KYLER
—Creo que nunca antes habíamos convivido tanto tiempo, ¿no?
Sigo sosteniendo las manos de Cindy para calentarlas y aunque ahora están tibias, aun no las suelto. Me digo a mi mismo que lo estoy haciendo por ella, pero también, no puedo decir que esto no se siente de alguna manera, bien.
—Lo haces sonar como si no nos hablábamos en absoluto —digo.
Escucho una pequeña risa. —Bien, si habían momentos donde hablábamos pero no era así como ahora.
—Bueno, no es como si solíamos quedarnos en un auto atrapados cada fin de semana, tal vez eso necesitábamos para ser mejores amigos —bromeo.
—Sí, tal vez.
—Entonces —digo—, ¿Cómo te sientes ahora? ¿Tienes frio todavía?
—Si —responde—. Pero no hay mucho que podamos hacer, además yo soy quien debería preguntarte como estás.
Eso que me pasó hace un rato fue algo que no esperaba, pero como siempre, esos ataques de pánico no te avisan. Ojala lo hicieran, pero no es así.
Ya he aprendido que tengo que calmarme y tengo que enfocarme en algo más cuando empiezo a sentir como si mi cuerpo estuviera listo para traicionarme pero esta vez, no pude hacer nada. Pensar en como algo malo le podría estar sucediendo a Jacob era suficiente para que entrara en pánico.
Ni siquiera pensaba en Cindy, en lo vergonzoso que era que ella me viera así pero Cindy no hizo nada de lo que pensé que haría como reacción, en realidad, me ayudó a calmarme.
—Estoy bien —digo.
Puedo sentir su calor corporal contra mi cuerpo y aunque sé que hay muchos chicos de la escuela que les gustaría estar así de cerca con ella, estas circunstancias son todo, menos románticas. Lo único que intento es que ella no se congele y que, tanto como se pueda aquí, se sienta bien.
Sé que está igualmente preocupada por Eli, solo espero que nuestros hermanos estén a salvo.
Cindy bosteza bajando el rostro para ocultarlo en la chaqueta.
El efecto del bostezo es contagioso porque yo lo hago también y recuesto la cabeza en el respaldo. Veo casi nada del exterior pero distingo los copos cayendo sobre la ventana.
— ¿Qué haremos si no vuelven pronto? —pregunta, su voz suena tan pequeña y frágil.
Siendo mi estómago hundido, con un vacío que no puedo ni siquiera describir. —Volverán.
—Pero… ¿y si se tardan mucho?
Tomo una larga respiración. —Entonces supongo que nosotros tenemos que intentar salir de aquí y buscar ayuda, pero no ahora. Las noches de invierno son más oscuras y entre tantos arboles es imposible saber que hay a un metro de distancia.
Escucho como traga saliva. —Lo sé.
—Cindy —cierro los ojos, aunque no hace mucha diferencia pues mi vista es todo negro—. No pienses en eso ahora, ¿sí? Solo mantén la calma.
Por mi propio bien, también debería hacerlo.
— ¿Tienes sueño? —pregunta, sus dedos se mueven entre los míos.
—Un poco —afirmo.
— ¿Puedo recostarme en tu hombro? —pregunta tomando pausas entre cada palabra—, está bien si no quieres.
Niego y me inclino para que lo haga, siento su cabeza sobre mi hombro y luego, llenando el vacío del estómago con algo parecido a chispas eléctricas, me inclino sobre su cabeza también.
Nadie me creerá que alguna vez estuve en esta posición con ella.
No soy tonto, sé que Cindy es linda y sé que ella realmente jamás se fijaría en tipos como yo, sino en tipos como mi hermano. No puedo decir que estoy perdidamente enamorado de ella pero, digamos que tampoco puedo decir que nunca he sentido algo.
Es solo que, recuerdo cuando teníamos once y se sentó a mi lado mientras veíamos una película en su casa y me tenía que aguantar las ganas de sonreír cada vez que se inclinaba para tomar dulces.
También cuando teníamos doce y su madre nos dio un juego de mesa, éramos nosotros contra Jacob y Eli, quienes se aburrieron rápido y luego terminamos de jugar por una hora más nosotros.
O cuando fue su cumpleaños trece y algo en ella era distinto, algo lucia nuevo.
Y a los catorce cuando bajó las escaleras usando un vestido de verano y maquillaje. Jacob y Eli se burlaron de ella pero yo podía sentir como mi corazón latía un poco más rápido.
Y a los quince, en navidad, cuando me abrazó fugazmente y nuestras mejillas se rozaron. Supongo que fue algo que ni siquiera notó, pero yo lo hice.
Y el año pasado, durante el verano, cuando Jacob le dijo algo horrible y yo sabía que estaba aguantando las ganas de llorar. Entonces, por alguna razón sabía que tenía que hacer algo para que volviera a sonreír y lo hice. Empujé “accidentalmente” a Jacob en la piscina y yo le llevé pastel.
Así que no puedo decir que estoy enamorado de Cindy pero sí puedo decir que ella es probablemente lo más cercano que he tenido de un “primer” amor.
O un único amor.
Creo que si yo supiera que tal vez tengo el mínimo chance con ella, dejaría que mi corazón sintiera más pero sé que no es así. Sé que ella es el tipo de chicas que obtiene a los guapos y populares, no a los que parecen criminales (al menos eso dijo una profesora de mí y mis amigos el año pasado)
Ahora más que antes, el auto se siente demasiado frio. No sé a cuanto estamos de temperatura pero mi cuello se eriza y mi nariz se siente como si estuviera pegada a un hielo.
—Kyler —Cindy murmura mi nombre.
— ¿Si?
—Gracias por no… bueno, por no ser como Jacob —suelta.
Yo dejo salir una carcajada aunque bastante débil. — ¿De nada?
—Es solo que, si esto fuera diferente y estuviera con Jacob, dudo que sería como tú —explica—. En realidad, no creo que otros chicos sean como tú.
Puedo sentir el aroma de su shampoo cuando muevo mi rostro tan solo un poco. — ¿Sacados de los noventa con ataques de pánico?
Ella no responde a mi comentario un poco despectivo sobre mí, mantiene el silencio por un momento. —No.
Es todo lo que dice y creo que no hace falta que diga más.
Si esto fuera una película supongo que sería el momento correcto para intentar ponerle nombre a mis sentimientos por ella y dejar que mi corazón fuera honesto. Pero no lo es y no quiero hacer nada que la haga sentir incomoda, que se sienta obligada a poner distancia entre nosotros de nuevo.