Caminos Cruzados [c #2]

4. Mereces ser feliz.

Me dirijo hacia el lugar donde Tiffany me indicó que se encontraría.

 

Ella es el único contacto que tengo de mi pasado desde que me fuí a Londres. Nos comunicamos por Facebook y luego intercambiamos números de teléfono. No obstante, no le comenté que vendría a la ciudad nuevamente, ya que nadie lo sabía además de Paul y su cariño.

 

Aparco mi moto en un lugar no muy lejos del bar y me encamino hacia este.

 

Fuera del lugar hay mucha gente sentada en mesas tomando cervezas, refrescos y comiendo aperitivos. Tiffany me dijo que se encontraría dentro así que abro la puerta de madera y vidrio sintiendo el olor a tabaco entrar por mis fosas nasales. En el lugar hay mesas de pool además de mucha gente bebiendo y bailando ebria.

 

Me acerco a la barra y me siento en uno de los banquillos a esperar a mi compañera.

 

_¿Se le ofrece algo señor Parker?

 

Levanto mi cabeza al escuchar el sonido de su voz...

 

_Nooo, ¿de verdad eres tú?_ ella asiente y sonríe a la vez_ no lo puedo creer. ¿Quién diría que Tiffany Collins, hija de una de las mejores abogadas de la ciudad, se encontraría trabajando en un bar?

 

_Pues yo me hubiese reído en su cara si me lo habrían dicho tiempo atrás._ masculla posando una de sus delgadas manos en mi hombro._ ¿Cómo has estado?

 

Tiffany no es la misma chica que recuerdo hace dos años atrás.

Antes al solo mirarla desprendía una vibra de ser una persona divertida, feliz, espontánea. Ahora la observas y puedes ver lo vacia que se encuentra, ya no es aquella chica que andaba siempre arreglada para ver a su novio, ella está desprolija, con ojeras bajos sus ojos, con la mirada apagada, hasta se nota que ha adelgazado bastante.

 

Por un segundo dudo si contestar que me encuentro bien, porque ha decir verdad yo también tengo problemas en los que ocuparme, como conseguir empleo, mudarme a un departamento, ver a mi madre después de años... así que sólo me limito a decir:

 

_Aca ando, remándola._Tiffany me dedica una sonrisa de boca cerrada entonces pregunto_ ¿Y tú? ¿Cómo te ha ido?

 

_Por lo que puedes ver creo que no muy bien...

 

_¿Qué sucedió?

 

Toma aire y apoya sus codos en la mesa frente a nosotros.

 

_Lo que sucedió fue que ninguna universidad me ha tomado por mi registro de que estuve en prisión. Entonces no me ha quedado otra que trabajar aquí, por cierto hoy es mi primer día.

 

_¿Estas jodiendo?_ pregunto_ sólo estuviste tres día, ¿cómo es posible que no puedas entrar a ninguna universidad?

 

_Como lo oiste, debes tener el formulario limpio.

 

Niego desviando la mirada. En mi mente viene la curiosidad de preguntar por Abby pero creo que no es el momento.

 

_¿En qué piensas?_ dice Tiffany sacándome de mis pensamientos.

 

_En nada...

 

_Piensas en ella, ¿verdad?_ me interrumpe.

 

_¿Se nota tanto?

 

_Por lo que escuché Abby no se encuentra mucho en la ciudad. Está estudiando psicología, además de ser modelo en la nueva línea de ropa de su madre.

 

_¿Abby Williams modelo?_ cuestiono sin poder creerlo. Por lo que recuerdo ella y su madre jamás se llevaron bien, al contrario, la detestaba y decía que era como tener un grano en el culo, pero todo cambia, ¿no?

 

_Asi es, mi madre me lo ha contado, y por lo que sabe le va muy bien.

 

_Y cómo no le iría bien, si es preciosa._ Tiffany quien toma un vaso sucio que le han dejado y comienza a limpiarlo pregunta...

 

_¿La has visto?

 

_No_ pero pronto lo haré._ ¿Y tú? ¿Tienes contacto con ella?

 

_Para nada,_ se acerca a la barra y baja los ojos._ desde aquella noche no he hablado con ella. Claro, la vi en la graduación y en la fiesta de despedida pero me ignoró toda la noche.

 

_Yo fui a despedirme...

 

_¿Qué?_ dice Tiff acomodandose un mechón tras su oreja.

 

_Fui a su casa, a despedirme y decirle que iría a Londres, pero cuando llegué..._ el recuerdo de Abby y Patrick dentro del auto besándose llegan a mi y trato de quitarlos de mi mente._ cuando llegué era demasiado tarde.

 

_Entiendo,_ dice la chica con la mirada perdida._ Patrick, el vecino en ese entonces arruinó tu despedida._ asiento sin apartar los ojos de las botellas de vodka y ron que se encuentran detrás de ella._ Como la madre de Abby y la mía siguen hablando, mi madre me contó que anduvieron nueve meses. Pero luego cortaron porque ella comenzó a estudiar y no quería distraerse.

 

La distracción.

 

En ese entonces ella era mi distracción y yo la suya. No existía nada más que no seamos nosotros. Lo único en lo que pensábamos era en qué haríamos en un futuro, Abby pasaba el tiempo pensando en que estudiar y me tiraba las ideas en las que podría conseguir trabajo ya que el estudiar abogacía sólo fue uno de mis sueños pasajeros. Esos de los que ya no podré cumplir y mucho menos volver a intentar.




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