objeciones en torno a la ruta y metodología de trabajo. El nerviosismo era evidente en los ojos de la jovencita.

Dadas todas las consideraciones María José tomo la palabra:

- No es algo completamente novedoso, pero si tiene sus aportes interesantes ya que se aleja en el área pedagógica familiar de la línea de trabajo de salud ocupacional. Habría que realizar unos ajustes con el objeto de no invadir trabajo de otro personal, ni perjudicar a nadie en cuanto a los tiempos de cumplimiento laboral.

- Si señora – respondió Gracia tomando atenta nota.

- ¿Qué piensas Gerardo? – interpeló la jefa al gerente.

- Debo analizar algunos detalles. envíame todo al correo y vuelvo a examinarlo con calma – sin más se puso de pie y con una inclinación de cabeza salió del recinto.

El mundo se le vino encima, sin una aprobación terminaría su contrato en tres días. Con la calma a punto de ser quebrantada recogió el computador llevándose el lápiz a la boca mientras organizaba la libreta de apuntes y la cartuchera.

- Pareces un castor- escuchó decir al joven de sistemas que se le acercaba sonriente.

- Es un tic- respondió.

- ¿Vas a almorzar enseguida? – preguntó.

- No, debo pasar por mi cubículo a dejar mis cosas, te veo allá.

- Puedo acompañarte, así podemos hablar.

- ¿De qué? - preguntó con un tono de prevención

- Señorita, así se conoce la gente, hablando sin un propósito específico, solo dialogar, interactuar – respondió entre simpático y divertido- Soy Michel, mucho gusto

- Gracia, gusto en conocerte.

Aunque en el fondo era realmente lo que menos necesitaba.