Camino A Casa. En ti encontré mi hogar

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“Si me dices donde andabas. O sea, me hiciste sufrir todo el día y solo hasta ahora te acuerdas de mi existencia” …

Estas frases quedaron como espirales en la mente de la muchacha, quien durante todo el trayecto recorrido por el autobús las leyó y releyó tratando de entender por qué a veces el jefe se ponía en ese tipo de comentarios. Pensó en volver a escribirle pidiéndole la respectiva explicación. Sin embargo, reconoció para sí misma que no era más que una pérdida de tiempo, él le respondería con el mismo tono otra frase… y otra … y la enredaría más. Se repitió para sí que no iba a darse el lujo de intentar interpretar nada, no caería en el repetido auto engaño en el que se estancan la mayoría de las jovencitas cuando se dejan deslumbrar por la cortesía o la caballerosidad.

Al bajarse en la parada respectiva, se dejó guiar por el maps un par de cuadras hasta dar con el edificio encontrado solo a un cruce de calle del muelle. “Bonita vista”. Entró, el portero le indicó piso y número de apartamento, ingresó al ascensor (cuanto odiaba los ascensores con su sensación inicial de vacío), llegó al piso, dio con el apartamento y tocó, pero nadie respondió. Entonces hizo algo que nunca da resultado: fue a abrir la puerta “por si acaso”, y para su sorpresa lo que no da resultado si resultó.

La puerta se abrió ante una estancia donde se veía un mueble ante un televisor con su respectiva mesa de centro, detrás una cocina tipo bar, en el costado un par de puertas y al final un balcón. “Interesante, vació”

Cerró la puerta tras de sí, dudó en continuar explorando, escuchó y observó con atención. Las primeras impresiones no siempre nos dicen todo.

La segunda puerta estaba entre abierta y un leve sonido salía de allí. Caminó hasta el lugar. Cuando abrió la puerta vio a su jefe de rodillas ante el excusado con la cabeza a medio meter en el váter. Le dio algo de asco la escena; luego, poco a poco, le dio pesar ver a un hombre todo desesperante reducido a la miseria humana de la enfermedad que a todos nos corresponde vivir en algún momento y de diferentes formas.

- Venga- le tocó la espalda levemente- ¿cómo le ayudo?

La sorpresa del toque y la presencia de Gracia le hicieron sentir avergonzado. Terminó de evacuar sentándose.

- Ya salgo, deja limpie mi desastre.

Sus palabras fueron casi una súplica. La chica salió. Él se incorporó lavando sus dientes, tomando algo de enjuague y echando cloro y desinfectante en el váter tratando de dejar las cosas en orden. Como apartamento de soltero solo poseía un baño, no podía permitirse dejar una impresión de desaseo.

Al salir ella lo esperaba en la entrada, de pie con el celular en la mano.

- Ahora sí, hola- él le saludó.

- Hola, ¿me puede explicar porque me dice estas cosas? - le enseñó el celular con los dos mensajes que la venían inquietando: O sea, me hiciste sufrir todo el día y solo hasta ahora te acuerdas de mi existencia.

- Pensé que te ibas a poner modo abnegación para atenderme.

- No creo que su autoestima necesite de mi compasión. Sé que se pondrá mejor y que puedo ayudarlo un poquito- dijo colocando el dedo pulgar e índice juntos con una cara llena de inocencia- es usted el que quiere hablar conmigo y explicar algunas cosas. Empiece por esto- enseñó nuevamente el celular.

- Gracias.

- De nada.

- Siéntate. ¿Deseas te? - ofreció dirigiéndose a la cocina.

- Yo lo busco, siéntese usted, deje de mandarme y comience a hablar. Usted es el enfermo. – salió hasta la cocina buscando cada elemento que necesitaba con curiosidad, mientras él la observaba aun de pie frente a la pequeña estancia.

- ¿Podría preguntar que buscas?

- No- continuó en lo suyo.

- Es mi cocina.

- Aja- encontró algo.

- Bella dama, le estoy preguntando si necesita algo para decirle donde se encuentra cada cosa.

- Y yo le dije que se sentara, ni que tuviera una cocina grande o llena de ingredientes de cocina- volvió a lo suyo.

- Entonces.

- Haga caso.

Lo dicho, una caja de sorpresas. La niña linda mandándolo en su propio terreno, le pareció una cucharada de su propia medicina.




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