La fiebre volvió el mismo día de su llegada en horas de la madrugada. Se suponía que estaría bien por un tiempo. Al llamar a su Sandra la respuesta fue la misma de siempre: “Debes regresar al antiguo continente de manera definitiva”, opción inconcebible. Algo no estaba bien, lo que fuera que hubiera cambiado lo estaba desestabilizando.
Se incorporó a sus actividades habituales. En el fondo deseaba hablar con Gracia y darle alguna explicación, no entendió que fue lo que ocurrió para que ella se negara. En medio de sus meditaciones recibió un mensaje.
- ¿Ayer le parecí grosera?
“Niña linda, que pregunta tan fuera de contexto”- pensó.
- Señorita, estas no son horas para escribir, y más aún cuando uno está convaleciente.
En el fondo deseaba sentirse mal por provocarla.
- Disculpe. Igual si fui grosera: lo siento. Lo dejo para que descanse, usted tiene razón. Aunque ya no lo vea el martes en las oficinas, de pronto en algún momento nos cruzamos y podremos hablar.
- Espera, mañana tenemos un compromiso. Yo debo llevarte a la Koinonia.
- Pero usted ha estado enfermo.
- Yo quiero ir.
- No es prudente.
- Quiero ir Gracia. Mañana te recojo en tu casa a las 8:00 am.
- ¿Puedo ayudarlo en algo? Si se siente mal mejor no vaya.
- La verdad es que tengo algo de fiebre, he pasado el día así.
- ¿Quién lo atiende?
- Gracia, yo vivo solo, mis padres están al otro lado del planeta.
- ¿Su novia no puede cuidar de usted?
El tema de los matrimonios arreglados comentado por Nina la habían inquietado.
- ¿De dónde sacas que tengo novia?
Sorprendido por la pregunta respondió de tal manera que ella no cortara la comunicación, con lo evasiva que se ponía era capaz de dejarlo en visto.
- Bueno, Nina dice que usted es muy atractivo para estar soltero y que debe estar comprometido en secreto.
- Jajajajajaj
- ¿De qué se ríe?
- De ti por andar creyéndole a la señorita Gómez.
- No se burle.
- No lo hago, me burlo de mi secretaria.
- ¿Quiere que vaya y lo acompañe un rato?
- ¿No se molestan tus padres?
- No creo, apenas son las 7:30 pm, estoy esperando el transporte para ir a casa. ¿Dónde vive?
- ¿Dónde estabas?
- Allá le digo. Envíeme la dirección.
- Si me dices donde andabas.
¿Será que me estoy pasando? Se preguntó a sí mismo.
- Estaba en cine con Nina, y como ella siempre habla de usted por eso me acordé de que ayer como que me pasé de grosera.
- O sea, me hiciste sufrir todo el día y solo hasta ahora te acuerdas de mi existencia….
- No diga eso, yo no lo hice sufrir, yo no soy la que le produce la fiebre, mándeme la dirección y lo acompaño un rato.
Le envió la dirección del apartamento. Afortunadamente todo estaba organizado. Esperarla se convertiría en algo eterno, esa niña era una caja de sorpresas. ¡Ir a acompañarlo por una fiebre!
Anunció al portero del edificio que recibiría visita. Dejó la puerta sin seguro. Se cambió la ropa tipo pijama. Puso en el microondas una porción de ramen para distraerse mientras cenaba algo, cuando estuvo lista se metió la primera porción a la boca y le vinieron arcadas. Fue en el baño donde lo encontró Gracia.