Aunque no muchas de las ocasiones iba a la hora inicio de visitas porque a veces salía con su amiga Sakura. En un día de ellos salió después de la escuela con ella a la misma cafetería donde había ocurrido ese accidente, estaban tomando un café y comiendo un postre, mientras hablaban y reía de algunas cosas en común. Solo que esta ocasionó cuando Sakura se puso a mirar a su café pensativa que sacó el tema como si no tuviera importancia alguna.
-¿te gusta aquel chico, Akane? -
-¿eh? - la desconcertó por completo al oír tal pregunta hasta obtuvo un sonrojo de su parte y titubeos de ella- ¿a qué viene eso tan de repente? -
-lo digo porque actúas... ¿Diferente? Creo que lo podría decir-
-¿a qué te refieres? -
-ese día los vi muy cariños en la sala de empleados-
-¿¡nos viste!? -
-dejando eso de lado, contéstame a la primera pregunta-
-yo... No sabría que decirte, porque no he sentido algo así durante el transcurso de mi vida, aunque allá leído historias románticas de los libros no te explican lo que lograría sentir una persona así no sé- estaba demasiado tímida hasta había dejado de verla a los ojos que Sakura con una expresión seria hizo que mirara hacia un lado soltando un suspiró
-estas realmente enamorada Akane-
-¿en serio lo estoy? -
-dime, ¿se te ha acelerado el corazón al estar cerca de él? ¿Has llegado a pensar en él todo el día? ¿Tal vez hayas terminado haciendo algo para él? ¿Te gusta descubrir pequeños detalles de él? ¿Te gusta simplemente estar a lado de él? ¿No quisieras algo más que lo que tienen? -
Ella con suma timidez asintió de manera lenta a cada pregunta a lo que se dio un cómo de cuenta que tenía un sentimiento por él que ella no podía describirlo.
-¿esto es a lo que llaman amor? -
-claro que sí, realmente me pone muy contenta que te sientas así y quiero que ustedes dos estén felices juntos-
-¿él siente lo mismo por mí? -
-¿qué no es obvio? Se le notaba hasta en la cara-
Ella se queso pensativa respecto a él cuando le mencionó esas palabras en un principio se lo negó rotundamente en su mente, siguió pensando en ello después de salir de la cafetería, aunque se separaron para ir a sus casas en el camino ya mirando los paisajes incluyendo las casas empezó a dudar de ello hasta que empezó a recordar poco a poco cada momento que pasaron juntos junto con los pequeños detalles que había notado en esas ocasiones y que recordar con claridad.
Tengo miedo de verte, necesidad de verte, esperanza de verte, desazones de verte. Tengo ganas de hallarte, preocupación de hallarte, certidumbre de hallarte, pobres dudas de hallarte.
Ya al llegar a su casa dejo sus cosas a lado de su cama, agarro con lentitud su ropa, se colocó la ropa del mismo color que mostraba su mirada en ese momento y se puso delante de su escritorio para hacer su tarea a lo que de repente cuando estaba escribiendo recordó las pequeñas versos de los poemas que le había señaló en un principio cuando iban a la biblioteca en un principio, cada palabra que juntaba de alguna forma estaba relacionada con ella y le estaba demostrando poco a poco que en realidad quería algo más, pero al no querer decírselo en persona lo había hecho todo este tiempo mediante la poseía de los libros cuando lo leían juntos a unos cuantos centímetros casi cerca de un roce ya fueran las manos o los hombros. Se levantó de inmediato y salió corriendo en dirección hacia el hospital.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.
Quería verlo. Quería tocarlo por unos momentos y corresponder a sus sentimientos. Decirle unas cuantas dulces palabras. No quería que fuera demasiado tarde para decírselo. Corrió casi sin aliento se quedó en unas cuantas calles y deteniéndose apenas en los semáforos. Mientras corría recordaba cada momento que habían pasado juntos como en aquella ocasión que la invitó ir a la montaña a solas, vieron esa noche preciosa llena de estrellas incluso habían terminado dormidos al estar hablando de un tema profundo que hacía que se conectará sus corazones, recordaba detalles de su rostro a pasible de la noche en había tomado fotos al cielo nocturno y algunos versos que estaban revoloteando de los cuales se los había dedicado a ella. Siguió corriendo sin parar hasta llegar al hospital del cual tuvo que fingir un andar calmado hasta que nadie estuviera cerca siguió corriendo entre los pasillos hasta encontrar la habitación de aquel joven.
No sabes cómo necesito tu voz, necesito tus miradas y aquellas palabras que siempre me llenaban, necesito tu paz interior, necesito la luz de tus labios.
¡Ya no puedo... seguir así!
Ya entre pasillos sin aliento alguno logró encontrar la habitación del joven, en el interior de la chica sintió una gran alegría de estar en ese lugar y poder ver a la persona que tanto quería que no lograba explicarse que sin pensarlo abrió la puerta de un fuerte golpe. Lo que vio... Fue a él.