Camino A Casa. En ti encontré mi hogar

CAPITULO 72

Era el día de reintegrarse a las labores en la empresa. Gracia insistió de todas las formas posibles en llegar teniendo una absoluta derrota ante su amado esposo, quien prácticamente la arrastró hasta el auto son una sonrisa traviesa. Y era precisamente esa sonrisa lo que mayor sospecha le daba. Cuando Gerardo decidía ser pícaro era testarudo son medida.

Al estacionar el auto, fue a abrir la puerta para irse delante, siento interrumpida por la voz de él.

- Si sales huyendo, te aseguro que llamo a la recepcionista para que bloqueen tu carnet y debas esperarme obligatoriamente en los torniquetes.

- No serias capaz- respondió mientras volteaba a mirarlo, encontrándose con sus ojos dorados en un brillo de malicia.

- Pruébame Niña linda.

Con toda la tranquilidad y empoderamiento propios de él, se bajó del auto, tomó a su esposa de la mano llevándole el morral y con una amplia sonrisa la llevó por toda la empresa hasta su cubículo en la zona de turismo. Gracia sabía que desde la recepcionista hasta todas las compañeras interpretes los habían observado con miradas de envidia y cuchicheos. Lo peor era que él parecía disfrutar de su incomodidad al punto de despedirse de la con un beso en la boca para dirigirse a la oficina.

 Lara inmediatamente la aisló. Era una joven bastante rencorosa y sus habilidades en lenguas extranjeras y atención a los turistas que llegaban en los cruceros le había permitido poseer un liderazgo reconocido dentro de las trabajadoras de la sección, lo que le permitía influir en las decisiones o reparticiones de labores. Por ende, a Gracia, la recién casada, como comenzaron a denominarla le dejaron las labores documentales para que no tuviera oportunidad de parase del escritorio en toda su jornada laboral.

Ya en la hora del almuerzo tuvo la dicha de encontrarse con Nina. La emoción fue instantánea mediada con un sincero abrazo.

- El señor Gerardo está aún en una vídeo conferencia amiga, no vendrá a almorzar contigo hoy. – le comunicó el mensaje con gran empatía.

- Hasta mejor, ya le había dicho que mantuviéramos las distancias dentro de la empresa, pero no hace caso.

- Sabíamos que era de esperarse que las pretendientes celosas te hicieran algo. Es solo envidia, no les des trascendencia.

- Si, me queda una montaña de papeles en mi escritorio y debo ponerme al día con algunos trabajos de la maestría.  Toca ser resistente, organizada y trabajar duro Nina. ¿Cómo sigue tu papá? - necesitaba cambiar de tema.

- ¡Excelente! Mi viejo es un roble, ya hasta anda en su caballo y todo. Cada vez que los llamo te envían sus saludos. Eso me recuerda que tu suegra también llamó.

- Ahhh, - como responder sin evidenciar el secretismo del matrimonio respecto de Fedor y Sandra – ¿dijo algo de la salud del señor Fedor?

- Si- respondió la secretaria de gerencia con un encogimiento de hombros restándole importancia- ella siempre llama al señor Gerardo es acá a la oficina, me imagino que debe ser por lo del cambio horario y ese señor no es capaz de responder ninguna llamada personal en el trabajo, siempre ha sido muy rígido con eso. Cuando llamó le informé que aún estaban de licencia de matrimonio, y comprendió de inmediato dejando saludes. De pronto es que allá los tiempos que les dan son diferentes.

- Seguramente.

Las palabras de Nina se fueron quedando en un espacio lejano. Saber que ya Sandra estaba informada de su matrimonio la aterrorizaba. Esa mujer nunca le manifestó ninguna simpatía en las pocas horas que se vieron. Si en su tierra las suegras tenían mala fama, en su caso particular, Gracia sabía que toda la fama se aplicaba a la suya multiplicada por tres.

Decidió dejar de lado esos pensamientos y ponerse al día con su amiga.

Terminada la jornada laborar sentía que las manos le dolían de tanto escribir reportes en el PC. Si Gerardo llegaba a enterarse podría ser fatal para Lara y sus amigas. Sonriendo para sus adentros decidió librar esta batalla sola. Ninguna admiradora furiosa le quitaría jamás la dicha de estar casada con el hombre que amaba. Solo de pensar que ya regresarían juntos a su hogar la llenaba de alegría. Las horas que habían pasado separados fueron de un tedio absoluto. Tuvo que resistir la tentación de tomar el teléfono solo para escuchar su voz por unos instantes. Al verlo entrar a la zona de turismo para venir a recogerla el mundo le cambió por completo, los demás eran imágenes borrosas alrededor de su amado que caminaba hasta ella con una amplia sonrisa.

- Hola amor, te extrañe todo el día- dijo mientras la abrazaba con fuerza.

-  Me too – respondió apegándose a su pecho- vamos a casa que estoy muy cansada.

- Vamos. Te tengo una gran noticia.

- Cuéntame.

- Mi madre llamó y como regalo de bodas quiere darnos un viaje para que conozcas mi tierra. –dijo sonriendo- espera ansiosa a que le confirmemos la fecha, le expliqué que debe ser para tus vacaciones que son en dos meses y yo tomaría las mías con las tuyas, creo que es primera vez que tomo ese derecho.

- Me da miedo Gerardo.

- ¿Por qué? - dijo tomando el rostro de su esposa entre sus manos.

- Ella no me quiere.




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