Camino al Corazón

Capítulo 10

Cuando encontraron a Lucy, con los policías, está Farrat. Estaba ardida porque no pudo desaparecer a la mocosa.

 

— Metan presa a la mujer, que no vea la luz de día si es posible.
— Sí, señora, nos encargaremos de ello.
— Eso sí, les pagará bien para que la tenga allí, hasta que yo diga, y otra cosa no le digan nada a Sebastián que la consiguieron, yo me encargo de llevar a la pequeña con su padre.

 

Mientras que Surthy estaba en el calabozo, estaba asustada y estaba llorando. Allí estaba en una cárcel fría y humedad, así que tenía que quedarse allí hasta que alguien viniera por ella, pero quiero si su mamá estaba enferma y la mujer que la cuidaba sabía que había salido a una entrevista.

 

— Mujer te has metido en un problema grande con alguien muy importante.
— Porque dice eso, señor policía.
— Por qué la mujer que salió de aquí con la niña, pago mucho dinero para que no veas la luz del sol.
— No diga eso, yo saldré de aquí.
— No te hagas ilusiones, mujer, porque de aquí no saldrás.

En la casa de Sebastián, llegaba Farrat con la pequeña Lucy, al verla se contentó al verla.

— Por favor Lucy, como te alejaste de Dante, él tenía que cuidarte.
Lucy, molesta, le responde a su padre.
— No te quierro ni un poquito, déjame me quierro ir con ella.
— Quién ella no sé, de que me hablas.

En ese momento Farrat los interrumpe, y se acerca a Sebastián, lo miraba y le dice.

— La mujer que se la llevó, está presa y allí se queda, seguro que se la quería llevar y secuestrar, pedir dinero para su rescate, por eso les dije a los policías que la dejara allí.
— Clarito, que no para eso mentira la brujida, no quiere que tenga amiga Suty me gusta, me querro ir con ella.
— Tú vas a tu cuarto y allí te quedas hasta que yo diga, así que anda con la nana.
— Yo quierro irme con ella.

 

En ese momento ella armó una rabieta, que Sebastián no le prestó atención y se la llevó la nana.

En la delegación estaba los policías contentos por lo que Farrat les había dado, mientras Surthy lo que hacía era llorar.

 

— Porque permití que esa niñita me siguiera, como abeja a la miel. Ahora que voy a hacer.

 

Aquella le dolía tanto a Surthy, presa y acusada de secuestradora. Como había pasado eso.

En casa de senador, allí estaba Lucy en su cuarto, hasta que pendo en su abuelo Sandro. Corrió por el teléfono y busco el número de su abuelo materno, que siempre ayudaba a su nietecita. Y llamo a su abuelo.

 

— Aguelitoooo.
— ¿Qué pasa mi angelito?, mi lucecita.
— Aguelitoooo, necesito que me ayudes.
— ¿Qué travesuras has hecho? Para pedir de mi ayuda.
— La brujida hizo una maldad.
— Cuéntame qué hizo.
— Buenito Aguelitoooo, me perdí en un parque, y una mujer me quería llevar, pero Suty me ayudó, pero la brujida la cuso de sucustradora y la dejo allí, Aguelitoooo ayúdala chi.
— Está bien mi Lucesita, como se llama la mujer.
— Se llama Suty, sutyyy.
— Ok, cielo voy a la delegación y veré qué puedo hacer por ella.
— Después vienes por mi guelitoo
— Está bien, pero vamos a resolver primero lo de la mujer y luego hablo con tu papá que pasaras el fin de semana conmigo.
— Gracias guelitoo.

 

Surthy no dejaba de llorar, se sentía muy triste por lo que estaba pasando, no podía llamar a su madre en el estado que ella estaba, así que era mejor esperar al día siguiente para resolver. 
Luego sé un rato, llego Sandro a la comisaría, pregunto por la chica y quiso hablar con ella y, pero los policías no quería dejarla ver. Así que Sandro, como todo abogado, los amenazó con denunciar corrupción.

 

— Quién es usted de ella, señor.
— Su padre y soy abogado ya le dije así que quiero ver a la chica, o quieren que los denuncie por cobrar dinero por mantener la presa.

Los policías se quedaron serios y asustado, era mejor sacar a la chica de la cárcel. 

— Voy a esperar afuera mientras la deja libre, si no se la verán con la justicia.

 

Sandro salió a fuera de la delegación a esperar a la mujer. Mientras uno de los policías fue por la mujer y al verla le dice.

 

— Señorita, ya puede irse.
Surthy se sorprendió al escuchar aquello.
— Sí, puedo irme, ya no voy a quedarme aquí.
— Andense con cuidado, señorita, se salva porque su padre la vino a buscar y bueno mejor que se vaya está afuera esperándola.
— Mi padre, pero…
— Mejor váyase antes que nos meta en problemas, allí afuera la esperan.

 

Surthy salió de las regas, al salir había un hombre mayor guapo esperándola afuera en la entrada de la delegación.

 

— Tú debes ser Suty.
Surthy frunció el ceño.
— Así me dice la niñita.
— Lucy es mi nieta, me pidió ayuda para ti.
— Oh, qué hermosa es esa pequeña, me imagino que usted Aguelitoooo.
— Si joven.
— Oh disculpe, me llamo Surthy Montgomery un placer.
— El placer es mío, así que te llevaré a tu casa.
— La verdad que no tengo nada para ir a casa, óseo dinero, esos policías me quitaron todo solo me dieron mi identificación.
— Bueno, ya estás afuera, así que vamos a casa.




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