Se dirigieron a la plaza de mercado donde ella lo guio. Compraron lo que él necesitaba y hasta cosas de más. Se antojó de comprar pomelos, caimitos, nísperos, ciruelas y una patilla. Después no podía con las bolsas y la enorme fruta, por lo cual la muchacha tuvo que llevar entre las gentes y vendedores una cava con hielo hasta su transporte. Ella se reía de verlo entre incómodo y asombrado. En el auto cuando empezaron el camino hacia la playa se explanó en carcajadas de verle la emoción de lo delicioso que le pareció el caimito y lo económica que le resultaba la fruta comprada en ese lugar a su jefe.
- No te rías así, ya casi me da pena.
- Es que compró demasiado, usted vive solo.
- Voy a compartir de mis adquisiciones en la integración, no te preocupes. Deja de reírte. ¡Que no te rías! Recuerda que todos mis alimentos los compro por domicilio.
Entre risas y explicaciones llegaron a la playa donde se encontraban los jóvenes. Aparcaron la camioneta, bajaron los insumos y Johan corrió a ayudarlos mientras les reprochaba el retraso de 40 minutos. Habían alquilado una carpa para colocar todos los alimentos y los bolsos. Llevaron todo hasta allí, entonces Gerardo se dio cuenta de que todos los miraban disimuladamente.
- Johan, ¿por qué nos miran así? - al realizar la pregunta notó que el muchachito se puso nervioso. – Insisto, por favor, ¿Qué ocurre?
- No le des trascendencia.
- Si le doy. Recuerda que soy un invitado de otra iglesia. Mínimamente merezco respeto.
- Está bien- suspiró- es Raquel, ella no siente mucho aprecio por Gracia, en el fondo yo creo que es envidia.
- Aja… ¿te explicas mejor?
- Cuando Gracia llegó al grupo causó cierto impacto por diferente.
- Bonita- mirada fija sin denotar ninguna emocion ante el jovencito.
- Exacto. Eso generó la envidia de Raquel que tiene problemas de superioridad. Después salió lo del novio de ella.
- Eso lo sé. Gracia me contó. - enfático y cortante.
- Bueno, ¡no me digas que no te tiene confianza! - anotó con alguna intención de fondo- entonces apareces tú. Digamos que se han generado comentarios por algo que ella dijo sin querer.
- ¿Qué dijo Raquel?
- Cito: “cómo no pudo quitarme a mi novio, ahora anda levantándose a su jefe”, yo no creo eso, sin embargo, hay personas que les cuesta morir al chisme, sé que es pecado, toca orar para que Dios perfeccione sus caracteres. Por favor, no les des trascendencia.
- No hay por qué.
Caminó hasta el grupo de varones. Por momentos se quedaba mirando a la niña linda. Realmente era hermosa. Al reírse todo a su alrededor parecía cambiar. Mientras organizaban los equipos para los juegos, analizó la situación alrededor de ella. El novio de Raquel si miraba a Gracia con ojos de ensoñación cuando su pareja estaba ausente. Los celos eran justificados, aunque mal dirigidos, a quien debía reclamar por la situación era a su propio novio. Isabella le buscaba el lado a Gracia, siempre trataba de incluirla en sus actividades. Johan era otro admirador de su empleada.
Al formar los equipos mixtos corrió a ponerse al lado de ella.
- Hola- le dijo pasándole el brazo por el hombro para que nadie se la quitara
- Hola- ella intentó zafarse- su brazo pesa.
- Tú.
- ¿Qué?
- No me trates de usted, por favor, creo que ya debemos ir superando esa etapa.
- Uju
- ¡Gracia!
- Está bien. El brazo
- No.
- ¿Por qué?
- Después Johan te jalona para su equipo.
- Seremos equipos de cuatro personas
- El que quiera estar con nosotros es bienvenido, tú no te vas.
Algo estaba pasando con su jefe.