La familia había llegado a un apartado y tranquilo lugar con la intención de acampar, compartir y relatar historias, pues eran unos entusiastas cuentacuentos.
Si bien la hermana, el papá y la madre del protagonista relataron interesantes e intrigantes relatos, es necesario rescatar los expuestos por el joven, ya que inciden directamente en la historia que nos compete.
En su primera historia titulada “Desde las sombras”, relató cómo una entidad desconocida ingresaba a la casa del personaje principal para apoderarse de la oscuridad que en ella había y poco a poco fue ganando una lenta pero incesante lucha contra la luz de la habitación en la que se encontraba.
Con el paso de las horas, las penumbras lo cubrían casi por completo, pero también lo embriagaban unas terribles ansias de escribir.
El protagonista del cuento sentía una extraña necesidad de escribir sin poder detenerse, porque eso que estaba detrás de él, oculto entre las sombras, lo obligaba de alguna manera a hacerlo.
Su anciana vecina de más de 90 años había sido asesinada hace un par de horas, y existía una gran probabilidad de que su muerte haya sido llevada a cabo por lo mismo que acosaba al condenado escritor, razón por la que desistía ante la persistente tentativa de abandonar su labor.
Ya entrada la noche, la necesidad de detenerse eran insostenibles, y junto con una gran curiosidad por descubrir a la entidad que se encontraba en su casa (una característica muy particular del protagonista) forjaron el destino del hombre, dejando por fin de redactar en su computadora y volteándose para enfrentarse cara a cara con la oscuridad.
El hombre fue arrastrado por eso hacía las sombras, y deberá escribir por la eternidad por un ser maligno de nombre impronunciable por los mortales.
El segundo relato frente a la fogata por parte del protagonista se titulaba “La criatura del armario”, una historia trágica pero que le daría curso a la vida del joven que estaba junto a su familia en dicho lugar.
El relato trataba sobre un niño llamado Tomy que vivía junto a su abuelo Joe en un pequeño pueblo. Los padres del pequeño habían fallecido al igual que su abuela, por lo que ambos vivían juntos tratando de salir adelante por las pérdidas repentinas y tristes que habían sufrido.
Los días transcurrían tranquilos, y las noches frías eran protagonistas de la historia, ya que desde el armario del pequeño vigilaba una grotesca criatura con sed de sangre y muerte.
Una noche, la criatura abandonó su escondite y lentamente comenzó a acercarse al pequeño, mientras el niño soñaba con esa misma situación y la forma en que se desarrollaría el escenario y su posible salvación. Debido a una oportuna intervención de su abuelo, Tomy pudo librarse sin saberlo del monstruo, el cual volvió a esconderse en la seguridad del oscuro armario ante la ignorancia de los habitantes del hogar.
Sin embargo, un día, aprovechando la total oscuridad de la casa, la criatura salió de su escondite y asesinó a Joe, dejando totalmente solo y desamparado al pequeño.
Pero el niño había soñado con ello, al igual como soñó con la muerte de su abuela, y supo inmediatamente que debía correr y a dónde debía dirigirse.
Corrió con una linterna de gas en sus manos bajo la lluvia mientras la terrorífica criatura lo perseguía a través de los árboles, hasta que el pequeño llegó a un sendero. Desesperadamente, y viendo que el auto que supuestamente lo salvaría siguió su camino sin advertir su presencia, siguió corriendo y se refugió en una casa de madera que se encontraba instalada sobre uno de los árboles.
Encendió la lámpara buscando seguridad, pero poco a poco el poder de la criatura fue menguado su luminosidad. Cuando la cosa entró a la cabaña junto al pequeño, el niño recurrió a un antiguo recuerdo cuando la lámpara había estallado hace un tiempo producto de un golpe mientras estaba encendida. De esa misma manera, azotó la lámpara en el suelo de madera y el aparato emitió una luz radiante y cegadora, que encandiló y dañó terriblemente a la criatura.
Pero la lámpara explotó y comenzó un incendio en la pequeña guarida, así que el niño instintivamente corrió hacia la puerta empujando a un lado al monstruo y precipitándose al suelo desde varios metros de altura.
Lo último que presenció esa noche antes de caer inconsciente fue a la criatura envuelta en llamas y sus anormales alaridos mientras era consumida junto a la casa en el árbol.
El niño despertaría al otro día cuando unos niños lo encontraron tendido en el suelo.
El cuerpo de su abuelo no lo encontraron jamás, pues el último rastro que encontraron de él fue una marca de sangre que se extendía desde el lugar en donde fue asesinado por la criatura hasta el armario.
La policía no encontró nada dentro del mueble.
Por último, el tercer relato que reveló el protagonista de la familia que acampaba fue uno titulado “La voz dentro de mi cabeza”. Sin embargo, éste sólo fue mostrado a su padre en forma de texto en un papel, ya que el joven le confesó a su padre que las historias no habían sido elaboradas “totalmente” por él, sino que repentinamente había sentido la necesidad de escribirlas.
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Editado: 06.01.2023