Nuevamente iniciaba la semana de trabajo, por calendario era técnicamente el último día de trabajo de Gracia en la empresa portuaria, lo que ahora le generaba una sonrisa pues, gracias al acompañamiento realizado al jefe en la búsqueda de una horrorosa camisa verde tenía la convicción de que su empleo continuaría.
En la entrada se encontró con la señorita Gómez, a quien le comunicó de su nueva citación en la oficina del gerente a las ocho de la mañana.
Caminaron juntas hasta el elevador mientras la señorita Gómez enunciaba emocionada los logros obtenidos en la carrera de los 21 k, sonreía de la emoción de haber podido siquiera terminar. Cuando escucharon la voz de Gerardo.
Instalados en la oficina charlaron sobre los detalles, por menores y asesoría presupuestal de la propuesta del departamento de comunicaciones. Discutieron en más de una ocasión sobre lo que a Gerardo no le parecía necesario, Gracia cedió al principio en unos puntos y dos horas después estaba totalmente molesta dedicada a mirar por la venta por la condición que el gerente deseaba colocar al final.
A él le hacía chiste verla en esa actitud: “niña linda” pensaba para sí. Era de admirar la fortaleza del carácter de ella. Logró percibir que cuando se alteraba emocionalmente la muchacha, los ojos le brillaban como si tuvieran destellos. Con las manos en la barbilla, recostado en su silla la miraba ocultando una sonrisa pícara a la espera.
Por su parte, la joven hervía por dentro, todo el proyecto lo había pensado, escrito y resignificado ella sola en más de una ocasión. No era justo, para ella no lo era.
- Señor, insisto, no me parece justo que toda la propuesta la dirija y lidere la señora María José - ¿será que era cierto lo que decía la secretaria acerca de los dos? – técnicamente eso me dejaría igual sin mi puesto.
- Uju…
- ¿Es en serio? – se sentó desconcertada – yo tenía la esperanza de continuar con mi empleo.
Los ojos se le empezaron a cristalizar, entonces el gerente decidió romper el silencio.
- Nadie ha dicho que saldrás de la empresa, solo que trasladaré tu idea para que alguien más la ejecute.
- Eso es casi lo mismo – se puso de pie suavemente - haga lo que usted crea conveniente, es la persona que vela por el bienestar de la empresa. - Se detuvo a mirarlo- no se ponga más esa camiseta, ya no le queda bien.