Finalmente, llegaron a un campo de batalla desolado, donde la oscuridad se concentraba en su forma más maligna. Una criatura inmensa y grotesca, una amalgama de sombras y pesadillas, emergió ante ellos. Era el origen de la corrupción, la fuente misma de la oscuridad que había amenazado con consumir Elysium.
La batalla que siguió fue una de proporciones épicas. Flechas volaron y hechizos resplandecieron en un estallido de magia y luz. La criatura corrompida desató su furia, retorciendo la tierra y oscureciendo el cielo con su presencia maligna. Loriana, Faelan y Drakonar lucharon juntos, utilizando sus habilidades en una danza sincronizada de poder y valentía.