Camino al Corazón

Capítulo 8

En la casa del senador Sebastián, la pequeña Lucy está contenta porque no iba a ir a clases, estaba suspendida por una semana. Mientras hacía sus cosas llegó la Farrat a visitar a su padre, así que no le gustaba que ella estuviera en su casa y con su papá.

 

— Hola amor, cómo estás. —se le acercó y lo beso.

— Y eso Farrat tú tan temprano aquí 

— Vine ayudarte, sé que necesitas ayuda con Lucy.

— Y que vas a hacer.

— Uno de mis guardaespaldas la llevará al parque mientras nosotros resolvemos algunas cosas del gobierno.

—Bueno, gracias le avisaré al ama de llave, que arreglé a la niña.

 

Mientras él iba a llamar a Mara, Farrat llama al guardaespaldas y le indica las cosas que ya tenía preparado.

 

— Ya está todo listo, Dante.

— Sí, señora, todo está listo, solo hay que llevar a la niña al parque y esperar.

— Bueno, Sebastián fue por el engendrito, después de hacer eso te pierdes, te vas lejos.

— Entendido, señora.

 

En ese momento aparece Sebastián con la pequeña y Lucy al mirar al Farrat le saca la lengua y volver a la cara. Sebastián le dice algunas cosas al guardaespaldas y luego Lucy no quería ir, pero su padre la convenció, que pasaría el fin de semana junto a los dos.

 

— Está bien papito, voy a ir con ese señor, pero me prometes pasar todo el fin de semana conmigo.

— Prometido amor, así que anda con Dante.

 

Así que ella tomó la mano del hombre y comienza con sus preguntar.

 

— Tú eres amigo de la brujida.

— Cuál bruja, niña. —dijo Dante.

— La Farrat, la brujida.

— Tú quieres decir la señora Farrat, pues trabajo para ella.

— Ella es mala y papá se va a casar con ella y yo no quierro eso.

— Eres una niña muy pequeña para pensar en maldad.

 

Aquel hombre se estaba portando hipócrita con la niña, sabiendo lo que tenía planeado en el parque. Al llegar Lucy están viendo todo a sus alrededor.

 

En otro lado del parque están Surthy muy traite y caminaba, no había entrado trabajo, el día está muy fresco y está allí para despejar su mente. Las hojas de los árboles caían a su paso. Cuando a lo lejos ve que una pequeña niña grita y llorar y se acerca a donde estaba la bulla.

 

— No, quierro ir con usted.

— Vamos…

 

Cuando Surthy mira aquello, su corazón comenzó a saltar alocadamente y estaba indignada con aquello y la pequeña.

 

— Oiga, que pasa con la pequeña.

 

La mujer que están jalando a la niña, lo hacía con desesperación y miraba a Surthy. La mujer le agarra con fuerza y le dice a la niña.

 

— Que te dije mocosa, estúpida, vamos.

— Nooo quierro ir. 

Surthy dice al tomarle la mano de la niña.

— Suerte a la pequeña, suelte a mi hija o llamaré a la policía ya.

 

La mujer pensaba que aquella mujer era la madre de la pequeña, que sé inmediato se fue asustada. Surthy le tomo la mano a la niña y espero a que la mujer desapareciera. Al estar más o menos lejos, ella se detiene y mira a la pequeña.

 

— Niña porque esa señora te quería llevar, se ve que no es tu mamá. Deberías estar en tu casa y no sola. Dime dónde vives para llevarte.

— No quierro recresar a casa.

— ¡Qué! —exclamo Surthy y luego le pregunta. — ¿Por qué no quieres regresar?

— No quierro.

— Hay niñita que es eso, tienes que decirme dónde vives, o eres un niño de la calle. Si es así, puedo ayudar a conseguirte un lugar.

— Me voy contigo.

 

En eso Surthy comienza a caminar, pensando que la pequeña era un niño de la calle y pudiera venir alguien y meterse en problemas. Y la niña la comenzó a seguir.

 

— Niñita ¿Qué haces? No me sigas, pareces perrito, no hagas eso se ve feo.

 

Surthy comenzó a caminar más rápido, porque se le iba a hacer tarde en llegar a otra entrevista.

 

— Niñita porque no vas a tu casa, si quieres yo te llevo. ¿Dónde vives? No puedes estar detrás de mí.

— No quierro is a casa.




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