- Tómese esto, ayuda con los malestares del estómago por si algo le cayó mal o pesado- dijo entregándole una taza.
- ¿Té de manzanilla? - dijo al percibir el aroma.
- Acá le llamamos aromática, pero creo que responde al mismo concepto. Es bueno para el estómago- dijo mientras sorbía de su propia bebida.
- ¿También hiciste para ti?
- A mí siempre me ha gustado, y me ayuda a dormir, mi abuela decía que sirve para relajarse.
- ¿Qué es lo que quieres que te explique de la conversación? - cambiando de tema mientras obedecía el mandato anteriormente recibido “parezco niño pequeño”.
- Lo subrayado en la captura de pantalla.
- Eso es literal, no necesita explicación, es más según eso me estaría debiendo una respuesta- sonrió por lo bajo con picardía.
- Aja- lo miró directo a los ojos con testarudez.
- ¿Dónde estabas si según tú los domingos en la tarde te dedicas a descansar?
- Descansando- terminó su ultimo sorbo de aromática, dirigiéndose nuevamente a la cocina a lavar el vaso.
- Ok. Digamos que estuve esperando que me escribieras durante todo el día.
- “Sufriendo”
- Es solo una expresión que quiere decir que me habría gustado que abrieras el canal de comunicación después de anoche.
- Lo hubiese hecho usted. ¿iba a comer algo? - mientras miraba la taza de pasta tapada en el mesón de la cocina.
- No me pasó, me dio arcadas.
- ¿Comprobó la fecha de vencimiento?
- Nop
- Bueno, dele gracias a su organismo, se habría intoxicado, la fecha de expiración fue hace tres semanas.
- Ya veo. Tocará pedir un domicilio.
- ¿No sabe cocinar?
- Nop- respondió con algo de vergüenza.
- Grave señor Gerardo, un soltero que no sabe cocinar está condenado a la comida de fuera.
- ¿Eso es tan malo?
- Sí señor, en ocasiones es refrescante comer algo preparado en casa con el cariño propio del hogar.
- Recuerda que vivo fuera de mi tierra y sin mi familia.
- El hogar es el lugar y las personas que uno ame, donde quiera que uno esté. Su pequeño apartamento puede ser más que solo su lugar de descanso o donde guarda sus cosas.
Gerardo sintió que Gracia le estaba leyendo el alma.
- e puedo preparar un caldo con el pollo y los vegetales que tiene en el refrigerador. ¿Le apetece aun comer algo de peso?
- Solo si me enseñas a prepararla- sonrió dirigiéndose a la cocina- ya me hiciste sentir peor.
- No era mi intención, disculpe- dijo sonrojándose, bajando levemente la mirada.
- No te preocupes, me agrada cuando eres así de espontánea conmigo- se le acercó y le subió levemente la cabeza con el pulgar mirándola a los ojos- eres una niña linda ¿lo sabías?
- ¿Niña?
- Aja, inocente, muy inocente. No te escribí por temor a que aún estuvieras molesta- empezó a responder- quise hacerlo toda la tarde. Cuando me dijiste que estabas fuera de casa imaginé que de paseo y me incomodó. De ahí que insistiera en preguntar, me incomodó porque yo te había ofrecido salir a conversar lo que no te he podido explicar de mi viaje y te negaste pero saliste por tu cuenta, aspecto que está bien, pero me ignoraste, y eso es algo…molesto.- estaba de frente a ella, entregándose sin darse cuenta a sus profundos ojos negros con una leve brisa alrededor.
- No pensé que le importara tanto- titubeó.
-- Yo tampoco- suspiró.
- Estaba con Nina en cine. – se volteó para tomar una olla- es una chica divertida y lleva mucho enamorada de usted, ella es al que siempre lo trae a la conversación...
- Gracia, no estoy hablando de mi secretaria- se fue a la nevera a sacar los vegetales- Estoy diciéndote que de alguna manera me afecta cuando te molestas conmigo o me ignoras.