Camino hacia la Muerte

Capítulo 5: El Primer Juego

El contador había llegado a su fin, y en el preciso momento en que la última cifra desapareció, el sonido de una puerta metálica resonó en la sala. Una vibración en el aire les indicó que la salida, si es que aún se podía llamar así, estaba abierta. Nadie se atrevió a mover un solo músculo, pero el peso de la situación se hacía insoportable. Los ojos de todos se fijaron en la puerta, y la tensión era palpable, como si la misma sala estuviera esperando a ver qué sucedería a continuación.

Evans, a pesar del miedo que lo invadía, dio un paso adelante. Su mente sabía que no tenía otra opción. No podían quedarse ahí, paralizados por el terror. Si iban a sobrevivir, tenían que hacer algo.

—Tranquilos. Todo saldrá bien si cooperamos —dijo, su voz firme, aunque su corazón latía con fuerza. La decisión estaba tomada. No podían ir atrás.

Sin esperar una respuesta, avanzó hacia la puerta. Los demás, con rostro de incertidumbre y nerviosismo, finalmente lo siguieron, pasando uno a uno por la puerta que se cerró tras ellos con un ruido escalofriante.

Al cruzar, fueron recibidos por la visión de una habitación de madera, con paredes oscuras que parecían absorber la luz tenue que provenía de un candelabro flotante en el techo. El aire estaba cargado, como si cada rincón estuviera impregnado con un silencio inquietante. En el centro de la sala había una mesa rectangular, con siete sillas dispuestas a su alrededor. Todo parecía tan normal, tan... convencional.

Sin embargo, el ambiente era pesado, denso, como si cada objeto estuviera allí para recordarles que no estaban en un lugar común. Evans observó a sus compañeros de nuevo, el miedo reflejado en sus ojos, pero nadie decía una palabra. La incertidumbre les atenazaba el alma.

Fue entonces cuando la figura que todos temían hizo su aparición. La luz del candelabro titiló, y Death apareció ante ellos con su sonrisa macabra. Su presencia llenó la sala de una energía oscura y casi palpable. No había escapatoria, solo estaban ellos, y él.

—Bienvenidos al primer juego, por favor tomen asiento—dijo Death, su voz resonando como un eco en la habitación. Los jugadores, sin atreverse a mirar directamente a sus ojos, tomaron asiento, cada uno sin saber lo que les esperaba. El aire se volvió aún más pesado con su presencia. Todos se sentaron, y la última silla, vacía, se fue llenando con un leve sonido de madera.

Evans miró a los demás mientras se sentaban, buscando consuelo en sus miradas. Nadie decía nada, pero sabían que lo que estaba por suceder cambiaría todo. No había vuelta atrás.

—El primer juego es "El Laberinto del Juicio" —anunció Death, sin apartar su mirada de ellos. La sonrisa macabra nunca desapareció de su rostro, y su tono era todo menos amable. La forma en que hablaba era como si ya los hubiera marcado para su fin, como si no tuvieran más opción que seguir adelante.

Los demás lo miraron con incredulidad, como si buscaran alguna pista en su rostro que les diera esperanza. Pero Death no ofreció respuestas. Solo continuó.

—El objetivo de este juego es simple: deben navegar a través de un laberinto lleno de obstáculos y decisiones difíciles. Cada uno de ustedes buscará llegar al final del laberinto y sobrevivir, pero solo seis podrán salir. El perdedor... será eliminado —las palabras de Death cayeron sobre ellos como una maldición. Las sillas chirriaron al moverse mientras los jugadores intentaban procesar lo que acababan de escuchar.

—El laberinto está representado por este tablero. Aquí —Death indicó la mesa, y de repente, sobre ella, apareció un tablero con un diseño complejo. Las casillas estaban divididas en 30 espacios, con diferentes símbolos en cada uno, representando caminos, trampas, dilemas y decisiones.

—Cada uno de ustedes tendrá una ficha, que representará su posición en el tablero. Este dado —dijo Death, mostrando un dado de seis caras— determinará cuántas casillas podrán mover en su turno. Pero, cuidado, no todas las casillas son iguales.

Los jugadores se inclinaron hacia adelante, con los ojos fijos en el tablero, mientras Death explicaba.

—Algunas casillas son seguras. Otras, como las casillas de trampa, los obligarán a sacar una carta de decisión, que podría introducir obstáculos, trampas o desafíos. Si caen en una casilla de dilema moral, todos ustedes tendrán que votar sobre un jugador, el elegido tomará una carta de decisión y leerá lo que pone, puede ser bueno o malo, tanto para el como para todos. En ocasiones, será necesario traicionar, pero en otras, tal vez sea la cooperación la que decida su futuro.

Evans miró a los demás, percibiendo la creciente tensión. Los jugadores no podían evitar sentirse nerviosos. Este no era un juego común. Las palabras de Death no dejaban espacio para dudas.

—Las cartas de supervivencia les ayudarán. Algunas de estas cartas les permitirán avanzar más rápido o protegerse de trampas, pero solo si tienen suerte. Al final del juego, cuando uno haya alcanzado la casilla final, deberán votar a un jugador para eliminarlo. El jugador que haya ganado tendrá inmunidad y no podrá ser eliminado. Por eso, tendrán que decidir si cooperar o traicionar para ser el primero en llegar. Pero cuidado, si sois malas personas y no conseguís llegar el primero puede que os voten y os eliminen, así que deveran elegir si intentar llegar el primero o ayudar para que no te voten. El jugador con más votos será el elegido para dejar este lugar, pero esa decisión será, por supuesto, irreversible.

Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Evans. No había espacio para la compasión en ese lugar. Aquí solo importaba la supervivencia.

—Y finalmente —continuó Death, su tono adquiriendo un toque aún más siniestro—, el jugador que sea eliminado puede elegir una desventaja para alguien en el siguiente juego. Así que concluyendo, el juego dependerá de su astucia, su estrategia, y... de su voluntad de sobrevivir.

Todos miraban a Death, absorbiendo las reglas mientras la realidad de lo que enfrentaban se asentaba en ellos. La atmósfera estaba cargada de una tensión palpable, la ansiedad y el miedo envolvían sus mentes, pero la necesidad de seguir adelante era más fuerte. Cada uno de ellos entendió la magnitud de lo que estaba a punto de suceder.



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En el texto hay: misterio de la muerte

Editado: 15.03.2025

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