Era cierto, a la única persona que le respondería cualquier tipo de llamada a cualquier hora sería a ella. Se repetía a si mismo que la razón era simple: con esa mujer todo era inexplicable, una llamada resultaba todo un suceso.
Durante la semana él le había escrito en dos ocasiones, calculando el horario, de tal forma que los mensajes le llagaran mientras ella pudiera responder. Sin embargo, no respondió ninguno de los dos enseguida, ni remotamente. Es más, cuando llegó el saludo respuesta del primer mensaje eran las 2:15 am, disculpándose por la dilación.
Le respondió directamente que había aceptado la propuesta de cambio de puesto, pero que no quería que creyera que era una niña caprichosa o inmadura, la situación le continuaba pareciendo preferencial, lo que le resultaba embarazoso. Punto de vista que generó un intercambio de argumentos entre ambos dando lugar a que él, el gerente general, se tomara la molestia de convencerla de que todo el proceso era absolutamente permitido y normal dentro del puerto. Todo por medio de mensajes.
La segunda ocasión fue de menor tiempo de respuesta e interacción, ella estaba ya en la fase de entrenamiento, simplemente le agradeció la oportunidad y cerró la comunicación. Por ende, si, esta llamada era todo un suceso.
- Ahora sí, ¿me podrías explicar la razón de tu llamada a estas horas? - estaba despeinado, recostado de lado, abrasando la almohada; eso la suavizó un poco.
- Bueno, resulta que hoy le estaba ayudando a Nina con trabajo acumulado, salimos de la empresa a las ocho de la noche, pero…
- Espera, ¿Quién te dejó trabajar con mi secretaria y salir tan tarde?
- Yo- dijo abriendo los ojos inocentemente- ¿Quién más?
- Definitivamente- se restregó la cara con la mano desocupada para disminuir la rabia que empezaba a aflorar- Gracia, ¿tú si sabes lo peligro que es que dos mujeres salgan solas, de noche, en una zona franca? ¡te pudo pasar cualquier cosa!
- No pasó nada- respondió recordando el operador que les ofreció llevarlas sin mencionárselo- no me desvíe del tema.
- No lo estoy haciendo, solo que me acabas de dar una fuerte impresión- ya estaba sentado en la cama.
- No pensé que fuera para tanto- en el fondo sintió una calidez en su pecho al ver la sincera preocupación del jefe-jefe- no se alarme, por favor.
- Que no vuelva a suceder- ella asintió del otro lado, él suspiró- continua con lo que me decías.
- Aja… en medio de la conversación Nina me dijo que usted estaba era haciéndose un tratamiento en una clínica alternativa, que el tratamiento que acá le estaban aplicando no resultaba en su mejoría- empezó a enfurecer- yo lo vi el sábado bien, ¿qué está pasando? ¿por qué razón no me dijo nada? ¡y uno acá creyendo que él está bien! ¿es grave? ¡dígame la verdad? - sin darse cuenta había levantado el dedo índice y lo estaba señalando como cuando las madres regañan.
Gerardo no sabía si reírse, conmoverse o enojarse debido al tono usado por la jovencita. Era cierto, “con esa mujer todo era inexplicable, una llamada resultaba todo un suceso”.
- ¿Si te das cuenta cómo te estás comportando?
-Aja…
-Mi querida amiga, me hablas en tono de reclamo, ¿Quién es el jefe aquí?
-Usted- respondió de inmediato titubeando- es que me preocupé.
-Amo que alguien se preocupe por mí- volvió a acostarse ya más tranquilo- sí, estoy en una especie de tratamiento sugerido por la alarmista de mi madre- decir verdades a medias no era lo suyo, a veces toca no ser transparentes con las personas que nos importan- realmente ya estoy bastante mejor, a los dos días mi cuerpo empezó a responder positivamente, en tres horas tomo el vuelo de regreso- hizo una breve pausa, ella merecía un poco más- cuando llegue te paso a buscar y hablamos un poco más, ¿te parece?
- ¿Seguro que ya está mejor? - dijo como tratando de saltarse la pantalla para comprobarlo.
- Si, aunque ahora tengo pesadillas- sonrió melancólico- creo que la razón es que extraño un poco la ciudad, el puerto, … las personas.
Ambos se quedaron en silencio por un tiempo mirando la imagen proyectada por el celular, al final solo cerraron con un “hasta pronto”.