Mientras en el despacho de Sebastián, todo era revuelo ese día por qué venían nuevas elecciones y allí siempre estaba Farrat, metida de pata a cabezas en las decisiones de el.
En ese momento llega el guardaespaldas de Farrat que había llevado a Lucy al parque.
— Discúlpeme necesito infórmale algo senador Sebastián, señora Farrat.
Sebastián se le queda mirando al no ver a su hija le dice.
— Donde esta mi hija.
— Siento mucho decirle que se me escapó y la busque y no la encontré por eso vine, porque no se qué más hacer.
Sebastián lo toma por la solapa y le grita en su cara.
— Quiero que llamen a todo el mundo, la policía, toda la seguridad del estado quiero conseguir a mi hija y eso es ya.
— Si está bien señor, llamaré a todos.
En ese momento Farrat tuvo que meterse para que Sebastián se controlará.
— Ya Sebastián cálmate vamos a conseguir a tu hija, no te preocupes yo me encargaré de todo, pero ahora tienes que estar, concentrado en las nuevas elecciones.
— No... Farrat en estos momentos es mi hija así que voy a buscarla con varias personas de seguridad y voy a encontrarla.
En ese momento Farrat no pudo hacer nada, era mejor llamar a la persona que se había llevado a la niña, además el guardaespaldas la había traicionado porque el, tenía que desaparecer después y no fue así. Cuando Sebastián salió con los de seguridad Farrat se quedó con su guardaespaldas.
— Maldición no te pudiste haber desaparecido, imbécil porque té regrésate, te dije que desaparecieras.
— Disculpe señora Farrat, pero no pude más bien la niña se me fue de las manos, tal vez consiguió a la mujer que se la llevaría.
— Porque no te perdiste, imbécil. Ahora tenemos que ver cómo hago para que Sebastián no piense en esa mocosa.
— La verdad señora Farrat esa pequeña es una dulzura no vale hacerle una maldad como la que usted quiere hacerle.
— Cállate y sal de aquí y ve buscando tu cheque porque estás despedido.
— No, importa me despida, pero la pequeña merece ser feliz.
En eso entran otros dos hombres más y luego Dante se fue del lugar. Mientras que Farrat hablaba con los dos nuevos guardaespaldas.
— Quiero que busque a la hija del senador y luego quiero que consigan quién se la llevó y vayan con dos de mis mejores policías.
— Entendida señora Farrat.
Los hombres salieron y fueron por los policías. Farrat tenía influencia en los departamentos de seguridad, y sabía que tenía que encontrar a la mocosa antes que Sebastián y se enterase de lo que ella iba a hacer.
Mientras que en la tienda de comidas donde estaba Surthy y la pequeña aun comiendo. La chica le dice.
— Niñita debería de llevarte a tu casa anda.
— No, ya diji que no. Yo quierro quédame contigo, si no en calle, o parque, no quierro ir a casa.
— Vamos niñita no puedo llevarte a casa, tú tienes una familia y deben estar preocupados por ti. Te prometo que te visitaré a donde vives.
— Lo dice para que regrese a casa y después no vayas.
— Vamos Lucecita, es hora de que regreses lo que prometo lo hago, pero vamos te llevaré a tu casa.
— No quierro ir, quierro ir contigo. Llévame contigo Suty.
— Lucecita tu papá te maltrata, que no quiere regresar a casa.
— No, no, no pega, pero ya no me querré y esa brujida menos.
— Lo siento tanto.
Y Surthy la abrazas contra su pecho, un pecho donde se encontraba el corazón de su madre sin saber la pequeña.
Farrat con unos guardias de seguridad y policías buscaron a la niña por todas partes de la ciudad, en ese momento vieron a la pequeña con una mujer, la cual Farrat pensó que era la que iba a desaparecer a la pequeña.
— Allí está señora con una mujer.
— Vayan a buscarla y llévense presa a la mujer.
Ella no quería bajar del auto, porque pensó que la supuesta mujer la reconocería. Cuando los policías llegaron a lugar de la mesa donde están la niña y la mujer.
— Señoría lamentablemente no tendrá que acompañar a la delegación.
— ¡Cómo!. —exclamo Surthy extrañada. — No he hecho nada, solo estoy ayudando a esta pequeña.
Lucy mira al hombre y le dice.
— Ella no ha hecho nada, porque se la van a llevar.
— Porque tu papá te está buscando y quiere verte.
— Perro no quierro ir con el.
— Lo sentimos mucho, pero eres una pequeña y tu papá te busca.
Los policías apresaron a Surthy y le pusieron las esposa y ella nerviosa dice.
— Por favor no he hecho nada, en ningún momento pensé en robarme a la pequeña por favor.
— Si la robaste así que vas presa, así que muévase.
Le dijo el policía de malas ganas.
— Por favor oficial no soy ninguna secuestradora de niño, por favor suerte me.
La pequeña al ver cómo estaba Surthy les dice agarrando a uno de ellos por los brazos.
— Déjela ella no al hecho nada.
Y comenzó a llorar, eso a Surthy se partió el corazón y mira a la pequeña le dice.
— Vamos pequeña no llores has le caso al oficial y vete con el yo después resuelvo esto.
— No...
La agarro por el cuello y el policía tuvo que quitársela.
— Vamos señorita no haga más difícil la cosa, es mejor que la niña se despida de usted.
— Está bien.
Surthy se arrodilló y hablo con la pequeña.
— Mira niñita, ellos te llevarán con tu papá, yo voy a otro lugar.
— Me quierro ir contigo.
— Mira vamos a hacer algo te prometo que voy a visitarte, pero tienes que irte con ellos y luego nos vemos sí.
— Me lo prometes Suty.
— Si te lo prometo niñita, mi lucecita, pero ahora vete con ellos sí.
— Está bien, pero dame la mano quiero lo prometas de corazón.
Surthy se puso la mano en el corazón de la niña y la niña en su pecho y luego toma la de la pequeña.
— Te lo prometo de corazón.