Camino A Casa. En ti encontré mi hogar

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Sentía incomodidad ante la idea de haberse hecho esperar y no atender a la niña de comunicaciones. El sentimiento de culpa empezaba a tomar posición en su pecho, más que nada porque sabía que su querida amiga María José, muy en el fondo tenía la razón, casi siempre actuaba como si los otros no le importaran. Condujo su auto sin dirigirse a su apartamento, tomaría la ruta hacia la propiedad campestre en las afueras de la ciudad, la semana tuvo muchos altibajos y necesitaba tener la oportunidad de desconectarse.

Al subir el puente vio la conocida figura que contemplaba sobre su cabeza un ave planeando entre estática y retadora ante el viento en contra. Detuvo el automóvil, bajó la ventanilla.

- Te llevo – le gritó para que sus palabras no se perdieran en la brisa marina.

- Gracias, pero deseo caminar – respondió y siguió su camino, ahora ya estaba algo molesta, sintió que el gerente deseaba enmendar el tiempo de espera sin atenderla, después de haberla citado.

- Venga, te llevo a caminar a otro lado, entonces, aquí no puedo dejar el carro – insistió con la esperanza de poder disculparse.

- No me embarco con desconocidos.

- Realmente no lo soy, y si pasa cualquier cosa soy un blanco fácil de demanda, eso te da la convicción de que no soy un asesino serial – sonrió – súbete por favor.

Ella decidió subir, tampoco era buena idea desairar a un jefe que solo intentaba ser amable.

- Disculpa por haberte hecho esperar, fue de muy mal gusto.

- Disculpa aceptada.

- ¿A dónde te llevo?

- La verdad es que estaba indecisa, esperaba bajar el puente y tomar la decisión.

- Hagamos algo, me acompañas a escoger una camisa para que te dé tiempo de decidir y después te llevo donde tu hayas decidido.

- Usted no iba a comprar una camisa, no en esta dirección – afirmó reconociendo que la ruta de salida opuesta lo llevaría al centro de la ciudad donde tendría más opciones de tiendas donde escoger ropa.

- Es cierto, iba para mi casa en Tubayork, sin embargo, me acordé de que el domingo tengo una actividad para la cual pidieron unos colores específicos y son precisamente los tonos que no uso – sonrió- aprovecharé la asesoría femenina.

- Escogió una pésima asesora, no tengo buen gusto para la moda y esas cosas- miró por la ventana con un dejo de tristeza continuó- creo que son más las cosas para las que no soy que para las que soy buena.

Gerardo sintió la tristeza guardada en el interior de la muchacha.

- En lo que a mi concierne eres buena en muchas cosas, me dejaste impresionado hoy con tu presentación – hablaba en serio, durante toda la reunión la vio transformarse de la niña asustadiza de los corredores a una mujer inteligente, capaz, con un hermoso ademan en la boca en asomo de sonrisa mientras hablaba – no tomé una decisión porque realmente me gustaría discutir algunos pormenores contigo, siempre me tomo mi tiempo antes de implementar algún programa dentro de la empresa. Digamos que para eso me pagan, no, para mirar todas las perspectivas.

- ¿En serio le gustó? – un asomo de esperanza se filtró en sus ojos.

- ¿Y por qué no?, dime, ¿posees dudas de tu trabajo?

- Realmente sí, es más que todo en la parte de presupuesto, no tengo formación contable y no deseo exceder los costos.

- Entonces eso es otro motivo para sentarnos a discutir los detalles. ¿Me acompañas?

- ¿Discutiremos eso ahora?

- Claro que no, realmente necesito esa camisa- Ambos sonrieron.




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