Camino A Casa. En ti encontré mi hogar

CAPITULO 83

Como todo un caballero se retiró al rato de su confesión. Cambió el tema de inmediato cual niño acorralado en una mentira. Hablamos de sus impresiones del lugar, de las internas que recordaba; en general cada vez que las mencionaba hacia énfasis en sus habilidades dado que eran potenciales soldados. Le pregunté por su relación con sus padres. Con Sandra era siempre en torno de sus responsabilidades, capacitación, pruebas de honor, humildad, conducta y hasta resistencia.

- Mi padre solo me habla cuando estamos rodeados de personas o en sesiones de estrategia.

Sin poder explicar las razones de la situación pasó a preguntar sobre mi vida. Le relaté como desperté sin recuerdo de mi nombre o del accidente, mi incorporación a primer año, las pesadillas permanentes y los flashbacks que atropellan ocasionalmente mi memoria sin profundizar en lo que si recuerdo de mi vida en el nuevo continente. Ni siquiera lo mencioné.

- No es que no le dé importancia a nada de lo que me rodea en este lugar, mi señor príncipe, es que tengo la certeza de que no pertenezco aquí.

Siendo cerca de las nueve de la noche se levantó de mi cama para salir de mi habitación, lo despedí en la puerta, acostándome con un sinfín de ideas irrealizables.

En la mañana me atropelló la realidad. Ya era jueves, la familia real partiría el domingo, de nada serviría abrir mi corazón, siendo sincera, Gerardo aun no me recordaba. Desayuné al lado de Carly, fui a clases de historia, estrategia y regresé a almorzar. Fue cuando Susana se nos acercó con murmullos.

- Tendremos una prueba esta tarde de lucha cuerpo a cuerpo, todas las estudiantes deberán participar. Mañana en la mañana será prueba a campo abierto, supervivencia, armas y dones. Por otra parte, la noticia realmente importante es que al príncipe lo tienen aislado como castigo por desaparecer ayer y no confesar donde o con quien estaba. Según me cuenta mi prima de tercer año, la general Martina estuvo a punto de golpear a la reina en defensa de él, según se rumorea entre ellas, parece que su señoría lo tomó como rebelión y le aplicó el trato que se le da a un soldado raso que no obedece a su superior.

- ¡No te lo puedo creer! – respondió Carly, por dentro me recorría una ira a punto de estallar- ¿Encerró a su propio hijo en las mazmorras?

- Desde ayer en la noche lo tiene encerrado solo con agua, según mi prima la frase que utilizó fue “no quiero bastardos en mi familia”, está dispuesta a castigar de la misma forma a la estudiante que estuvo con él, en caso de que haya sido así. Según lo veo, el hombre solo busca esconderse permanentemente de nosotras, la reina posee un estado de paranoia injustificado.

- ¿No sospechan de nadie? - pregunté haciéndome la inocente.

- Una guardiana dice haberlo visto por el hospital, sin poder determinar de dónde vendría.

- Eso despistaría a cualquiera – respondió Carly, el hospital está ubicado entre el ala de las habitaciones de primer año y segundo, pero también da a las escaleras de la planta donde están las habitaciones de tercer año.

- También tiene un pasillo directo a la oficina de la general, que está usando ahora el rey como sala de juntas – expresé para desviar la atención de las estudiantes.

- Pero el rey estaba en sus habitaciones a esas horas – dijo Susana- según mi prima fue la primera teoría descartada por la reina. Si somos sinceras con nosotras, él nunca ha estado interesado en el compromiso, según cuenta mi prima regresó este año sin aceptar ninguna de las candidatas propuestas por su madre.

Gerardo fue astuto, estoy segura que se dejó ver, me había demostrado ser un maestro del sigilo, solo la general había notado su interés en mí, y es apenas razonable, porque esa mujer no es general por legado o política, realmente es la mejor guardiana que puede haber en esta Fortaleza. En mis adentros rogué a Dios por él.

- ¿Y si es una trampa? – preguntó Carly masticando un trozo de pescado.

- Explícate- intervino Susana.

- La reina no sabe realmente cuál era su paradero-escondite, ¿si está esperando que alguien vaya ayudarlo para dar un escarmiento y ponernos límites.?

- No es descabellado, esa mujer es inteligente, por algo está casada con el rey. Habría una forma de despistarla, según veo, es descabellado y a mí nadie me va a escuchar- dije con un suspiro de resignación simulando mi estado de alerta-  tal vez, a ustedes sí.

- Soy toda oídos. –dijo Susana que moría de amor platónico por mi desmemoriado esposo.

- Susana, ¿si sabes que ese hombre te lleva como diez años verdad?

- En el amor no hay edad – suspiró.

- ¿Cuál amor? Él nunca te ha determinado siquiera, baja ya de esa nube y concéntrate, somos sus soldados. – la interpeló Carly-  en serio no sé cómo andan juntas si todo el tiempo están peleando.

- Discutan después, tengo una mejor idea, pelen en la lucha de cuerpo a cuerpo esta tarde y se quitan la rasquiñita que se tienen.

- ¿Qué es eso? – preguntó Susana.

- Es un dicho de mi gente. Escuchen, si en vez de ser una o dos internas que intenten ayudar al príncipe, lo hace todo un año no habría una sospechosa, sino todo un cuadrante, eso implicaría dos posibilidades: una, un interrogatorio extenuante con las internas o un castigo a todas.




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