Camino al Corazón

Capítulo 4

Farrat paso al lado de Sebastián, desde el momento cuando a Beatriz la había llevado a la clínica. No lo dejaba silo ni un momento. Hasta que tuvo que ir a arreglar unas cosas con el médico al consultorio. El pobre estaba deshecho. Farrat aprovecho para entrar a la habitación donde está Beatriz, y se acercó a la cama, y le susurró unas palabras en media voz alta.

 

Farrat

Maldición Beatriz porque no te llevarás a ese bebé contigo. Ya no podrás hacer nada para retener a Sebastián, ahora va a hacer mío. Mira lo que he logrado, ya te quité del medio ahora falta ese engendro que le has dado a Sebastián, pero no me preocupa porque pronto seré la esposa, la dueña de todo lo que fue y ahora no es tuyo, Beatriz. A otra cosa voy a hacer que Sebastián te queme para que no tenga una tumba donde él vaya, vas a hacer cremada y tus cenizas esparcidas donde yo decida. Porque voy a convencerlo de ello, y vas a desaparecer igual que tu hija, porque se que es una niña Beatriz, cuando tenga la edad suficiente, la enviaré a un internado. Mejor cuando vaya al colegio. Convenceré a Sebastián de ello. Además, si no lo sabías me acuerdo el día que te hice firmar unos documentos, todos órganos serán donados, aunque para algo serviste Beatriz. 

 

Y se rio en la habitación a carcajadas, cuando una enfermera entra y cuando la ve le dice.

— Disculpe señorita, vamos a llevarla a quirófano.

— Y eso porque.

— Hoy será la donadora de dar vida a otra persona, así que la voy a preparar para llevarla.

Farrat la miró y luego salió de la habitación, en ese momento Sebastián llegaba, loco y desesperado.

— A donde se la llevan.

Farrat tuvo que intervenir en la situación calmando a Sebastián.

— Vamos Sebastián, ya no hay nada que hacer vamos a ver a tu hija, que en verdad te necesita. —Farrat mentía en ello.

— Por Dios Farrat iba a hacer mi esposa.

— Ya Sebastián vamos, tu hija está viva ella es la que te necesita, ya Beatriz no está.

 

Los dos se fueron al cunero, donde estaba la bebé. La miraban a través de un vidrio donde están la pequeña, solo tenía siete meses y estaba allí, al mirarla Sebastián sintió que su corazón se alegraba, era una parte de él y su amada Beatriz. Necesitaba un nombre la pequeña, una de la enfermera le señalo que entrara para que tomara a la bebé, por los huecos de la cámara donde la tenían. Cuando la mira sí corazón se rompió en mil pedazos, pero se alegría así que le dio por nombre.

 

— Te llamarás Lucy Cruz, la hija de senador.

 

Y Sebastián están muy feliz por aquello, Beatriz no estaba, pero estaba él a su lado. Así que se quedó con ella toda la tarde.

 

Mientras en la sala de operaciones, allí estaba Surthy y Beatriz. Ya era el momento que la joven tuviera otra oportunidad. Así que comenzó la travesía de su vida. Surthy había sido llamada por el médico ese día, cuando ella no veía ninguna oportunidad y sabía que moriría si no encontraba un corazón pronto. 

 

— Buenas tardes, llamamos de la clínica la señorita Surthy ha tenido suerte, tenemos un domador para ella.

Su madre al escuchar aquello comenzó a llorar, y llamo a su hija.

— Surthy, Surthy hija mía fuiste bendecida hoy, hay un domador esperándote en la clínica, acaban de llamar vamos.

— En serio, mamá, estamos de suerte nunca imaginé algo así.

— Vamos a ordenar las cosas, vamos.

 

Las dos se pusieron en marcha y arreglaron todo, y allí estaba Surthy con sus cosas y esperando en la sala. Cuando la hicieron pasar la acomodaron y esperaron a que arreglaran la sala de operaciones.

 

— Mamá estoy nerviosa.

— Tienes que estar calmada Surthy, ya lo dijo la enfermera.

— Está bien mamá, pero después que salga de todo esto, nos vamos algún lugar hermoso.

— Claro que sí hija.

 

Pues allí se encontraba Surthy, hiendo trasplantado con su nuevo corazón, y una nueva vida. Todo aquello pasó tan rápido para ella y su madre. En cambio, Sebastián tenía que cremar a su esposa y con su hija aún en la clínica.

 

— Esto no lo soporto.

— Vamos Sebastián todo esto va a pasar, tienes que ser fuerte por tu hija.

— Si no fuera por Lucy estaría pedido.

— Vamos deja todo atrás y tienes que hacer todo por tu hija.

 

En el fondo Farrat, odiaba que la pequeña se hubiere salvado, aunque está feliz por lo que había pasado, no tenía corazón aquella mujer con todo lo había hecho a Beatriz.

 

— Iba a casarse conmigo y tener una familia y ahora no está.




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