Lucero evitaba, a toda costa, estar a solas con Carlos. Cada día se volvía más obsesivo con la idea de "obtenerla", por lo que la joven docente decidió tomar medidas para que la dejara en paz.
Por suerte, ya contaba con la ayuda de Jorge y Daniela, quienes no paraban de advertirle a Carlos sobre sus acciones. Pero no era suficiente. Deberían unirse más docentes para defender a Lucero y desprestigiar la imagen de Carlos.
Un viernes de tarde, los tres se encontraron en la cafetería y empezaron a plantear varias soluciones para intentar resolver el problema. Lastimosamente, Carlos contaba con muchas influencias que lo defenderían a capa y espada, sumando con el plantel de docentes que seguían asegurando que él era un hombre amable con todos. Y como Lucero era nueva en el plantel, aún no estaban seguros de si debían fiarse de ella o no.
Jorge y Daniela se quedaron pensativos ante esa pregunta. Jorge recordó que, un día después de que la profesora renunciara, la directora lo llamó y le preguntó si realmente era cierto lo que Carlos hizo con ella. Jorge lo negó, dado que Carlos lo amenazó con arruinar su carrera y tenía las influencias necesarias para ensuciar su imagen para siempre. La directora prohibió a todos que hablaran del asunto y, desde esa vez, el hecho se convirtió en un rumor sin fundamentos.
Jorge miró a Lucero y, una vez más, se preguntó hasta qué punto priorizaría su carrera. Lucero no merecía la ruina.
Jorge y Daniela la miraron, sorprendidos, sin dar créditos a sus palabras.
Lucero volteó la cabeza hacia un chico que estaba sentado cerca de ellos. Tenía en sus manos un celular, último modelo, con cámara y filmadora capaz de grabar en un tiempo prolongado. El chico tenía el uniforme del colegio, por lo que supuso que estaría en la secundaria. Lucero se levantó, se acercó al muchacho y le preguntó a qué curso iba.
Lucero se sentó junto a él. Gabriel guardó el celular y miró a Lucero con curiosidad.
Lucero hizo amago de levantarse, cuando Gabriel volvió a hablar.
Lucero casi cayó del asiento por la sorpresa. La verdad, nunca había escuchado esa versión de la historia.
Lucero se sorprendió por lo rápido que captó Gabriel la situación. Siempre le habían dicho que los adolescentes vivían en las nubes, pero Gabriel era diferente. Enseguida se dio cuenta de que Lucero solo buscaba a alguien del colegio, que ya pasó por cuarto grado para que testificara sobre la personalidad y el carácter de Carlos. Lastimosamente él era nuevo y no podía aportar mucho. Pero, gracias a él, supo que no todos los alumnos se sentían cómodos ante la presencia de Carlos. E, incluso, muchas alumnas ya se traumaron con sus insinuaciones y miradas de mal gusto.
Lucero se levantó y volvió a sentarse con Jorge y Daniela, que aún no entendían qué intentó Lucero al conversar con ese chico.
Un minuto después, Gabriel se acercó a ellos, les mostró su celular y dijo:
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reencarnación, seres de otros mundos, reencarnaciones y amistad
Editado: 19.11.2022