Camino al Armagedón

Prólogo - Génesis.

Desde que soy pequeño cargo con una maldición, pero a la vez un don, me cuesta olvidar las cosas relevantes, nunca he podido hacerlo. Desde que tengo recuerdos siempre fui el típico "inteligente" que recordaba que había dicho el profesor o profesora la clase anterior, antes de la anterior y así sucesivamente pero fue algo más que rutinario para mí, es más que necesario que en cada grupo de clases haya un idiota de esos.
 

Tampoco fui capaz de olvidar mis logros, como tener una participación excepcional en un torneo de e-sports. También puedo mencionar cuando destaque en un evento deportivo o en mi nivel educativo, forme un ego en base a esto y a lo largo de mi niñez lo tuve y de hecho heredé algo del carácter de mis padres, mi padre era algo ególatra, pero no era un mal sujeto, en cambio mi madre era demasiado organizada y siempre tenía su agenda en orden, no había una sola cosa que no pasara por alto, aunque la verdad no es que necesitara su agenda ya que su memoria era excelente y ese pequeño libro simplemente era su "respaldo". 

 

Convivía mucho con ellos, me gustaba ver algunos juegos de hockey sobre hielo con mi padre ya que era un adicto al deporte, era extraño no verlo sentado en su sofá reclinable todos los sábados por la tarde viendo algún partido. En cambio con mi madre solía jugar más que nada, de hecho ella fue la responsable de que me metiera al mundo de los juegos, aunque bueno, no es como que ella jugara FPS o algún MOBA, si no que ella era de los juegos clásicos de rol y que tuvieran puzzles, también le gustaba mucho jugar al memorama y algunos domingos por la noche era divertido jugar en familia, hasta en ocasiones solemos invitar a los vecinos a jugar y pasaban cosas muy locas en cuestión de minutos, era una tradición familiar que a cualquiera podría gustarle.
 

Pero si algo que tampoco fui capaz de olvidar y por más que intentase hacerlo fueron mis errores, fui muy retador, siempre con mi cara de póker y unos nervios parcialmente de acero producto de tomarme en serio los juegos familiares, ya veía las cosas como un juego, incluso la propia escuela la tomaba como un juego de ver y hacer, oír y repetir. En determinada ocasión que entre a la secundaria conocí a unos chicos: Jordan, Daniel, Jonathan, Joseph y Remy. Estos tipos me llevaron a darme cuentas de muchas cosas, entre ellas que me interesaba la astronomía, y que era demasiado curioso al salir de mi zona habitual, solo que el fallo que noté es que me hice débil ante la presión grupal, demasiado, me hubiera arrepentido seriamente de haberlos conocido de haber tenido idea de qué demonios iba a suceder esa noche en la que olvidé quien era y dónde lo perdí todo.
 

Los chicos estaban pensando en ir a acampar a un lugar llamado "El cajón del muerto", debido a que vivíamos en una zona arqueológica y ahí encontraron restos de antepasados humanos y a ellos les resultaba una idea estupenda la de estar en un "cementerio", yo no quería ir pero al final me apunté a la movida, el caso es que cuando pedí a mis padres permiso me lo negaron al momento y por más que insistí se negaron... y ahí fue donde mi actitud me condenó, que esperar de un idiota de 13 años.
 

Me escapé de casa esa noche, no me despedí de nadie, ni de un hermano que acababa de nacer ni de mis padres, tampoco dejé una carta porque jamás pensé que esto pasase, pero aquí es donde lo que llaman "vida" dio un giro inimaginable.

 

Nos reunimos todos en las afueras de la zona y nos pusimos a ver como demonios entrar, cosa que no fue difícil ya que Remy salió con pinzas y cortó la cerca que evitaba el paso de la gente, al ser solo alambre no era un problema serio, así que entramos corriendo y buscamos donde establecer nuestro campamento 
 


 

Encendimos una fogata a mitad de un claro, colocamos la tienda detrás de construcciones y colinas para no llamar la atención aunque la zona ya no tenía atracción alguna, sin embargo la razón de la clausura para el acceso público fue por temas de seguridad de las edificaciones, pero repito, que esperar de niños de 13 años.
 


 

Empezamos a calentar comida al fuego vivo mientras cada uno reía y contaba estupideces, bromeábamos y pasábamos un gran momento, y pasado un rato nos pusimos a ver las estrellas, ya que éramos curiosos y nos llamaba la astronomía en cierta forma. Era un buen momento, contamos las estrellas que veíamos y les poníamos nombres basados en los nuestros y nos imaginamos descubriendo algunos soles o planetas a futuro, pero el gusto duró poco, oímos unos pasos, nos movimos a nuestro campamento rápido y nos escondimos, yo tomé una pequeña navaja sin mucho filo por el miedo y algunas piedras al igual que Jonathan y Joseph, pero bajamos la guardia cuando vimos a una chica acercarse, llevaba gafas de sol y un bastón, asumí que era ciega, Remy se acercó para hablar con ella y preguntar qué pasaba, todos bajamos la guardia ya que pensamos que sería seguro.
 


 

-¿Estás bien?- preguntó Remy, extrañado por la aparición de la chica. 
 


 

- Si, - respondió ella - ¿Pero ¿dónde estoy? ¿Dónde está mi hermano?-
 


 

- No lo sabemos, pero podemos dejarte dormir con nosotros en el campamento esta noche y mañana ir a la ciudad a buscarlo- concluyó Remy
 


 

La chica parecía desilusionada, pero al final aceptó quedarse. 
 


 

Ella se sentó con nosotros en la fogata y empezamos a hablar cosas algo genéricas de niños, no queríamos perturbar a la fémina presente, así que tratamos de incluirla a las conversaciones pero no hablaba, no se inmutaba, pero no nos asustamos en ese momento, si no en el momento cuando se agachó y se le cayeron las gafas, Jonathan se apresuró para entregarle su pertenencia pero fue más el grito que dio del temor al ver que la chica no tenía ojos y salía un líquido negro de estos, aquí fue donde me di cuenta que todos íbamos a morir, la chica empezó a portarse raro riéndose de una forma muy psicótica, se levantó y tomó a Jonathan por el cabello levantándolo bruscamente y estampando su cuello con el borde de la piedra donde ella estaba sentada, solo oímos el crujido del cuello de nuestro amigo para después ver una expresión sin vida alguna, yo me asusté y empecé a correr con toda mi alma, un momento después noté que Joseph, Remy y Daniel me seguían, Remy se quedó atrás haciendo sabrá que estupidez con ella, pero era obvio que ya era hombre muerto.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.