Camino a la locura - Segunda noche

En la fogata (05)

Mi hermana se enjugaba las lágrimas, pues realmente la historia nos había cautivado a todos. Mi madre permanecía mirando a mi padre, entendiendo que lo relatado podría significar lo que muchas veces personas como ella querían en sus vidas: el amor.

Mis padres se besaron frente a nosotros, aunque los tres hicimos gestos asqueados tratando de reírnos del asunto y quizás de quitarle algo de seriedad.

Ellos se contagiaron del buen humor y rieron junto con nosotros.

-Está bien, creo que entendí lo que trataron de explicarme.

Todos me miraron sonriendo y percibiendo el ambiente ligero y alegre que se había generado alrededor de la fogata.

“Cuando un pequeño detalle es capaz de cambiar el rumbo de una conversación o un contexto”, pensé.

-Pero tengo una gran historia que les voy a contar. Esta historia me la relató alguna vez un caballero en una biblioteca mientras ambos estábamos sentados conversando. Se titula:




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