Ir a playa.
Propuesta de Johan realizada durante la reunión de planeación. Sol, arena, agua y futbol la combinación perfecta para el grupo de hombres, ante la cual las mujeres en su mayoría se quejaron ya que eso implicaba dedicarle mucho tiempo a verlos patear pelota durante la tarde.
El lunes sería día feriado y habían decido organizar una integración. La reunión se realizó antes del culto juvenil, Johan salió victorioso; hubo que organizar horario, actividades diferentes al futbol para evitar que las señoritas que asistieran solo fueran espectadoras. Por su puesto la koinonía implicaba compartir alimentos y espacio libre para interactuar.
La información se daría al finalizar el culto juvenil, aprovechando que los permisos se consiguieron por llamadas durante el mismo espacio de la reunión. La actitud de Raquel era bastante entusiasta y esto desvió su atención de la hostilidad permanente hacia Gracia. Raquel era la secretaria de la junta directiva de los jóvenes y por lo general intervenía bastante en las decisiones. Johan era el encargado de lo que ellos denominaban la parte social, el presidente, por su puesto era el novio de Raquel y Gracia era la encargada de la biblioteca. Puesto que sin razón justificable aparente la hacía pertenecer a la mencionada junta.
Se había postulado porque al parecer a nadie le gustaba andar correteando a los muchachos que prestaban los libros para nunca devolverlos a tiempo. Ajustó un sistema de control y tenia de primera mano todos los libros que allí estaban, se intercambiaban o compraban.
Sin embargo, no le desagradaba estar al tanto de las decisiones que se tomaban o de los planes que se realizaran.
Durante la alabanza Johan entonó “padre en ti”. Mara expuso la reflexión de manera corta y finalmente Raquel hizo la invitación a la koinonia, recordando que todos debían inscribirse debido a que era necesario saber el número de personas para contratar el transporte.
Al finalizar colocaron una mesa, donde esta se sentó a tomar los nombres de los que iban a participar, Gracia esperó en la fila para anotarse, aunque le parecía una acción sobrante siendo parte de la junta directiva.
- Gracia Pedroza- le dijo su nombre, aunque ya Raquel lo conociera. Mejor evitar expresiones o gestos por sentirse irrespetada.
- ¿Vas con el resto en el transporte?- la interpeló con una amplia sonrisa.
- Ella va conmigo- muchas emociones se mezclaron en el pecho de la muchacha, en todas las gamas posibles, desde la alegría hasta la más profunda vergüenza se asomaron en su rostro. Era la Voz de Gerardo.
Al voltear a verlo tropezó torpemente con la mesa, sintiendo una punzada de dolor en la cadera. Raquel rio a carcajadas.
- No sabía que habías llegado- ignorando a la susodicha.
- Cumplo mis citas- un guiño acompañó sus palabras, luego se dirigió a Raquel- Gracia se va conmigo, no tengas cuidado, cuenta con nuestra participación en la integración. Vamos mi bella dama.
Se estaba acostumbrando a aparecer sorpresivamente en espacios totalmente ajenos a la empresa.
- No te vi durante el servicio.
- Llegué cuando estaban orando- llegaron a la entrada del templo, dirigiéndose a otras personas que estaban alrededor- hola, ¿cómo están?
- Gracia, ¿quien es tu acompañante? - preguntó con amabilidad una de las muchachas de la danza- ¿podrías presentarlo?
- Ahhh... él es el señor Gerardo- dijo señalándolo.
- ¿Señor? Yo no lo veo tan viejo- sonrió ampliamente si ser insolente dirigiendo ahora su atención a él- disculpe, me cuestan los formalismos. Soy Isabella.
- Mucho gusto Isabella, Gerardo, a la señorita aquí presente- colocándole la mano en la espalda a la Niña linda-le cuesta tutearme porque trabajamos en la misma empresa y yo tengo un cargo un poquito más alto que ella.
- Isabella, él es mi jefe. Me cuesta llamarlo de tú.
- ¿Lo invitaste?
- No, él se auto invita a dónde quiere, y aquí los simples empleados tenemos que aceptar este tipo de intromisiones en nuestra vida extra laboral- suspiró.
El muchacho solo sonrió con amable sinceridad.