Camino a la realeza

Capítulo 31

En cuanto dijeron esto, me desperté del todo.

¿Rebeldes? 

—¿Quién? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué? —pregunté yo alarmada.

—Vamos, Madison, tiene que bajar al sótano —me apremió Danna.

Ahora que estaba despierta, pensé con rapidez. Cogí la bata que me tendía Romina y me la puse sobre el camisón verde. Me calcé las zapatillas de casa. Cogí rápidamente mi teléfono móvil y la carta de Hannah (que todavía no había leído). Guardé mis cosas en los bolsillos de la bata y salí de la habitación, guiada por mis doncellas.

Hacía años que no había un ataque rebelde en el palacio. El último fue hacía unos años, cuando yo tenía siete años. Lo que sí había habido habían sido pequeños altercados en Illéa, pero nada que fuera grave, solo animales robados.

Mis doncellas me guiaron por el pasillo. Al final de este, en una esquina, Danna se paró y, tras empujar un tabique, un trozo de pared se abrió, tal y como pasaba en las novelas de misterio. Entramos y, al de poco, vi unas escaleras de piedra que bajaban.

—Señorita, debe bajar por las escaleras. Estas la llevaran hasta el sótano, en donde se encuentra el refugio de la familia real. Es todo recto, no tiene pérdida —me explicó Romina.

—¿No venís conmigo? —les pregunté.

—No, nosotras tenemos nuestro propio refugio —dijo Abigail.

—¿Y ya os dará tiempo?

—Señorita, no se preocupe —dijo Danna.

Ejecutaron una reverencia y se fueron sin que yo pudiera objetar nada más. Cuando me aseguré de que ya se habían marchado, bajé las empinadas escaleras de piedra, intentando hacer el mínimo ruido posible. No sé cuánto tiempo pasó, pero para mí fue una eternidad el tiempo que estuve bajando esas escaleras. Poco a poco llegué a una puerta metálica en la que había dos guardias apostados, con sus pistolas enfundadas en los cinturones. En cuanto me vieron, parecieron aliviados.

—Aquí está la última —susurró uno de ellos.

El otro guardia abrió las enormes puertas metálicas e hizo un gesto para que pasara al interior. Después, cerró la puerta y oí muchos chasquidos y crujidos metálicos que significaban que la puerta se estaba cerrando con llave, protegiéndonos. 

Me llevé una grata sorpresa al ver que habían puesto en una de las mitades seis camas y seis pequeñas lamparitas al lado de estas; en el otro lado de la estancia habían colocado otras seis camas. Al fondo había una pequeña puerta que, supuse, sería el aseo. Al lado del aseo había enormes estanterías con innumerable comida enlata que esperaba que fuese comestible.

Cinco de las camas del lado derecho de la habitación estaban ocupadas. En el otro lado de la habitación solo tres camas estaban ocupadas, a pesar de que ninguno de los príncipes dormía. Pasaba igual con las chicas de la Élite, todas estaban en sus camas, pero ninguna dormía. La mayoría lloraba en silencio.

Tanto Nayra como Mateo lloraban abrazados mientras sus padres intentaban que se calmaran. Pobres, debía ser su primer ataque rebelde. 

Fui hacia el catre vacío. Este se encontraba casi en el fondo del búnker real. Las chicas no se dieron cuenta de mi presencia; la mayoría estaba en estado de shock. 

Me senté en él. Tan pronto como lo hice, se empezaron a oír ruidos procedentes del exterior, del piso de arriba: pisadas, golpes, peleas, incluso disparos. Sentí miedo. Pero no miedo por mi seguridad (sabía que el refugio era impenetrable), sentí miedo por la seguridad de los que luchaban para salvar nuestra vida, por la seguridad de todos los trabajadores de palacio. Una vez, hacía unos cuantos años, Kara y Álvaro me habían contado cómo los rebeldes atacaron el palacio el día en que el rey, cuando aquello príncipe, iba a anunciar quién sería su esposa. En aquel ataque murieron muchas personas, entre ellas los padres del actual rey (el rey Clarkson y la reina Amberly) y una de las chicas de la Élite. Aquello fue devastador.

Sin embargo, desde que el rey Maxon gobernaba el país, los ataques habían ido mermando, hasta casi desaparecer. Recuerdo que hacía unos años, cuando yo era pequeña, el rey expuso su teoría en relación con los rebeldes en uno de los Report. En ella explicaba que, antes de lograr una alianza con los llamados antiguamente llamados rebeldes norteños, había dos tipos de rebeldes: estos (lo que solo destrozaban el palacio) y los rebeldes sureños (los que, en un principio, querían acabar con la monarquía). Estos últimos eran los que estaban atacando el palacio y eran letales.



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En el texto hay: fanfic, romance, la seleccion

Editado: 01.11.2018

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