Lucel estaba dentro de su nave. Junto a él se encontraba Balzú que, al "perderse" en un sistema virtual energético, entró en un estado vegetativo permanente. Solo podría sobrevivir si seguía conectado a una máquina por un tiempo determinado.
Lucel logró recuperar parte de los datos de aquella computadora que colapsó. Pudo adherirlo a su nave y, así, buscar el alma de Balzú que, en vida, se hacía llamar Carlos, para hacerle una propuesta.
Esperó un buen tiempo. Al principio la pantalla de su nave se mostraba vacía, hasta que aparecieron códigos que, poco a poco, se unieron y adoptaron una forma humana.
Lucel empezó a introducir más datos a la memoria de su nave, junto con fragmentos de su memoria y lo que experimentó en diferentes mundos materiales. Después, miró fijamente a la pantalla y, con una voz clara y potente, dijo:
Balzú tardó largos años en responder. Parecía que no le gustaba la idea de tomar solo esas dos opciones. Mientras pensaba, Lucel se dedicaba a introducirle más información o, simplemente, a tararear extrañas canciones venidas de los mundos que visitó en el pasado. Al final, luego de reflexionar mucho, Balzú tomó una decisión y se lo hizo saber. Lucel sonrió, observó el envase corpóreo, antiguamente llamado "Carlos", y dijo:
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Un par de luces surgieron en la oscuridad.
Eran las recién llegadas.
Poco a poco se acercaron y giraron entre sí, mientras se comunicaban. Porque eran almas que renacieron una y otra vez por toda la eternidad.
“¿Cuánto ha pasado?”
“Eras infinitas”
“Y muy pocas veces hemos coincidido”
“Ten fe, pronto lo lograremos”
Las almas destinadas a un amor eterno no concluido volvieron a girar, pero sin tocarse. Giraron y giraron hasta llamar la atención de un extraño ser que pasaba por ahí. Éste ser estiró sus brazos, pero no los atrapó. Al final, solo atinó a sonreír y decirles:
Unas voces los llamaron. Volvió el momento de renacer en otros seres. Pero, esta vez, no volverían a coincidir en el mismo mundo.
“Estaré en un mundo material donde todavía no existen civilizaciones”
“Y yo estaré en un mundo con una tecnología tan avanzada que usan las energías de las estrellas para subsistir”
“¿Entonces éste es un adiós?”
“No lo diría adiós, sino un hasta luego. Porque aún creo que nos volveremos a ver”
Dieron un par de giro más y se desvanecieron.
El ser extraño que los miró volvió a sonreír y se dijo:
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reencarnación, seres de otros mundos, reencarnaciones y amistad
Editado: 19.11.2022